Eikyo

Foto: Eva M. Rosúa.

¿Quién no tiene un amigo que se declara fan acérrimo de Japón? En los últimos años se ha producido un «boom» de todo lo relacionado con aquel país. Sin embargo, en la mayoría de los casos, abundan los lugares comunes: el manga, el sushi, Murakami, Shibuya, los cachivaches electrónicos, los restaurantes japoneses o con algo de suerte, Natsume Soseki. Que sí, que algunos de estos «símbolos» (por llamarlo de alguna manera en conjunto) pueden ser representantivos e, incluso, proporcionar unos buenos minutos de diversión, pero no deja de ser una visión del país nipón que se queda en la superficie.

Algo así debieron pensar Eric Gil y Natalia Sanz cuando decidieron crear Eikyô. Influencias Japonesas, una revista con la que difundir y explicar la cultura nipona en el sentido más amplio del término. De periodicidad trimestral y, como ellos mismos afirman, de diseño ocidental y contenido oriental, la publicación profundiza tanto en las tradiciones de aquella nación como en su vertiente más moderna.

El número 11 salió a la calle coincidiendo con la llegada del otoño y como es costumbre en Eikyô abundan los contenidos suculentos que multiplican el interés por el país asiático. En el apartado referido a las costumbres japonesas destaca el interesante artículo firmado por Horacio Curti sobre el shakuhachi, un instrumento, similar a la flauta, que en sus orígenes tuvo una función religiosa o espiritual y cuyo uso para otros menesteres más lúdicos estaba penado. Afortunadamente esa situación ya fue superada.

"Kinoe no komatsu" (1814) de Katsushika Hokusai.

«Kinoe no komatsu» (1814) de Katsushika Hokusai.

Muy sugerente es el perfil que traza Ricardo Bru sobre el shunga, el explícito arte erótico (o sexual, más bien) japonés que surgió a finales del siglo XVIII. Piezas que seguramente hoy en día alarmarían a esas mentes retorcidas que dicen velar por la moral de todos. Y realizadas por autores como Katsushika Hokusai, más popular por su obra «La gran ola de Kanagawa», que tantas veces hemos visto reproducida en libros o láminas.

Un extenso reportaje sobre el japonismo (aprovechando una exposición en el Caixa Forum de Barcelona y Madrid), escrito por Diana Rossell, desvela la fructífera relación del arte japonés con España (y toda Europa), motivado por la apertura del país, a partir de 1868, coincidiendo con el periodo Meiji. Una influencia que se reflejaría en obras pictóricas, pero también en imágenes para la publicidad o vestuario para el teatro.

Portada_1EikyoPero no sólo de tradición y tiempos remotos (los yokai tienen sección propia) vive Eikyô. También hay una mirada al Japón actual, como la muestra fotográfica de Gerard Boyer bautizada como «Toshibu», un trabajo que recoge instantáneas realizadas en Tokio, Kioto y la isla de Miyajima, en las que parece detenerse el tiempo e invitar a la contemplación infinita.

Hay espacio, también, para la recomendación de películas, restaurantes, libros, mangas, animes, tiendas, recetas (el chawanmushi, en este número)… Los más habilidosos podrán dar rienda suelta a las manualidades con el origami (diseñado por Natalia Sanz) de un tanuki. Un sinfín de contenidos entre los que cabe destacar la entrevista con Wataru Koike, un artista gráfico que vive a caballo entre su país de origen y Cataluña; y el artículo sobre Shugo Tokumaru, músico de ensoñadoras melodías y alumno aventajado como Cornelius y Pizzicato Five.

Son algunas muestras de lo que os podéis encontrar si os perdéis entre las páginas de la revista. Cualquier aficionado a Japón, o en definitiva cualquier humano con algo de curiosidad, encontrará motivos suficientes para sentarse y disfrutar de la lectura. Vayan a la Librería Dadá (único punto de venta de Eikyô en Valencia) y por sólo 4 euros llévense Japón a sus casas.


Logo_dadaMuVIM Guillem de Castro 8. 46001 Valencia Telf: (+34) 963 515 138 www.libreriadada.com