1- Escribe Enrique Ballester en uno de los artículos recopilados en el magnífico Otro libro de fútbol (Libros del K.O.) sobre el placer de esperar a que ocurra algo. Un concierto para el que se tienen entradas, una final de Copa. Que lo mejor es pensarlo, la previa. Después de unas semanas pródigas en adelantos de programaciones y de proyectos culturales en València, bienvenidos sean, empecé a sospechar que lo que contaba Ballester es el modus vivendi actual del sector profesional en la ciudad. Confiar en lo que está por venir, escondiendo la incertidumbre en el congelador y cerrando los ojos, por unos minutos, al hoy. Lo preocupante, sería una mezcla de alta graduación y riesgo, es si se acaba convirtiendo en la nueva normalidad cuando recuperemos la vieja. Añoramos aquellos días como el que echa de menos el primer disco de su grupo favorito. Olvidando (o no) que antes del coronavirus la cultura hacia crol en la piscina de la precariedad. Que si ahora está tiritando no es porque la covid-19 abriera la ventana y vaciara la nevera, sino porque por la junta de aislamiento se filtraba el aire y los tomates tenían moho. Cuando todo esto pase, lo ideal no sería volver a ese primer disco y reeditarlo con caras b de singles y tomas alternativas, sino procurar que quienes lo grabaron puedan comer tomates… sin moho.
2- Este año no tendremos fallas, pero tendremos a Raúl Cimas. Será del 12 al 14 de marzo en el Olympia. El lamentable circo de Raúl Cimas y la Orquesta del Pirata. El título suena a ochentero tardío, pero pinta bien. Si está Cimas nunca se sabe lo que puede pasar. Por eso la sinopsis del espectáculo no da pistas. Hay veces que es mejor ir a los sitios sin saber nada. A un show de humor, a una comida, a Ikea. Siempre hay tiempo para arrepentirse después. Con él ocurre lo contrario. Quien le sigue, por ejemplo, en Late Motiv (Movistar) seguro que asiente mientras lee esto. Hace unos años, Cimas publicó su primer libro, Demasiada pasión por lo suyo, en Blackie Books, y le entrevistamos vía mail. También intentamos otra cosa, pero no salió. En aquella conversación, hablando sobre la comedia, dijo que a él «si me hace reír sin humillar a nadie, me vale». Doble mérito lo suyo, sin duda.
3- Los Radiadores tienen vídeo nuevo. Sacaron disco, Bailes de verano, en febrero de 2020. Un mes antes de que dejáramos de bailar. Ahora, un año después, la canción en la que el título del álbum es un verso, Voces en mi cabeza, vuelve en formato audiovisual. Con un arranque videoclubero, el clip de S.D. Williams nos traslada a «un centro psiquiátrico de Arkham, donde los miembros del grupo están encerrados e intentan escapar por todos los medios de las voces que suenan en sus cabezas a golpe de rock´n´roll». Con la proliferación de vídeos montados a partir de imágenes de películas o similares, es de agradecer que en este caso sea old school, fruto de un rodaje, con su argumento, localizaciones, personajes… El disco, por cierto, lo podéis comprar en vinilo en la web de su sello, Bonavena Música, además de en las tiendas de siempre.