Para Que no te me olvides 01

1.- Lo peor de desayunar fuera de casa son las frases de los sobres de azúcar que parecen escritas por González Pons, que los cruasanes sean prefabricados y que la radio o la tele estén tan altos que uno no pueda hablar consigo mismo. Cuando nada de eso ocurre, la felicidad puede ser infinita. Yo estoy a favor de la felicidad. Me hace gracia cuando alguien dice que está sobrevalorada. Hay gente que habla de ella como si lo hiciera de la última película de Almodóvar. Gente que nunca es feliz, ni quiere serlo, pero que son auténticos expertos en la materia. A mí si me dan a elegir prefiero estar contento que triste. Como dijo Rafael Azcona, la risa es el mejor aliento. Y mientras haya que respirar para seguir con vida, llamadme caprichoso, pero seguiré haciendo caso al maestro.

2.- Dice la RAE que la risa es el «movimiento de la boca y otras partes del rostro, que demuestra alegría». Ayer hubo muchas risas y mucha alegría por algo que pasó anteayer. El lunes, para los más despistados. La Mostra de Teatre de Barcelona fallaba sus premios. «Para que no te me olvides» ganó el de mejor espectáculo por votación popular y Pau Gregori el de mejor actor por su participación en la obra. Es un montaje que ha merecido mejor suerte en esta ciudad. Pero quien sabe si a rebufo de estos galardones tendrá una nueva oportunidad con mayor continuidad. Los primeros que saldrían ganando serían los espectadores. «Para que no te me olvides» es el sincero, valiente y sentido homenaje de Guadalupe Saéz a su padre fallecido. Una empresa muy difícil que superó con matrícula. Cuando se reestrenó en la Sala Ultramar, apunté, precisamente, que estaba llena «de humor, de muchas risas, de alegría, pero no de ese humor negro que hubiera sido excesivamente predecible, sino de ese otro humor vitalista y sincero con el que se suele recordar a las personas fallecidas, pocas horas después de haberse marchado para siempre».

3.- No se vayan todavía que aún hay más. Más motivos para guardar el ceño fruncido en la despensa bajo llave. Ahí está la revista Saó que ya suma 400 números. Lo celebran con una portada especial realizada por el pintor Antoni Miró y dedicando su Quadern central a los cambios que ha experimentado la sociedad valenciana en los últimos cuarenta años, con artículos de Francesc Martínez Gallego (especialmente recomendable), Rosa Solbes,  Josep Lluís Albinyana, Julio Ciges y Miquel Nicolás. Que la revista «hija del Vaticano II y de «Nosaltres, els valencians» siga llegando, cada mes, a sus puntos de venta es motivo suficiente para alzar las copas, teniendo en cuenta los tiempos que vivimos. Los que quieran acompañarles en el brindis y la alegría lo pueden hacer esta misma tarde en el Aula Magna de La Nau. Mesa redonda, documental y actuación de Pau Alabajos. Sean felices.