Víctor Visa.

Gota y Pigmento viven en un lugar llamado Lienzo donde se sienten discriminados por ser diferentes. Este es el punto de arranque de Diverso, cuarto libro de la colección ilustrada de la editorial valenciana Barlin Libros. Como en las anteriores entregas, un solo color, en esta ocasión el amarillo; y una temática social con un punto de vista crítico, esta vez la igualdad y la tolerancia. Otro rasgo común es que el propio editor, Alberto Haller, firma siempre el guión. En cada ocasión con una compañía diferente en los dibujos. Víctor Visa es quien se encarga en esta obra que reflexiona sobre la diversidad y la inclusividad, que huye de enfoques archisobados y que se muestra optimista ante el futuro. Hablamos con él.

¿Cómo fue el trabajo con Alberto Haller?

Trabajar con Alberto fue muy sencillo, muy fluido. Desde que decidió que me iba a encargar yo de las ilustraciones tenía bastante claro cómo quería que fuese el libro. Se imaginaba muy bien cada página. Eso sí, hablamos y fuimos intercambiando ideas, cerrando cada página, adaptando mi estilo. Él no quería influenciame demasiado para que yo dispusiera de total libertad creativa

Diverso es un álbum ilustrado sobre la igualdad y la tolerancia. ¿Qué ventajas crees tiene (de cara a hacer más extensible su «mensaje») utilizar la ilustración para ello?

La ilustración es un lenguaje universal que todo el mundo puede entender y más en un álbum de este estilo, en el que el texto es casi anecdótico, acompaña a la imagen y no al revés. De esta manera empatizas totalmente con la obra porque realmente la historia la acabas de construir tú con tu interpretación de la propia imagen. En Diverso las imágenes son muy interpretativas, tienen algo de poesía y cuentan cosas, pero son muy abiertas y eso provoca que quien lo lea lo complete. Y aunque tiene una historia concreta, con un hilo discursivo y un guión cerrado, en las ilustraciones ocurren cosas que es el lector el que está acabando de crear la historia. Eso hace que empatices mucho con la misma.

¿Cómo fue tener que ceñirse al amarillo como único color (más allá del blanco y del negro)?

Yo soy muy colorista en mi obra, el color tiene mucho protagonismo, pero conocía la colección de ilustrados de Barlin y sabía que los libros son en bitono. Quería que fuera el amarillo porque ya había trabajado con él y con el negro y me gustó mucho, aunque hay cierto riesgo porque hacen una unión como de peligro, de atención, se utiliza mucho en la señalística para advertir. Pero el amarillo, además, tiene una vibración que es maravillosa. El amarillo primario brilla mucho y tiene una intensidad que en impresión queda muy bien. A mí me gusta mucho.

¿En qué crees que el amarillo beneficia narrativamente hablando?

Narrativamente hablando es muy potente. Sintetiza mucho la imagen y más en esta historia que contamos donde el color y su disposición es la característica principal del libro, es lo que está contando la historia. En colores no se podría haber contado así, habría que haberlo hecho de otra manera.

En el libro, como suele ser habitual en tu obra, aparecen los lugares comunes, las masas de gente, los comportamientos humanos, animales…, pero da la sensación de que todo un poco más diluido de lo normal, algunos personajes de fondo incluso aparecen esbozados (en comparación con otras obras tuyas), como si estuvieran al servicio de la historia.

Es algo que no puedo evitar, todo esoq ue citas está siempre en mi trabajo, es algo que me interesa mucho. Estas sinergias humanas que nos llevan a comportanos a todos juntos como bandadas de pájaros. Pero en Diverso hay unos protagonistas, aunque toda la gente de fondo tiene un papel muy importante en la historia, esa masa de gente que discriminan y hacen sentir solos a los personajes principales es necesaria, como dices, están al servicio de la historia.

¿Lo dibujaste siguiendo el orden narrativo del libro o ibas haciendo cada doble página según tenías más claras las ideas?

Dibujé siguiendo el orden narrativo del libro. Había páginas que sabía que me iba a divertir mucho haciéndolas y estaba deseando llegar a ellas. Pero me ordena mucho la cabeza trabajar siguiendo la historia, me la voy creyendo a medida que la voy dibujando y va creciendo hacia el final.

¿Descubriste, durante la elaboración del libro, algo nuevo de tu faceta como ilustrador que desconocías o no te habías planteado nunca?

Sí, y fue algo que me tuve que plantear. Yo soy muy orgánico en mi estilo. Como contaba antes en la pregunta sobre el color, soy muy colorista, trabajo mucho con la mancha, dibujo muy poco, pinto… pero las características de este álbum me pedían dibujar, no podía pintar porque por cuestiones técnicas el color lo tenía que meter después por ordenador. Los dibujos y los personajes tenían que ser muy transparentes o estar vacíos, tenía que ser más determinante en la línea para luego poder rellenar con el color que me iba guiando el guión, valga la redundancia. Me tocó dibujar mucho, ser muy claro, a veces contenerme… me descubrí más como dibujante que como pintor.

Entre tus trabajos más recientes están las campañas para el Escalante o la Plaça del Llibre o, a través de Estudio Quemadera,  una falla. ¿Te estimula abordar nuevos soportes?

Tanto 2021 como lo que llevamos de este año están siendo muy buenos de trabajo. Me han permitido tocar otras disciplinas como el diseño con el tema de la cartelería o las imágenes que van a estar en la calle con impresiones de gran formato. Estoy trabajando con la diseñadora Cristina Pérez, de la que estoy aprendiendo un montón, está siendo muy enriquecedor.

Y lo de Estudio Quemadera viene de famnilia. Estoy con mi primo. Él es arquietcto. Su padre y el mío, siempre se han dedicado a hacer fallas. Y ahora estamos nosotros desde este año con el taller. Plantaremos nuestra primera falla, en Leones – Poeta Más i Ros. Y está siendo apasionante. Cambiar el formato, el 3D, la escultura…, intentar hacer algo contemporáneo sin dejar lo que es la estructura tradicional de la falla con su narrativa.