Dicen que no hay nada mejor que alejarse de algo para echarlo de menos. Y eso parece que es lo que le ha ocurrido a Lidia Damunt, que viviendo en Suecia ha tenido la necesidad de bucear en la tradición musical hispana. El resultado es un fantástico, y sorprendente, disco de versiones en el que en perfecta armonía se suceden las revisiones de temas de La Niña de los Peines, Lola Flores, Rocio Jurado, Julieta Venegas o Violeta Parra. «Gramola», que así se llama el álbum, es la primera referencia de su propio sello, Tormina Records, y aunque el repertorio recreado pueda hacer pensar lo contrario, es un paso más en la interesantísima carrera de Damunt, sustentada en cierto blues garagero, de querencia melódica.
¿Por qué un disco de versiones que reivindica la tradición musical latinoamericana?
Aunque la mitad del disco son canciones que pertenecen a esa tradición, creo que es un poco casual. Cuando justo antes de iniciar mi carrera en solitario me encontraba inmersa en el folk, fui siguiendo hilos que me llevaron hasta Violeta Parra. Ella ha sido para mí una fuente muy grande de inspiración y a través de su música llegué hasta otras cosas como Chabuca Granda o Lydia Mendoza. La idea de «Gramola» era coger unas cuantas canciones que me gustan y llevarlas a mi terreno.
¿Es casual que todas sean recreaciones de temas interpretados por mujeres?
En parte sí, aunque quizás inconscientemente he ido favoreciendo la presencia femenina. Me parece un punto de vista diferente y más refrescante.
¿Qué parte de «culpa» en este disco tiene que vivas en Suecia? ¿Crees que si vivieras en España hubieras tenido esa necesidad?
Está claro que encontrarme en un contexto tan diferente me ha hecho acercarme a este repertorio con otra actitud. De haber estado viviendo en Madrid, por ejemplo, no sé si habría hecho una versión del «Ay pena penita pena» o del «Señora» de Rocío Jurado.
¿Tenías claro cuando empezaste a seleccionar los temas que tenían que tratarse de canciones populares y no caras b de singles o rarezas varias?
Sí. A finales de 2012 me encargaron un concierto sólo de versiones de canciones populares, en plan jukebox. Después de aquello me quedé muy enganchada a las versiones, a recrear estribillos conocidos. Me resulta muy interesante ese momento en el que la persona que escucha está recordando una canción a la vez que escucha la nueva versión.
Aunque en el disco hay garage, blues y guitarras enérgicas, ¿eres consciente de que es un álbum que posiblemente descoloque a tus seguidores?
Sí, cuento con ello, me gusta el riesgo, creo que si no te arriesgas no merece la pena seguir haciendo música.
Tus canciones siempre han remitido a un universo muy personal. Universo que no sé si por la forma tuya de cantar (tan característica) sigue presente en las versiones. ¿Tuviste eso en cuenta a la hora de seleccionar las canciones?
He tenido en cuenta las letras de las canciones. Tenía que poder identificarme de alguna manera con los textos, quizás también por eso hay bastante presencia femenina en el disco.
En tu disco anterior, «Vigila el fuego» incluiste la canción «Ay Pena», en la que deslizabas el estribillo de la canción popular, pero ahora has recuperado la canción entera «Ay pena penita pena”. ¿Te quedaste con ganas entonces de grabarla?
El «Ay Pena» de «Vigila el fuego» es una clara referencia a la copla de Lola Flores, pero efectivamente en aquel momento no me veía preparada para hacer una versión.
De las 10 canciones, la versión de Violeta Parra parece que te provoque cierto respeto. ¿Tuviste esa sensación?
Sí. Violeta Parra es para mí una de las cantautoras más importantes de todos los tiempos y le tengo un gran respeto. Al mismo tiempo, conozco bien su repertorio y biografía, y pensaba que me resultaría más fácil versionar sus canciones, pero no fue así en absoluto. Intenté con varias: «Pupila de Águila», «Arauco tiene una pena»… y al final, un par de semanas antes de la grabación me decidí por «Volver a los diecisiete». Es la única versión de la que no hice maqueta ni tuve un plan en mi cabeza de cómo la haría. Como dice Violeta, «lo que puede el sentimiento, no lo ha podido el saber»... Me presenté en el estudio sin ninguna estrategia previa, la canté como me apeteció en ese momento. Creo que tiene un sitio importante en el disco como versión más «respetuosa» (a diferencia de otras como «Ay pena penita pena» donde prácticamente he transformado la canción).
La Niña de los Peines, Lola Flores, Rocío Jurado, Mari Trini,… ¿podríamos decir que fueron riot grrrls a su manera?
Ja, ja. Bueno, eso lo he dicho alguna vez de Mari Trini. Es cierto que fue una mujer muy independiente, adelantada a su tiempo, quizás incomprendida y muy buena escritora de canciones. Además, ahí queda su «Yo no soy esa» que es un poco como el «You don´t own me» de Dusty Springfield.
Esta es la primera vez que no aparece una foto tuya en la portada o contra del disco. ¿Por alguna razón especial?
Quedó muy bien el diseño así y pensé que no había necesidad de poner una foto.
El disco ha salido publicado en Tormina, tu propio sello.
Hacía tiempo que andaba dándole vueltas a la idea de crear mi propio sello. Me apetece editar música de otra gente, probar formatos raros… Además de «Gramola» he editado el disco de Feathered Arms para España. Y hay dos lanzamientos más preparados para este año, de los que ya iré informando a su debido tiempo.
Te acompaña Clara Collantes en los directos. ¿Cuál es su papel?
Clara Collantes es uno de los músicos que participó en la grabación de Gramola. Ahora me acompaña durante esta gira para tener un directo más divertido, haremos improvisaciones sobre temas míos anteriores y también iremos desgranando Gramola. Para mí es un lujo poder tocar con ella y además me permite ir más descansada al no tener que llevar yo sola todo el peso de la actuación.
¿Qué nos puedes contar de Arre! Arre!, el grupo que tienes en Suecia y que por el nombre imaginamos que has bautizado tú?
Ja ja, sí, lo he bautizado yo aunque soy la única del grupo que puede pronunciar las dos erres! Pues Arre! Arre! es un grupo en el que toco la guitarra, pronto grabaremos algo.