No hacemos listas con lo mejor del año. Si no fuera así, «El material» (Discos de Paseo), de Primogénito López, ocuparía uno de los mejores puestos. En su día, ya escribimos sobre este fantástico trabajo que era «un disco lleno de hits de serie b, de canciones que acampan en el cerebro, de orgullo de extrarradio bien entendido. La línea de pop oscuro que mezcla la lírica elegante de Stephin Merritt o Joy Division con la anormalidad de German Coppini. La arritmia vocal lejos de revelarse como una pose acaba marcando el devenir de cada tema. La nostalgia que duele y sirve de refugio». Vienen de Sant Feliu de Llobregat y estos son sus discos favoritos:
«Tongues» (Beef, 1995)
Si el «Sonotone» de Bach is Dead fue el inicio de nuestra transición y regeneración musical, «Tongues» fue la culminación de dicho proceso. Seguramente, uno de los primeros discos que grabamos en ambas caras de casete para no tener que rebobinar. Historia de la música indie nacional.
«Super 8» (Los Planetas, 1994)
Cuestión generacional.
«Hecho es simple» (7 Notas 7 Colores, 1997)
Podríamos estar citando frases de este disco continuamente. Sencillamente genial. Uno de los discos de nuestra vida. Máximo talento en el micro. «El Muchacho siempre hace lo que debe. Y aunque esté delgado, no hay ningún viento que se lo lleve». El Prat. Barna.
«Escuela de zebras» (Joe Crepúsculo, 2008)
Aire fresco y actitud punk. Un artistazo con mayúsculas. Hemos perdido un poco su pista, pero sus inicios en solitario nos dejaron marca. Difícil elegir un tema. Podríamos haber incluido «Supercrepus», pero el primero siempre es especial.
«La Estrella de David» (La Estrella de David, 2007)
Discazo. Joyona. No hay palabras para definir lo que sentimos al escuchar por primera vez canciones como «Tremendas amazonas (versión sosegada)» o «Vejaciones en la costa». Si de algo nos alegra la disolución de Beef es por este proyecto en solitario de David Rodríguez. Ojalá fuera italiano e hiciera música ligera o romántica y no música indie española.