Trini Reyes habría nacido en Ondara si una terrible crisis económica no se hubiera cruzado en el camino de su familia. Corría el año 1920 y uno de sus abuelos y los que después serían sus padres emigraron a Estados Unidos. El destino quiso que la pareja que, parece ser, apenas se conocía en su pueblo, se enamorara en Nueva York.
Claro que si Trini Reyes hubiera nacido en Ondara dificilmente habría actuado en las mejores salas norteamericanas ni en Cuba, tampoco habría compartido escenario con Carmen Miranda, imposible que fuera invitada a The Ed Sullivan Show o que sustituyera a un Frank Sinatra en horas bajas en varios shows.
Y todo eso (y más) ocurrió, tal y como se cuenta en el libro «D’Ondara a Broadway. L’excepcionalitat de Trini Reyes» (Edicions 96) del periodista y escritor Jovi Lozano-Seser. La historia de una mujer que con su baile cautivó a los espectadores del otro lado del charco y alcanzó la fama. Reyes se codeó con lo más granado del espectáculo, de Ingrid Bergman a Xavier Cugat, pasando por su amiga Lena Horne, Cantinflas, Dalí, Nat King Cole o Sammy Davis jr. Su nombre lucía en los paneles que anunciaban las actuaciones. Era una estrella absoluta. Incluso el cine le tentó antes de su retirada definitiva. «El baile de los locos», de Stanley Kramer, podría haber sido su primera aventura en la gran pantalla, pero ella acabó rechazando la oferta. Se casó, se retiró y acabó viviendo en Benidorm, donde aún hoy en día reside, con la misma humildad que le caracterizó durante su exitosa carrera. Ese rasgo, precisamente, es lo que más interesó a Lozano-Seser. «La coherencia de decidir retirarse en el punto álgido de su carrera y no volver nunca más al mundo del espectáculo. Sin demasiadas nostalgias ni arrepentimientos. Después, también me interesaron cosas curiosas como su valenciano impecable pese a haber nacido en Nueva York y ser totalmente estadounidense. En ella hay contrastes que me interesan mucho».
La figura de Trini Reyes no era muy conocida en Ondara. O al menos lo que debería serlo. Es por ello que el libro está colaborando a hacer visible su fulgurante carrera en la meca del espectáculo. «De Trini Reyes tenía únicamente la referencia de mi madre, quien me había hablado de ella en alguna ocasión, pero sin demasiados detalles. En general, en Ondara sólo la conocen personas de una determinada generación. Fue realmente Vicent Ortuño, compañero de trabajo e investigador local, quien me aportó más información y quien consiguió contactarla ya personalmente. Él coordinó las entrevistas con la artista, así como materializó la idea de trasladar el proyecto al papel. En el imaginario local era un poco una leyenda. Totalmente desconocida, eso sí, para generaciones jóvenes. El libro y los homenajes que le hemos dedicado espero que contribuyan a la valoración de su carrera», apunta Jovi.
En la biografía de la artista se suceden nombres que han pasado a la historia del cine o la música en mayúsculas, como por ejemplo Ava Gardner («Me hizo gracia cómo la describía: sin maquillaje, apasionada y vulgar al mismo tiempo, cuando llegaba a alguno de sus shows»), el ya mencionado Frank Sinatra («Está la anécdota que Trini corrige respecto al hecho de haber substituido a Frank Sinatra en el auditorio de Saint Louis: «No, no, yo nunca podría reemplazar a alguien tan grande. Mi espectáculo se programó cuando él cogió depresión y no tenía garantizado el público»») o los fabulosos Hermanos Marx con los que se fue de gira («Tuvo mucho contacto con ellos. Explica que Groucho dejó de girar con sus hermanos porque veía más futuro en la televisión. Incluso valoraba más la televisión que el cine. Las giras le sabían a poco»).
Trini Reyes tiene en la actualidad más de ochenta años, pero no ha perdido ni un ápice del glamour que le llevó a triunfar en los mejores escenarios (Waldorf Astoria incluido) estadounidenses. «Como periodista he entrevistado a artistas, sobre todo nacionales, que con sólo una película, o una serie, te miran con pereza cuando les entrevistas. El talento está también en esos detalles, en no ser una petarda rematada. La antítesis de Trini Reyes que, en el esplendor de sus 83 años, irradia mucho glamour. Cuando te cuenta los miedos y la timidez de Judy Garland, cuando llora al recordar a su gran amiga Lena Horne, cuando te cuenta cómo ella y su madre seguían a Marlene Dietrich en el hall de un hotel…«, explica Lozano-Seser. Genio y figura.