Aires latinos, cadencias jazzísticas que coquetean con la electrónica, una voz multidimensional, experimentación sin fronteras, soul, groove desacomplejado, guiños infantiles, recitados que no desentonarían en un disco de rap,… el punk del siglo XXI en definitiva. El disco que le hubiera gustado producir a Joe Strummer si estuviera vivo, aunque no suene ninguna guitarra en los doce temas que lo componen. Con ustedes, Xenia Rubinos.

Xenia Rubinos 2

Vuestra música es muy difícil de clasificar, con sonidos de todo tipo de procedencia, pero con algo común en todas las canciones. Es ese flow, ese sentimiento que transmite, esa invitación continua a bailar. Da la sensación que os dejáis llevar por lo que pide cada composición en cada momento.
Xenia.-
Si, así es. Intento serle fiel a cada canción y dejar que crezcan, que sean lo que ya son cuando me vienen en mente.

Esa falta de prejuicios para mezclar estilos, sin poneros ningún límite al respecto, os convierte casi como en unos científicos, en un pequeño laboratorio, experimentando con los sonidos. Si fuera por vosotros, ¿las canciones nunca se cerrarían?  ¿Siempre les añadiríais algo nuevo?
Realmente, cuando compongo música no pienso en términos estilísticos. Son sonidos, texturas, colores, sabores, ideas. Me gusta relacionarme con cada canción como un ser vivo que nace y va creciendo. Siempre tengo que estar al tanto de ellas porque mientras pasa el tiempo van creciendo y cambiando y si no les doy de comer y las abandono, si no escucho y veo como siguen, entonces pueden morirse. Todo lo que es vivo tiene que seguir creciendo, dejar de crecer es la muerte.

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Si tuvieras una tienda de discos, ¿en qué apartado colocarías el vuestro?
Muy cerca del bar, la ventana o la puerta!

Una de las cosas que más destacan del disco es lo bien ensamblado que está el componente latino, sin que chirríe, sin exageraciones, como una parte más de la canción. ¿En qué medida influyen en ello tus orígenes y el hecho de que vivas en Brooklyn?
Mi cultura Cuba-Riqueña-Americana forma gran parte de la persona que soy. Mis padres, mis abuelos, mis primos, son la tribu que me crió y que me dio unos orígenes a los cuales recurro mucho, mientras hago mis intentos de crecer y entender.

¿Crees que harías otro tipo de música si vivieras en otro lugar?
Si no viviera en Brooklyn, mi sonido sería seguramente diferente. Ahora mientras les escribo estamos conduciendo por Italia y veo el mar y las montañas. Es como un masaje para el cerebro y todo lo opuesto de lo que veo en casa. Es como el dicho «You are what you eat», «Eres lo que comes».

Por tu forma de cantar se te ha comparado con Björk. Sin embargo, hay momentos en los que pareces más cercana a las películas musicales clásicas.
¡Ja ja ja! Mi padre es un gran fan de los musicales y de niña me llevaba al teatro a ver todos los musicales que pasaban por Hartford. Me encanta la voz dramática de Judy Garland. Pasé mucho tiempo en mi adolescencia escuchando los discos viejos, que tenía mi papá, de todas sus obras musicales favoritas: «Gypsy», «South Pacific», «Meet Me in St. Louis».

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¿Conseguís trasladar al directo todo lo grabado en el disco?
El disco fue grabado con estética «live». La idea fue trasladar nuestro sonido en vivo al disco y así lo hicimos. Somos, mas que nada, una banda de escuchar en vivo, allí realmente se siente mejor, que en grabaciones, lo que estamos haciendo. Actualmente tocamos en dúo. Marco Buccelli, con quien co-produje el disco, toca la batería mientras yo canto y manejo el sampler y los teclados.

¿No echáis de menos, en ningún momento, utilizar alguna guitarra?
No sé tocar la guitarra. Tal vez si supiera tocarla, y si tuviera una, la echaría de menos. Pero por el momento la respuesta es no.

¿Qué encontraríamos, ahora, si miráramos tu mp3?
Leapling, David Bowie, Queen, Son Step, The Police, canciones tradicionales de Sicilia, Manuel de Falla, Speedy Ortiz, Dan Deacon, Battles, Los Muñequitos de Matanzas, Caridad Cuervo, Nirvana, El Guincho, James Brown, Little Richard, Mariah Carey, Slum Village, KRS-One, Serge Gainsbourg…hay mucho más, pero ya me mareé de tanto mirar el teléfono mientras navegamos por estas curvas y montañas!