1.- Si algún ser de otro planeta estuviera observando la Valencia cultural de los últimos años llegaría a la conclusión de que solo han existido dos artistas en esta ciudad. Y, curiosamente, a cada uno de ellos le suele rendir tributo un lado ideológico del cap i casal. A un lado, el pintor Joaquín Sorolla. Al otro, el poeta Vicent Andrés Estellés. Si se hiciera un recuento de las muestras, homenajes, libros, discos, performances y mil formatos más imaginables (o no) existentes, que han protagonizado ambos, se llegaría a la conclusión de que solo falta por organizar algo conjunto de los dos. Una exposición sobre Joaquín y Vicent. Sería la madre de todas las exposiciones. Sorolla murió en 1923 y Estellés nació un año después, pero nada es imposible en esta ciudad. Que, ¡ojo!, no digo que no merezcan esos reconocimientos, pero estaría bien, de vez en cuando, encontrarse con otros nombres a reivindicar. Pero, claro, eso igual supone un trabajo extra que no todo el mundo puede, quiere o le dejan realizar.
2.- María Vázquez es una de las actrices más eléctricas que hay en este país. Aparece en una serie, sale en una película o se sube a un escenario y es como si apretara un interruptor en mi cabeza. La semana pasada estrenó «Femenino singular» en el Teatre Talia (del 28 de enero al 1 de febrero prosigue la obra) y volvió a hacerlo. Cuatro actrices comparten su experiencia sobre el hecho de ser madre. Ellas mismas han escrito los textos, pero a la hora de interpretarlos han cambiado los papeles. María se encarga de los de Marta Belenguer (Carolina Solas y Lucía Jiménez completa el cuarteto, al que se une Jorge Muñoz) y los eleva a la máxima potencia. Unos textos llenos de vida y humor, mala leche y mucho destape interior. Hacen falta más obras así, en las que se dicen las cosas claras, con nombres y apellidos, como cuando Belenguer rinde cuentas con Alejandro Jornet. Vayan a verlo.
3.- Este fin de semana se presentó un nuevo número de la revista Bostezo en La Llimera. El 10. Cifra redonda que abre un pequeño paréntesis en la publicación que espero no sea muy extenso. Hubo aceitunas, papas, cacaos, vino y actuaciones marca de la casa. Por cuestiones aperitiveras solo pude presenciar la primera. El gran Jesús Ge volvió a estar magistral y estrenó un poema a la mayor gloria de todos lo que estos días han sido Charlie Hebdo. Jesús Ge debería tener una sección diaria en un programa de televisión. En un talk-show de esos en los que el humor y las entrevistas son los protagonistas. Sería genial para cerrarlo cada noche. No puedo imaginar una mejor manera de irse a dormir. Regalo la idea para el que se encargue de reabrir Canal 9. Aunque algo me hace pensar que se quedará en el limbo. Y que si la televisión autonómica vuelve a emitir será tan predecible (y no me refiero a cuestiones ideológicas) como aburrida. Podría aventurar una primera parrilla y estoy seguro que haría pleno hasta con el nombre de los presentadores.