Seguimos indagando en los nombres de los proyectos culturales de la ciudad. En esta ocasión hacemos parada en Benimaclet, en Teatro Círculo. Y aprovechando que están de aniversario, cumplan nada más y nada menos que ¡30 años!, también les preguntamos por la historia de la sala, por cómo ha sido este recorrido y por el futuro. Miguel Ángel Cantero, su gestor y programador desde 2014, es quien responde.
¿Por qué Teatro Círculo se llama Teatro Círculo?
Antes de la Sociedad de Arte y Literatura, Stanislavski formó el grupo dramático familiar Círculo Alexéyev. El primero citado fue la evolución profesional del Círculo Alexéyev, pero conservando el espíritu del estudiante. Este referente estuvo en el origen del Círculo, al considerar a Stanislavski un revolucionario de la interpretación y de la dirección de actores. Por otra parte, la figura del círculo facilitaba la idea del abrazo
que recoge de manera equidistante a otras artes que no fueran solamente escénicas.
Solo un requisito se imponía: cualquier arte debería jugarse dentro del concepto de escena. De ahí que Círculo del Arte en la Escena cumplía en sus términos, los criterios propios de su nacimiento. Después, pasado un año de su fundación en 1993, sólo quedó el teatro ocupando ese espacio de antes de la Sociedad de Arte y Literatura.
¿Por qué y cómo nace Teatro Círculo y quienes estaban y están detrás?
«Después de cuatro años del nacimiento de la escuela teatral Estudio Dramático, veo necesario que los actores que están surgiendo de ella puedan tener, si así estiman, una sala de representación. Y lo que es más importante, un proceder en los ensayos coherente con los criterios estudiados, acordes con la herencia que habíamos tomado y el Estudio Dramático enseñado. El Círculo nace, por su propia geometría que referencia, como un espacio interior de representación, no solo una compañía de creación. Un hogar al que el espectador es invitado a entrar, obligándose al cuidado y transformación de su entorno según el montaje presentado. Así nace y así se desarrolla claramente durante más de una década.
La apertura del Círculo se produce en mayo de 1994 con m… (Nana, Eh Joe y Aliento), de Samuel Beckett, en la calle Maldonado del degradado, por aquel entonces, barrio Velluters, antigua sede del Estudio Dramático. Una producción de Naná Teatre, José Ramón Pérez Botella y Alicia Escurriola interpretando y que yo mismo dirijo, se traspasa con plenos derechos al Círculo. Pero la compañía Naná no llegó a ser del Círculo del Arte en la Escena. Los primeros en recoger mi incipiente proyecto teatral, sosteniéndolo en una primera etapa, fueron Mª José Lloret, Cruz Hernández y Gérard Collins. Desde luego, más personas, en esos primeros momentos, con su presencia, ayudaron a estabilizar y legalizar la asociación cultural Círculo del Arte en la Escena: Sala Círculo. Estas fueron entre otras: Ruth Atienza, Toni Sancho, Ana Campos del Alcazar, Marta Martorell, Joaquín de la Calzada y Víctor Torres.
Los recursos económicos partían únicamente de los miembros comprometidos en alcanzar el objetivo de abrir una sala teatral con carácter y programación propia. También creamos la figura del socio que tratábamos con cercanía y mimo, que representaba una pequeña pero valiosa aportación económica. Así pasaron bastantes temporadas siendo mecenas de una compañía con teatro propio, antes de recurrir a los recursos públicos».
Agradezco esta aportación, la memoria, todo el trabajo, y compromiso desarrollado con las artes escénicas durante todos estos años por Pablo Corral Gómez. Quiero incluir en el recuerdo a personas que de alguna manera dejaron su huella y desgraciadamente ya no están: Magda Casesnoves, Javier Huerta. Y otras que valoraron otros procesos creativos o simplemente desarrollaron otros proyectos personales como: Ximo flores, Carles Montoliu, Beatriz Pascual o Manolo Molins. En la actualidad cuento con el apoyo de ocho personas, (Ana Campos, Beatriz Fariza, Cruz Hernández, Juana Ardoy, Mª Cruz Rodríguez, Nez Martínez, Pepa Lluesma, Sendo Klein) que junto a mí son miembros del proyecto y, un equipo en la gestión y técnica de cuatro personas (Carlos Aguilar, Cora Mateu, Nez Martinez, Vicent Francés).
¿Qué importancia ha tenido y tiene que el teatro esté situado en Benimaclet?
En palabras de mi compañera de profesión y amiga Beatriz Fariza “Que el teatro esté en Benimaclet, donde viven muchos estudiantes y donde hay un gran número de asociaciones vecinales tiene una gran relevancia. Cohabitar un espacio con personas tan activas nos nutre y nos enriquece como artistas y como seres humanos.”
Yo añadiría que Círculo ahora está abierto, es sensible a las propuestas que llegan del barrio, se colabora con asociaciones, Servicios Sociales del ayuntamiento, colegios y universidades, generando nuevos espectadores. Ya en el traslado a la que fuera nuestra tercera sede, justo antes de llegar a Benimaclet, Guillem de Anglesola, en la que estuvimos cinco años, fuedonde el teatro se desvincula de la escuela, abrimos la opción a otras compañías, a otras formas de hacer, se pone el foco en la programación, que hasta ese momento se nutría básicamente de las producciones propias, y alguna compañía invitada, por lo que hasta ese momento con ocho o diez producciones completaba la programación de todo el año. En estos momentos, y en los últimos diez años, acogemos entre cincuenta y cinco y setenta producciones.
Generamos ayudas para otras compañías y proyectos bajo el paraguas de Col.laboració amb la creació escénica, generamos ciclo de danza, programación familiar, acogemos el encuentro de NANO que aportan la tradición oral al teatro, participamos en festivales como el conFusion, Cabañal Intim, Russafa Escenica, Graners de Creació, Desarrollamos durante tres ediciones el Festival ENDOA, con programación internacional. Todo ello con el apoyo de las vecinas y vecinos del barrio de Benimaclet, con nuestras socias y socios, parte fundamental en nuestro proyecto.
¿Qué ha sido lo más gratificante y lo más duro durante todos estos años?
Para mí el poder compartir todo este tiempo con mis compañeras-os, todos los procesos creativos, más de treinta producciones, poder mirar hacia atrás y dormir tranquilo por las noches.
Y lo más duro, la sensación de abandono o desinterés de algunas administraciones, la complejidad de los tiempos y normas administrativas, la pandemia, la pérdida de algunas personas, que internamente siempre me acompañan.