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Nombre: Raquel Adalid Muñoz. Edad: 19 años. Lugar de nacimiento: Valencia. Lugar de residencia: L'Eliana, Valencia. ¿Cómo definirías tu actividad artísticamente? Algo que hacía para mí, muy intimamente y que, de repente, ha salido y lo disfruto más que nada.[/su_note]
Chlöe’s Clue acaba de cumplir diecinueve años, ya ha grabado un disco, ha colaborado con músicos tan importantes como Xema Fuertes y Cayo Bellveser, ha ganado un concurso y le han quitado el premio, ha sido finalista del Concurso Vinilo Valencia, ha actuado en un festival y pronto lo hará en otro, ha llegado a hacer doblete encima del escenario en un mismo fin de semana y, sobre todo, es inmensamente feliz haciendo música, su folk chispeante de fuerte adherencia. Talento y naturalidad en estado puro que quiere seguir creciendo y aprendiendo. Incluso equivocándose. Sabe que esto es sólo el principio y su capacidad de crecimiento es inmensa. Sentada en la cafetería de Las Naves contesta las preguntas con la misma ilusión con que canta y toca la guitarra. Juventud, divino tesoro.
¿Por qué haces música?
Desde pequeñita cogía la guitarra de mi padre. Me apuntaron a clases y lo odié porque era clásica y no quería. Cuando me desapuntaron, entonces dije «Me gusta» (risas). Volví a coger la guitarra y empecé a aprender acordes yo sola y a componer mis primeras canciones. Un día en el colegio teníamos que hacer una canción y la directora me propuso que la cantara yo. Fui a la Universidad del CEU a grabarla y allí me escuchó un profesor, Antonio Hurtado, y me preguntó si tenía más canciones. Me propuso grabar un disco y cuando cumplí 18 años, mis padres me lo regalaron. Hago música y la disfruto mucho.
¿Cómo se transforma Raquel en Chlöe’s Clue?
Ha sido como ir cayendo de casualidad en casualidad. Tenía canciones en una libreta y nunca las acababa, las dejaba así para tocarlas en algún rato libre en mi casa. Pero nunca nada serio. Siempre me ha gustado mucho la música, he ido a un montón de conciertos, siempre la música, la música, la música. Y cuando empecé a grabar el disco me dijeron que me pusiera un nombre. Le dí un montón de vueltas y nació Chlöe’s Clue.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Normalmente compongo cuando estudio. Estoy con el libro, veo la guitarra y pienso en hacer un descansito. La cojo, le doy a grabar, voy tocando y cantando en un idioma inventado. Si sale algo que me gusta le pongo letra de verdad. Siempre, primero la música y después la letra. La escribo más lentamente. Pero todo el proceso es como muy repentino.
¿Qué es lo que más te gusta de ese proceso?
Cuando escuchas algo que has grabado y descubres que puede haber una canción. Es muy emocionante.
¿Y lo que menos?
Empezar la letra. Tener la melodía y pensar de qué va a ir la canción. Una vez empiezo me cojo enseguida, y me resulta muy divertido, pero ese primer paso…
¿Son autobiográficas esas letras?
Siempre parto de algo que me ha ocurrido a mí. Pero eso sí, luego le doy vueltas y vueltas y se acaba convirtiendo en algo que no me ha pasado o que me gustaría que me pasara.
«Hidden Rhythms» es el título de tu primer disco, grabado en los estudios Río Bravo, con la colaboración de Xema Fuertes y Cayo Bellveser.
Cuando conocí a Antonio en el CEU y me propuso grabar el disco, me dijo que teníamos tres opciones. Y la de Río Bravo era la más atractiva de ellas. Elegí a Xema y Cayo claro está. Me acuerdo que el primer día empezaron a tocar improvisando sobre mis canciones y fue oír eso y casi tener que pellizcarme porque no me lo creía. Además, fueron muy cercanos, muy buena gente. Fue increíble. El estudio es ideal. He de reconocer que tenía cierto miedo, porque no quería que mis canciones dejaran de sonar como yo las había creado, como las tenía en la cabeza. Y no sabía si sabría expresarles eso. Pero tuve mucha suerte con ellos, porque me entendieron perfectamente y les dimos la vuelta que necesitaban. Fue un placer trabajar con ellos.
¿Tenías cierto temor o apuro por trabajar con músicos como ellos?
Si ya grabar un disco me imponía, porque yo tocaba en mi habitación y no había hecho un concierto ni nada, hacerlo con Xema y Cayo con la expriencia que tienen y todo lo que saben, imaginad. Pero desde el minuto uno me dieron total confianza. Miran mucho por la música, si importarles si un día había que quedarse más tiempo. Y se preocupaban por todo. Me ayudaron mucho a que todo em encajara perfectamente. Si me veían dudosa, enseguida me preguntaban.
A pesar de tu juventud ya has conocido la otra cara, los sinsabores de la música.
Lo pasé fatal. Me presenté a un concurso cuyo premio era telonear, en Madrid, a George Ezra. Lo gané, pero lo que pasa es que soy muy despistada y no me había leído bien las bases. Una de ellas hacía refrencia a que las canciones que participaran no se pudiesen comprar. Y la mía estaba a la venta en mi bandcamp. De los tres finalistas, dos estábamos en la misma situación, y fue el tercero en cuestión quien lo denunció. El problema es que los organizadores tampoco se habían dado cuenta y ya me habían dicho que era la ganadora. Me dio mucha rabia y compuse una canción dedicada al que me denunció. Además en castellano para que se entiendera bien. Fue una experiencia muy mala. Al final, por cierto, el premio quedó desierto.
¿Qué influencias, musicales y no, tienes?
Los viajes. En todas las canciones hay trocitos de los viajes que he hecho. Musicalmente, este disco tiene un montón de James Bay, que me encanta. También me gusta mucho Father John Misty. Y The Kinks, desde siempre, desde que era pequeña. Me dicen mucho que me parezco a Russian Red, que al final me mata un poco de oirlo tantas veces (risas). Jero Romero, Nacho Vegas, Ángel Stanich,…hay tantos que me gusta lo que hacen.
¿Cómo vives los conciertos?
En mi primer concierto me puse muy nerviosa. Ya lo soy normalmente, pero aquello fue exagerado. A mí me llenan mucho los directos.Ver que hay gente que ha ido por ti, que te está escuchando y te preguntas si les estará gustando. Si ha ido bien, cuando acabas es una sensación de felicidad plena. Estás haciendo lo que más te gusta, la gente responde, no se puede pedir más. Que alguien cante una canción tuya… Lo que me da un poco de miedo es si cuando componga, a partir de ahora, estaré pensando en que esas canciones ya no son para que las escuche yo a solas en mi habitación, sino para que las escuchen otros.
¿Haces alguna versión en directo?
Sí. «Cuando te canses de mí», de Nacho Vegas y «Carbura», de Ángel Stanich.
¿Qué tiene que tener una canción para que la versionees?
Que la haya quemado escuchándola. Y que me quede bien, porque de Jero Romero quiero hacer alguna, pero nunca me gusta el resultado.
¿Cómo te sientes más cómoda, componiendo, en el estudio o encima de un escenario?
Lo que me gusta de componer es que te abstraes, estas en tu mundo, muy relajada. Pero reconozco que falta la chispita del nervio y la gente. Del estudio, me fascina ver cómo canciones básicas, que han nacido en mi habitación, van tomando forma es genial. Lo malo es que cuando grabo siempre estoy indecisa, cambiaría cosas,… Y tocar en directo me encanta, lo tiene todo, hasta el nerviosismo. Es cierto que alguna vez los conciertos no salen como quieres. Espero que eso madure en mí y con la experiencia vaya mejorando.