Mar Benegas. foto: Yago Benegas.

Mar Benegas es escritora, poeta, especialista en animación a la lectura, realiza cursos y conferencias, trabaja en escuelas, centros de profesorado e innovación pedagógica, colegios oficiales y asociaciones profesionales de bibliotecarios, universidades, fundaciones y otras instituciones. Para personas adultas y público infantil. También es directora de JALEO (Jornadas de Animación a la Lectura, Escritura y Observación). Las palabras, el lenguaje son, pues, su especialidad.

Cinco libros publicados con una pandemia de por medio.

Fue una sensación extrañísima recibir, mientras estábamos encerrados en casa, la caja con los libros, que siempre es motivo de celebración y fue más bien tristeza. Una vez llegó la desescalada y la gente se volcó en reactivar librerías (qué maravilla de respuesta, a veces la humanidad hace cosas hermosas como esta), los libros que han llegado han tenido una acogida estupenda pero esa sensación de tener un par de libros ensombrecidos por el mal momento en el que nacieron, confinados, sigue estando presente.

La mayoría de las editoriales han bajado la producción en más de un 50% durante este 2020, eso provocará un montón de libros retrasados. Yo misma he tenido varios retrasos que se quedarán, imagino, para 2021. Espero que estos atrasos y los meses de parón no sean tan catastróficos para librerías y editoriales como podría intuirse, porque es cierto que, a la vez, también ha habido una cadena espontánea de solidaridad y sensibilización, por parte de las sociedad, con el mundo de la cultura, #culturasegura que llena teatros y anima las ventas en librerías y tiendas de barrio.

¿Cómo ha afectado el covid a tu trabajo?

El confinamiento me/nos pilló en la temporada de más actividad: mes de la poesía, mes del libro y todas las ferias programadas. Algunas internacionales, pues este año estaba invitada a la FIL de Oaxaca-México. Teníamos, también, el programa de JALEO en marcha y una agenda repleta de actividades y viajes… Ha sido un desastre, como en tantos sectores y colectivos, pero creo que la cultura es especialmente vulnerable. Y bueno, nosotros tenemos una escuela virtual funcionando desde 2013 por lo que estábamos adaptados a la virtualidad antes de esto,incluso usábamos Zoom y Webex, esos grandes amigos de las vídeconferencias, pero me consta que muchas familias como la nuestra, con dos trabajadores autónomos de la cultura (actores, escritores, narradores…) se quedaron sin nada y siguen sin recuperarse.

Eso a nivel estrictamente económico, luego está el nivel humano o emocional. Es una situación extraña de hacer sesiones (las poquísimas que tenemos) con mascarilla, los niños y niñas con sus mascarillas, sin poder tocarse y cierta parálisis (como si esa nueva distancia, la falta de contacto y no ver la expresión unido a los meses de confinamiento les hubieran pasado factura), se nota una cierta falta de reacción. Pero, por otra parte, una necesidad humana y real de vivir otras cosas, unas ganas gigantescas de belleza y juego, del mismo modo que durante el confinamiento el arte nos salvó ahora existe esa necesidad de restaurar el daño. La palabra, la poesía, los libros… los encuentros se han convertido en experiencias extraordinarias que hacen que las infancias olviden un poco esta pesadilla, es una pesadilla una escuela de mascarillas y distancia social, de falta de contacto. Es más necesario que el pan, y eso, las poquitas sesiones presenciales pero también las virtuales que estoy teniendo con los niños y niñas se nota: ese brillo en los ojos, ese silencio, esas risas, esos aplausos más largos y emocionados.

¿Cómo gestionaste tanto tiempo libre como tuvimos cuando el confinamiento, posiblemente una situación ideal para una persona creativa, pero por otro lado con el temor y la realidad de ver cómo tu trabajo exterior quedaba totalmente paralizado?

Por un lado intenté tragarme aquel sapo, imagino que como todas las personas, buscando la manera de poder sobrellevar aquello (escribiendo, en mi caso, y leyendo mucho) y, por otra parte nos volcamos y centramos en nuestra escuela: lanzar cursos y actividades para acompañar a las familias, grabar vídeos… Y, también, limpiar la casa y salir al jardín, aunque lloviera, porque, además, fue la primavera más fría, lluviosa y gris que recuerdo en mi vida, ¿no?

Hablemos de algunos de los libros. ¿Qué estará haciendo? llegó a las librerías justo dos días antes del confinamiento.

Como todos los libros de esa colección, es un juego. Es mi manera de llevar mi concepción de libro en la primera infancia, el lenguaje, la poesía tradicional, los juegos… al formato libro. Las solapas, las sorpresas, los despleglabes, troqueles, pop-up o incluso espejos… todos los libros de Masupiflap nacen de esa idea. Mezclar el juego poético, tan presente en las primeras edades, con el objeto libro, aunar versos que beben de la poesía tracional con las maravillas que pueden hacerse con los libros a día de hoy.

¿Qué estará haciendo? es un juego de doble solapa donde se presentan dos situaciones por página que, según levantas las solapa que corresponde, aparece la escena correspondiente. Rima y juego, asomarse y descubrir lo escondido, como la poesía, como el juego, como la infancia: jugar, cantar y descubrir.

Firmas el texto y las ilustraciones son de Miguel Ordoñez. ¿Se puede hablar de trabajo conjunto, se establece algún tipo de relación entre vosotros o a partir de tu texto él elabora sus dibujos?

En general no, en general el trabajo de edición de los libros ilustrados pasa por elegir y buscar a la persona que ilustre, según el texto, estilo, tipo de libro… Es cierto que algunas editoriales sí me preguntan y puedo participar de esa búsqueda, pero, en general, el trabajo de ilustración del libro corresponde a la lectura personal del texto y su interpretación y elaboración.

A veces he trabajado en diálogo con las imágenes, como hicimos en el libro Las niñas o cómo suceden las cosas, con Rocío Araya. O ahora mismo, que estoy trabajando a partir de las maravillosas imágenes de Dulk, para una exposición que verá la luz en marzo 2021 en la ciudad de València, en el CCCC. Dulk es el artista elegido para hacer la falla institucional este año y, además, está preparando una exposición brutal sobre L’Albufera para el Museo del Centre del Carme (CCCC), y tengo la suerte de que el artista me haya pedido una colaboración para hacer el texto, me ha salido una historia de genésis, con toque de leyenda y mito, que irá en el catálogo. Espero que alguna editorial se interese y se convierta en libro. En este caso el proceso de trabajo ha sido diferente y yo he escrito sobre sus imágenes, normalmente es al revés. Tras hablar con él, ver los bocetos y que me contase, he trabajado a partir de sus imágenes, teniendo muy presente la esencia e idea que subyace en la exposición. Ha sido un reto y un regalo poder trabajar así, la verdad.

Mordiscos y bocados salió en septiembre de este año.

Mordiscos y bocados es otro de los libros de Marsupiflap, también para prelectores, en esta ocasión lo que se descubre es quién ha mordido sus páginas, todas troqueladas y llenas de agujeros. Con el juego de la rima vamos descubriendo qué animales han mordisqueado las páginas del libro.

Lo escribí pensando en el libro acabado. Eso lo hago mucho y, para mí, es una manera de trabajar, pensar el libro como objeto, y pensando, por supuesto, en esa edad (0-6, pero sobre todo 1-3 años) que los bebés descubren el mundo a bocados, todo se lo llevan a la boca. Viven el mundo a mordiscos. Me pareció un buen guiño un libro que se acerque a esta manera tan peculiar de «ver» el mundo.

En esta ocasión las ilustraciones las firma Susie Hammer. Es curioso que en tus últimos tres libros para Combel, las ilustraciones sean de tres autores distintos.

Como te decía antes, eso depende de las editoriales, a veces sí coincido con el mismo autor o autora en distintos libros. Y no, no conozco quién ilustrará el libro antes de escribirlo, muchas veces ni si quiera sé si será libro algún día (risas).

¿Qué es para ti Mordiscos y bocados?

Mordiscos y bocados, como todos mis libros escritos para niños y niñas de cualquier edad, es mi manera de pensar la infancia. Tengo la suerte de poder poner en práctica y compartir mis libros con ella, con la infancia, y eso me hace seguir pensando qué cosas me gustaría contarles y cómo, según la edad del grupo y el diálogo que establezco con él, van creciendo mis lazos y el intercambio. Observo y comparto, de esta manera voy construyendo mis libros. Mordiscos y bocados, como el resto de mis libros, es mi manera de ponerme de parte de la infancia, de su lado.

Repites escritura en verso y protagonismo animal como en ¿Qué estará haciendo?.

Sí, como te decía antes, para prelectores suelo usar la rima casi siempre. Los animales son otro tema importante. Tienen que ver con la construcción simbólica de la realidad en los bebés, la subjetividad y, en el caso de la rima, la entrada en la autopercepción, el lenguaje y, por supuesto, el pensamiento. De cero a seis años el lenguaje, y la relación con el mundo, está coronado, bañado y acompañado por la música y el ritmo de la rima.

En Corazón de pájaro formas tándem con la ilustradora portuguesa Rachel Caiano. En este caso las ilustraciones  juegan un papel distinto que en los otros libros, como si aquí (por tu texto, por la edición /encuadernación del libro,…) fuera más necesario que crearan una atmósfera que acompañara a la lectura. En este sentido, ¿tu trabajo con ella fue diferente que en los anteriormente mencionados?

Sí, sí, aquí se ve eso que te comentaba, cada autor pone su parte y, la ilustración cambia, por supuesto, según el texto, pero también según la editorial y, por supuesto, según quien ilustre.

Queda claro, al compararlos, cómo cambia la ilustración según el texto y esa interpretación de la autora y la manera de hacerlo suyo. Además a partir de una traducción, el libro salió también en Portugal. Efectivamente, el texto es más largo, para niños y niñas más mayores, y la elaboración estética del libro cambia acompañando al texto y creando, como dices, esa atmósfera. El trabajo con Rachel fue igual que en los otros, ella trabajó directamente con la editora y yo vi el proceso cuando estaba bastante avanzado.

El libro cuenta con una Guía de lectura del final.

Sí, la guía la escribí yo a petición de la editora. No es una guía de lectura al uso, más bien es una guía de lectura poética también.

Más allá de esa Guía, ¿buscaste cierta interactividad con quien lo vaya a leer, por ejemplo en los Métodos para buscar otros poetas que aparecen en el libro?

No, no pensé en la interactividad, Corazón de pájaro es una historia, delicada y poética, sobre el descubrir la vida, la poesía y el amor. La relación con el lenguaje, con la poesía, la inquietud de buscar nuestro lugar en el mundo, sobre dejar atrás y echar de menos. Sobre esa sensación de no saber ubicarnos ni qué hacer con aquello que sentimos, esa búsqueda que muchas veces nos conduce a otras búsquedas pero nunca a un destino concreto.
La historia nace de la necesidad de contar, de preguntarme cosas en relación a mi propia búsqueda, que el lector se apropie de ella o interactúe con el texto es uno de los regalos de la escritura.

La protagonista escribe su primer libro para contestar algunas preguntas imposibles. ¿Para qué escribió Mar Benegas su primer libro y para qué sigue escribiendo?

Ay, pues yo creo que va a ser por lo mismo, la verdad. Buscar respuestas, entenderme y entender el mundo. La poesía me permite iluminar esas zonas más oscuras, las que tengo adentro pero también me permite iluminar las sonrisas, encender la curiosidad y el asombro en la infancia. Por eso escribo, por eso sigo escribiendo.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Muchos libros han quedado parados este 2020 y otros que sigo tramando y escribiendo, tengo proyectos cerrados hasta 2022, de momento seguiré dando la tabarra (risas).

Los otros dos libros publicados por Mar Benegas durante la pandemia, también protagonizados por animales, son Oso y Ratón (y el mar que no existía), con ilustraciones de Cinta Villalobos y La fiesta de la araña, con Arancha Perpiñán.