Soy Rafa Cervera, periodista y escritor. Me obsesiona mantener el equilibrio entre lectura y escritura. La lectura es un potenciador de emociones e ideas, y la escritura es una bestia hambrienta. Me angustia la idea de repetirme y más aún la posibilidad de no evolucionar como lector, escritor o persona. Estoy coordinando un festival homenaje a Lou Reed en el décimo aniversario de su muerte, Perfect Days, que se celebrará en Rambleta entre los días 26 y 29 de octubre, con conciertos de Luna, The Standby Connection, Metal Machine Musics, charlas, una exposición y una pinchada de las Hits with Tits. Esto coincide con la publicación de The Velvet Underground, etc, (Cúpula), una biografía que he abordado como si escribiera una novela pero sin olvidarme de que se trataba de un ensayo..
¿Somos los que leemos?
Los libros son espejos en los que nos queremos mirar. Me gustaría pensar que en la composición de lo que soy hay poemas de Gil de Biedma o párrafos de novelas de Iris Murdoch o Chirbes. Yo creo que leemos para ser otros. Tal vez sea más real decir que somos lo que oímos porque nuestro vínculo principal con la música es inmediato. La literatura genera emociones a través de la comprensión y aceptación de las palabras y por eso, precisa de algo más de tiempo.
Un libro de tu infancia:
No recuerdo ningún libro de mi infancia, y eso se debe a que leía sobre todo tebeos. Mi imaginación se alimentaba de Pumby, Mortadelo, Tio Vivo, Don Miki… Y también de la serie Joyas Literarias Juveniles que sacaba Bruguera. A Verne, Salgari y Twain los descubrí así, y seguramente también a Dickens.
Un libro de tu adolescencia:
Cien años de soledad. No sé si me lo impusieron para hacer un trabajo en clase de literatura –estando en BUP- o lo elegí yo. Fue mi introducción a un universo literario distinto a todo lo que podía haber conocido hasta entonces.
Un libro de tu juventud:
La música y los libros fueron mis grandes aliados durante los meses que pasé haciendo el servicio militar. Cualquier cosa que leyera entonces tuvo un impacto especial en mí, como si me estuviese ayudando a crear un campo de protección ante una realidad que se esforzaba por embrutecerme. Los mitos de Cthulhu, y otros libros de relatos de Lovecfraft; Escucha, hombrecito, de Wilhelm Reich y Pájaros de fuego, de Anaïs Nin son los tres que recuerdo con mayor claridad. Sobre todo, el de Nin, porque me resultaba muy excitante y parte de esa sensación estaba unida al hecho de que aquello lo escribiera una mujer.
Un libro actual:
El país de los otros, de Leïla Slimani. Cuenta la historia de una mujer occidental viviendo en el Marruecos previo a la independencia. En un momento dado la voz narradora hace esta descripción que me parece acertadísima y muy necesaria: “Sostenían un discurso grandilocuente, henchido de ideales, y con tanta retórica habían agotado en ellos cualquier forma de humanidad”.
Un libro de siempre:
El guardián entre el centeno. Al igual que millones de lectores de muchas generaciones, siento que ese libro soy yo.
Un libro por leer:
Lecciones, el nuevo de Ian McEwan, que fue un regalo reciente de unos amigos. Y también el ensayo de Agustín Fernández Mallo, La forma de la multitud. Entrar en el mundo literario de Agustín siempre es una experiencia que exige tanta atención como recompensas proporciona.
Un libro que no pudiste acabar de leer:
Varios en los que la voluntad de experimentar apenas deja asideros para un lector de mis características.
Un libro que te gustaría haber escrito:
Cualquiera de los de relatos de Paco Inclán o de las novelas de Rafa Lahuerta.
Un libro que te gustaría que existiera:
Me gustaría haber escrito mi próximo libro de ficción porque me habría quitado de encima esta sensación de que no tengo nada más que decir.
Tres cosas que te gustan más que leer:
Lo que más me gusta en el mundo es no hacer absolutamente nada, solamente dedicarme a mirar y pensar. Escuchar música también me encanta. Estar con mis amigos y amigas, a ser posible en grupos reducidos.