El pop de guitarras es una de las mejores cosas que le ha pasado a la humanidad. La robustez lírica, el pellizco emocional, esa felicidad de salto al vacío, las melodías evocadoras, los cambios de ritmo asociados a los vitales (reales o no), los estribillos casi tatuados, su inquebrantable perdurabilidad aunque pasen los años,…una suerte de viejos nuevos tiempos que revuelven, con la misma intensidad, la cabeza, el estómago y las piernas.
L’Emperador militan en esa escuela y con su primer disco largo, La gran aventura (Primavera d’HIvern, 2018), han aprobado con nota muy alta, siendo brillantemente fieles al párrafo anterior. Ellos son Toni Requena (voz y guitarra), Víctor Vila (batería, xilófono y pequeña percusión), Carles Arnau (bajo) y Rafa Vicente (guitarra y coros). Un núcleo que en el álbum han contado con la producción de Carlos Hernández y la participación de Jorge Martí (La Habitación Roja) en una canción, entre otras colaboraciones.
Desenchufamos a Toni del ampli, le sacamos del local de ensayo y le pedimos que elija sus ocho discos favoritos. A continuación, lo que nos contó:
(What’s the Story) Morning Glory (Oasis, 1995)
Corría el verano de 1996 y como buenos adolescentes estábamos disfrutando de nuestro viaje final de curso de 8º E.G.B. En aquel viaje, alguien compró un casete de un grupo llamado Oasis. Yo hasta aquel momento solo había disfrutado de los discos que ponía mi padre en casa (The Beatles, Supertramp, etc.). Me prestaron la cinta para que me la pudiera grabar en casa, aquella fue la primera vez que un grupo que hacía sentir cosas que antes no había sentido con ningún otro, canciones como Champagne Supernova, Don’t look back in Anger o Wonderwall hicieron que las volviera a repetir una y otra vez sin descanso. Posiblemente, a día de hoy, no sea mi disco favorito de Oasis, pero si el primer disco que me voló la cabeza.
Una semana en el motor de un autobús (Los Planetas, 1998)
Posiblemente, el disco que más ha marcado mi vida. Desde que puse el disco y sonó Segundo premio ya no hubo vuelta a atrás. Para mí, la obra más importante de un grupo nacido en el indie. Una colección de canciones apabullantes, unas letras que me hicieron meterme dentro de las canciones como protagonista y una de mis producciones favoritas. Como cierre al disco La copa de Europa, …desde ahora hasta el día que me muera… seguramente será uno de mis tres discos de cabecera.
El escarabajo más grande de Europa (El Niño Gusano, 1998)
Cuando pongo este disco en casa siempre me hace sentirme bien. Recuerdo pedir a un amigo que iba a ir a Valencia que pasara por Fnac y me lo comprara, desde ese momento el imaginario de Sergio Algora siempre lo he tenido muy presente, canciones como Mira el péndulo, Papel de regalo o El fabricante de alas de mariposas son auténticas joyas de pop, pero si me tuviera que quedar con alguna sería con Ahora feliz, feliz, … y cuando vuelvo a despertar somníferos he de tomar… eso es lo que pasaba con este disco, tenía que entrar una y otra vez como si no quisiera despertar de un bonito sueño.
With Backgorund Music (Big Score, 1999)
Big Score fue uno de esos grupos que podíamos tener cerca, un grupo al que admirabas y al que te podías encontrar en los bares a los que íbamos. Posiblemente, gracias a ellos, hoy siga en esto de la música. Para mí uno de los grupos que tendría que haber formado parte de la primera fila del indie, pero la moneda no siempre cae en cara. You know I can, Colosal Universe, Suicide girl forman parte de este disco, un disco que sin duda nos abrió el abanico y hizo que quisiéramos ser ellos.
Minor Chords and Major Themes (Gigolo Aunts, 1999)
Un disco que a día de hoy sigue mostrando una fuerza y una frescura excelente, doce canciones que Dave Gibbs las recita de forma magistral, un compilación de canciones con unas melodías y guitarras estupendas, estribillos luminosos, todo sencillo y emocionante, canciones que enganchan a la primera, una gozada de disco. Mi favorita siempre ha sido The big lie, recuerdo cantarla como un loco cuando la ponían en aquellos bares de Xàtiva como El Café del Mercat o el Goo. Brindem pels vells temps!
Tejido de felicidad (Chucho, 1999)
Conocí a Chucho por un buen amigo, recuerdo llegar a su casa y ponerme Magic. Aquello fue un flechazo a primera vista. Tejido de felicidad es uno de esos disco que a mi entender es una obra completa que hay que seguir según el guión, desde Cirujano patafísico hasta Perruzo, trece canciones que unas hacen mejores a las otras.
The Proximity Effect (Nada Surf, 2000)
A Nada Surf los descubrí en el escenario Maravillas del FIB del 2000, fue uno de esos conciertos en el que pensé que todo era perfecto, sonaban como un cañón, las canciones molaban y la actitud de ellos encima del escenario ¡era chapó!. Canciones como Hyperspace o Amateur son auténticos hits, o Bacardi que en el minuto 2:39 da un giro de los que no esperas y que te hace volver a pensar: Gracias por venir, Nada Surf.
Batiscafo Katiuskas (Antònia Font, 2006)
Joan Miquel Oliver es uno de mis compositores favoritos, capaz de expresar desde todos los puntos vista aquellos sentimientos que nos rodean, un auténtico genio. El disco abre con la intro Play y de repente se mete en el fondo del mar con Batiscafo Katiuskas, que nos habla del catedrático Yuri Puscas, dentro de su submarino monoplaza, una auténtica maravilla. Dentro del disco también encontramos Wa yeah!, una de mis canciones favoritas de toda la obra de Antònia Font y otros temas, como Bamboo o Darrera una revista, que hacen que este disco sea una de las obras maestras cantadas en mallorquín. Gràcies Joan Miquel per tot aquest imaginari!