Los discos de Alberto Montero no entienden de percentil porque no necesitan ser comparados con nada para comprobar que en cada entrega se superan. «Arco mediterráneo», su cuarto álbum, así lo atestigua. Sin renunciar a las sonoridades de trabajos anteriores, su folk-pop poliédrico crece sin estruendo alguno, cada vez más seguro de su reinterpretación de la canción popular del futuro. Sí, los aires melódicos del mar con el que guarda tanta relación (es de Port de Sagunt y vive en Barcelona) están presentes más allá del título, pero afortunadamente sigue ampliando sus miras musicales hacia otros lugares del mundo. Para indagar más en sus gustos musicales, le sometemos a nuestro «3 en 1».
Una canción:
«Maybe The People Would Be The Times», de Love («Forever Changes», 1967).
La épica acústica que tiene, los arreglos de viento, la batería con ritmo bossa nova, la letra rota en partes. Me parece la cumbre del…
Un disco:
«Forever Changes» (Love, 1967).
Venía del Aperitiver que hicimos los Gurú Zakun Kinkones con el coche que me había dejado mi madre para hacer el trayecto Valencia-Puerto de Sagunto. En el coche había un casete mío de hace años del «Forever Changes» y lo fui escuchando por el camino. Al llegar al Puerto me inundó la sensación (mientras sonaban los violines de «The Red Telephone») que era el disco más especial de mi vida.
Un concierto:
Love (Republicca, 2003).
Fui a ver a Arthur Lee con su revival de Love, con un grupo de gente joven (por lo menos bastante más jovenes que él) y dieron un conciertazo en Republicca. En aquella época sólo conocía el «Forever Changes» y ahí descubrí canciones de otros discos, como «Stephanie Knows Who» del «Da Capo» o «My Little Red Book» del primero. Luego lo volví a ver en el FIB, pero aquello fue una pena.