Vicent Baydal. Foto: Eva Mañez.

Vicent Baydal es historiador, divulgador, escritor y editor en Llibres de la Drassana.

¿Somos lo que leemos?

Totalmente. Los que leen historia todo el día normalmente son historiadores. Los que leen números sin parar son contables, economistas, banqueros… Los que leen literatura constantemente, son escritores, profesores o, simple y complicademente, grandes lectores. Y los que leemos de todo de manera compulsiva, incluyendo paquetes de cereales, desodorantes, revistas del corazón o crónicas del siglo XIII, somos unos grandes cotillas.

Un libro de tu infancia.

La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson. Primero en una versión ilustrada de pequeño formato con tapas duras amarillas de Bruguera que tenía mi abuela y después ya en versión completa. Los bucaneros son las personas más libres que conozco. Y el tesoro nos espera al final de la búsqueda, o eso me gustaría pensar.

Un libro de tu adolescencia.

El reino de este mundo, de Alejo Carpentier. Por una parte, siempre quise ser Mackandal y, por otra parte, esa consciencia diferente que nos lleva más allá es mi estado ideal.

Un libro de tu juventud.

La patria del criollo, de Severo Martínez. Es un libro sobre la formación de la identidad guatemalteca que, por recomendación del medievalista Josep Torró, me abrió los ojos respecto a la evolución la sociedad valenciana desde la Edad Media: su formación como pueblo trasladado, la explotación de una población ajena (en nuestro caso la musulmana) y, finalmente, la consolidación de una identidad colectiva común pero no excesivamente potente.

Un libro actual.

Actual para un historiador es muy relativo… Soy bolañista del séptimo día y 2666 es mi biblia por lo que respecta al estilo y el disfrute literario, pero Houellebecq y Las partículas elementales son mi guía en cuanto a la puta realidad del día a día y de la vida.

Un libro de siempre.

Tirant lo Blanch, de Joanot Martorell. Los valencianos de la Edad Media eran bastante más atrevidos que los de la actualidad y algunos, por si fuera poco, tenían una sensibilidad mucho más acusada que la nuestra. Seguramente porque eran gente de frontera y de un mundo en plena formación y desarrollo en aquellos momentos.

Un libro por leer.

Uf, tengo más de sesenta en la mesa del despacho por leer, pero de los que más ganas tengo son de dos que aparentemente no tienen mucho que ver, pero que en el fondo guardan cierta relación: el libro póstumo de Josep Fontana, Capitalismo democracia (1757-1848). Cómo empezó este engaño, e Identidad. La demanda de dignidad y las políticas de resentimiento, de Francis Fukuyama.

Un libro que no pudiste acabar de leer.

Aparte de basura como la de Ildefonso Falcones, tampoco puedo con los libros de Javier Marías, a pesar de haberlo intentado. Tanta pedantería junta, para mi gusto, me supera…

Un libro que te gustaría haber editado.

El nombre de la rosa, de Umberto Eco. No solo por lo maravilloso de su lectura, sino por lo bien que se lo debió pasar preparando toda la información sobre mi siglo favorito, el XIV.

Un libro que te gustaría que existiera.

Un nuevo Nosaltres, els valencians, como el de Joan Fuster de hace 60 años pero puesto al día. Pienso que sería muy necesario para la sociedad valenciana actual.

Tres cosas que te gustan más que leer.

Los sábados por la mañana con mi mujer, bucear en costas como las de la Marina y Formentera, y ser dueño de mi tiempo.