Capricornio Uno son Ángela Pascual y Jordi Sapena. Antes se hacían llamar Pink Frost, pero la coincidencia en el nombre con una banda de Chicago, les hizo rebautizarse como una película de ciencia fición de finales de los años setenta. La música de Capricornio Uno flota entre sugerentes canciones de aires espaciales, una mezcla bien integrada de shoegaze y electrónica, con una marcada y deliciosa base pop. Su primer disco, Doble exposición, editado por Mont Ventoux y con producción de Paco Loco, tiene ese algo de eternidad que hace especial a algunos álbumes. Hablamos con Jordi de canciones, sonidos, melodías y, también, de la vida.
Capricornio Uno (la película) es la historia de una impostura. ¿Por qué elegisteis ese nombre para bautizaros cuando no parece que haya ni un atisbo de ello en vuestra música?
El cambio de nombre viene propiciado porque Pink Frost, nuestro nombre inicial, también lo era de un grupo de Chicago, que además da la casualidad de que habían pasado ya por una situación similar, y se habían tenido que cambiar el nombre después de publicar ya un disco. Así que decidimos, bien aconsejado por nuestro sello, que era el momento de cambiar. Fue un proceso largo de descarte y elección de posibles nombres, y al final optamos por Capricornio Uno, que ya era el nombre de una canción nuestra, que iba a entrar en el disco, y que nos encantaba cómo había quedado. Nos parecía que la canción y el nombre sintetizaban un poco nuestra esencia (la relación con el espacio, la melodía por encima de los sintes y la distorsión…). La versión corta de la explicación sería que el nombre estaba libre y que ya teníamos una canción titulada así.
Capricornio Uno es la continuación natural de Pink Frost. Con ese nombre hicisteis versiones de Yo la Tengo y Family, dos grupos que podrían funcionar muy bien a la hora de explicar a qué sonáis de una manera amplia, pero orientativa.
¡Nos lo tomamos como un piropo bastante guay, la verdad! La primera vez que hicimos música juntos fue la versión de la versión de You can have it all de Yo La Tengo. Es nuestro grupo favorito, y nos sigue pareciendo a los dos uno de los mejores grupos de siempre y el más importante de nuestras vidas, por separado y en común. Supongo que es inevitable que algo se cuele en nuestras canciones. Quiero pensar que algo que nos acerca a ellos es el gusto por hacer canciones diferentes, y no reducirlo a la ruidera de las guitarras y que somos pareja. Tenemos un vínculo emocional muy fuerte con toda su obra, no lo podemos evitar. Nuestro sonido se acerca en algunos aspectos más a Family, por los sintes y las cajas de ritmos, pero estamos más cerca de los de Hoboken en cuanto a afinidad musical.
¿Cómo nacen vuestras canciones?
Parten de ideas, la mayoría de ellas de Ángela, que va grabando cosas sueltas, y yo trato de ir organizándolas en cuanto a estructura, arreglos, melodías, etc. Hay otras canciones compuestas por mí, y hay otras en las que nos echó una mano Joaquín Pascual, que ha estado siempre cerca de nosotros en todo el proceso en estos cuatro años.
Aunque sean muchas las capas de sonido que se sobrepongan u otros arreglos, la melodía está por encima de todo.
El plano en el que debe estar la voz es una especie de lucha continua, con nosotros mismos. Nos gusta que quede un poco enterrada, pero también tenemos que claro que queremos que se entienda la letra, que queremos contar unas cosas, aunque sean un poco etéreas. Y sobretodo que la melodía sume y sea importante. Tuvimos que remezclar algunos temas en la segunda tanda de grabación con Paco Loco porque nos habíamos pasado escondiendo la voz en las primeras mezclas. Paco se opuso firmemente, por supuesto, pero al final lo convencimos.
En ese sentido, ¿controláis de alguna manera que el exceso de ruido o distorsión no acabe solapando del todo a la melodía? ¿Os habéis frenado alguna vez por ello? ¿Ha habido amagos de lo contrario, por voluntad propia o ajena (Paco Loco) que finalmente habéis descartado?
Nuestra filosofía a la hora de grabar música es que hay que pasarse para no quedarse corto. Porque luego en casa lo escuchas y piensas “Mierda, me cagué y me quedé a medio camino”. Tampoco ser radicales, porque tenemos claro que estamos en el año 2020, pero sí partir de la premisa de que, si hay que decantarse, siempre sea por pasarse de rosca un poco, antes que ser conservadores. En ese sentido, Paco lo entendió desde el principio, y directamente le ponía distorsión a las mezclas finales. En algunas nos encantó el resultado (Tus rayos, por ejemplo). En otras sí que sentimos que nos habíamos pasado un poco, y las remezclamos en la segunda tanda, para suavizarlas un poco. Pasó con Tantas cosas y Montemayor, se nos fue la pelota un poco mezclando. Montemayor había que quitarla antes de terminar porque te dolía la cabeza, jajaja. Pero fue muy poco, las domesticamos un pelín para que fueran soportables y ya. Como anécdota, al poco de terminar el disco, salió el último de Low, y cuando lo escuchamos le mandamos una nota de audio a Paco diciéndole “¡Tenías razón, no tendríamos que haberle quitado distor a las mezclas!”.
¿Cómo fue la grabación del disco? ¿Llegastéis con todo cerrado? ¿Cambiaron mucho las canciones? ¿Le mencionastéis a Paco Loco algunos discos de referencia de cómo os gustaría sonar? ¿En qué medida el disco es mejor por su trabajo?
Algunas de las canciones tenían 4 años, incluso más, así que venían bastante terminadas, pero teníamos claro que estábamos totalmente abiertos a cambios de todo tipo. Otras, la verdad es que llegaron muy verdes, y prácticamente las terminamos de componer allí (arreglos, estructura, incluso letra…). Para nosotros era muy importante que Paco aportara su visión al disco, porque queríamos que no parecieran canciones de un dúo grabando en casa. Queríamos que sonaran un poco más orgánicas y humanas, en la medida de lo posible. Y abrir un poco la paleta de texturas, aunque luego el sonido general fuera más homogéneo. Que pareciera un disco con canciones compuestas y tocadas por varias personas en un período concreto de tiempo, y no en 4 años y en 5 ó 6 sitios diferentes, que es lo que eran las demos que le mandamos. En eso Paco fue crucial y sin él tenemos claro que el disco habría sido muy diferente, y diferente para mal. Algunas de las cajas de ritmos son loops de baterías reales tocadas por Paco, pasadas por pedales. Y sobretodo el sonido general del disco, que nos encanta, es gracias a él. Las demos sonaban cada una un poco a su padre y a su madre.
Componer juntos en casa, ¿eterniza el dar por terminada una canción o tenéis claro cuando está finalizada? ¿Alguno de los dos es más puntilloso y siempre estaría dándole una vuelta y revisando lo compuesto?
Yo soy muy impulsivo con la música y no me gusta darle muchas vueltas a las cosas, prefiero primeras tomas, aunque no estén perfectas. De hecho, uno de los motivos por los quisimos grabar con Paco, y mezclar en analógico con la mesa, era por el hecho de ir a grabar 10 días y salir de allí con el disco grabado y mezclado, sin posibilidad prácticamente de retocar nada. Odio repensar mezclas y eternizar procesos post grabación. Es el cuento de no acabar, y siempre estarías cambiando cosas, una y otra vez. Para mí, una mezcla es una foto de un momento muy concreto. Si bajo el bombo de repente me sobra un poco de sinte de bajo, y si bajas el sinte de bajo, ahora te sobra un poco del pad, y la voz sale demasiado, así que le pones más efecto a la voz, y entonces ya no se entiende nada, y… El bucle infinito! HORRIBLE. Además, en 3 meses puedo pasar de pensar que el sonido de ese oscilador en diente de sierra es maravilloso a que me parezca un sonido infumable, así que lo mejor es tomar decisiones en el momento y ser valiente.
Las canciones de Capricornio Uno no esconden su herencia de determinados pasajes sonoros de los 80 y sobre todo de los 90, pero huyendo del revival simple y apostando por ser un grupo del siglo XXI ¿Era algo que teníais claro, que por mucho que tengáis referencias de aquellos años, teníais que sonar a 2020?
Nuestras referencias musicales, a nivel de sonido, de estética y demás, son de esos periodos que comentas. No lo podemos evitar, es el sonido que nos gusta y nos sale cuando tocamos. Hemos ido coleccionando sintes y cacharros de esa gloriosa época de la tecnología musical, y al final sonamos a lo que sonamos. Pero sí que teníamos claro desde el principio que había que sonar actuales. Cuando hablamos con Paco de las mezclas, queríamos que sonaran distorsionadas, sí, que tuvieran mucho grano. Pero cuando hablamos con Mario G. Alberni para el mastering, le dejamos claro que tenía que sonar todo muy gordo. No queríamos que sonara distorsionado y finito, como muchos de los discos que nos gustan de los 80 y 90. No le veíamos mucho sentido a sonar como Lush en el Spooky en el año 2020. Queríamos que tuvieran músculo, porque los cacharros analógicos con los que grabamos precisamente donde marcan la diferencia es en las bajas frecuencias, donde se nota la diferencia entre un bajo de plugin y un Moog es ahí. Y eso Mario lo entendió perfectamente y creo que hizo un trabajo muy TOP, y que se aprecia mucho mejor en el vinilo que en Spotify, donde suena bastante psssee.
Las letras, la música, transmiten cierta tendencia escapista, como si la música fuera capaz de trasladarnos a otras realidades o a otros estados. ¿Esa intención cuánto le debe a vosotros como oyentes de música? ¿Os interesan bandas que, llamémosle psicodelia, rock espacial , dream pop, o como querías juegan con tocar esa fibra en el que la escucha?
Así es, como oyentes nos encantan las canciones largas, espaciales, con texturas y capas, que te trasladen a otros lugares. Por eso también hay un par de canciones instrumentales en el disco. Queríamos que el álbum fuera un pequeño viaje de media hora en un especie de ensoñación, como el capítulo ese tan loco de la última temporada de Twin Peaks (sin llegar a ese nivel de excelencia artística, claro). Que algunas cosas las puedas entender y otras no tanto, pero que dé cierto gustito subirse y cerrar los ojos un rato, escapar de la realidad. Por temas familiares, conducimos bastantes horas, y escuchamos mucha música en el coche, que denominamos “para conducir”, y ahí hay mucho de eso: Twin Sister, Still Corners, Cocteau Twins, Memoryhouse, Gliss, Chromatics, Tamaryn, Beach House, Yo La Tengo, Slowdive…
¿Cómo afectan creativamente aspectos al margen del grupo (ser padres, vivir juntos, tocar en otros grupos, los trabajos de Jordi para series y pelis…) en Capricornio Uno. ¿Identificáis su presencia de alguna manera?
Para algunas cosas es guay vivir juntos y tener el estudio arriba de casa, porque siempre te permite si tienes un hueco, por pequeño que sea, aprovecharlo mejor. Pero a nivel de conciliación, por logística, es más complicado, porque con Joan (hijo de Ángela y Jordi) es más difícil que podamos estar libres los dos a la vez para ensayar, componer, pruebas de sonido, conciertos, etc. Es un circo bastante grande cada vez que hay que hacer algo, hay que conchavar a bastante gente para que cuadre todo. Además, hay que compaginar crianza con otros trabajos y compromisos varios, y eso hace que muchas veces las cosas avancen muy lentamente en el proyecto. Pero estamos tranquilos en ese sentido, porque tenemos claras nuestras prioridades.
Sobre la permeabilidad de nuestra música a nuestra actividad en otros proyectos, la verdad es que no te sabría decir, seguro que hay algo que aparece, pero creo que tenemos una personalidad bastante marcada y no hay forma de sacárnosla de encima. Sonamos a lo que sonamos y nos gusta lo que nos gusta. Veo difícil que metamos un beat latino o que de repente despojemos a la voz de efectos y la subamos a un primer plano. Somos así.
¿Qué importancia tiene lo no musical (fotos promo, vídeos de las canciones, portada de disco…) en Capricornio Uno?
Mucha, porque al ser un dúo, es como que necesitamos reforzar un poco nuestra propuesta con todo lo que rodea a lo estrictamente musical, porque somos dos y no cinco personas. Hemos querido que la estética, tanto de fotos como de vídeos o de visuales para el directo, esté muy ligada a lo que se supone que desprende nuestra música. Por eso cuando hicimos las fotos con Pau Mon las hicimos en analógico y buscamos muy bien dónde hacerlas, por eso cuando grabamos el video de Abril con Mot Visuals (que nos acompañan en directo siempre que es posible) lo grabamos directamente en VHS… Le hemos dedicado mucho tiempo al desarrollo de los dos videos, con Sofía Córdoba y Mot Visuals. Y lo mismo con la portada de Enric Alepuz. Hablamos mucho con él sobre el concepto de la doble exposición, y él apareció con la idea de la “doble portada”, con nuestros retratos en blanco y negro emborronados con plastilinas de colores. Les hemos puesto en contacto entre ellos también durante el proceso creativo, para que pudieran opinar y ayudarse, y ha sido una experiencia genial que queremos que siga creciendo. Pronto haremos un concierto en València donde lo visual tendrá una importancia especial, tenemos muchas ganas de poder anunciarlo.