2022 empezó, literalmente, con un nuevo disco de Mad Robot. El 1 de enero se publicaba, digitalmente, Doomed. Diecisiete canciones donde cohabitan las melodías de Pixies, la energía de Dinosaur Jr o Nirvana y las estructuras (ar)rítimicas de Pavement, en el que es, posiblemente, el mejor disco que ha grabado este proyecto (cada vez más personal) de Mike Grau. Con el rock de guitarras noventero en el punto de mira y las melodías como brújulas sonoras. Han editado tres singles más que redondean hasta la veintena la cosecha de este año. Antes de que finalice, hablamos con Grau.
Veinte canciones publicadas en un año. Cuando te entrevistamos por Blacklisted ya te preguntamos por lo prolífico e hiperactivo que eras componiendo y nos dijiste «Es cuestión de trabajo y que las cosas salen, también está relacionado con tener la posibilidad de grabar en casa». ¿Algo que añadir a aquella respuesta?
Justo antes de la pandemia se me juntó todo, me dejó mi pareja, me encontré sin trabajo, sin casa, con problemas físicos, etc. Todo ello me llevó a una depresión. Dejamos de ensayar, era imposible, Borja terminó yéndose a vivir a Islas Reunión, yo a Gandía, y el resto de la banda dejaron de tener relación con nosotros por problemas personales, lo que me llevó a no tener ninguna gana de seguir con todo esto. Ya en Gandía, empecé a grabar trozos de canciones sin pretender nada con una acústica y el móvil, experimentando con afinaciones diferentes y todo muy folk, luego vino un importante problema físico que me incapacitó durante muchos meses, y que me obligó a estar en reposo atiborrado de drogas para mitigar el dolor.
Realmente estaba mucho mejor y había superado ya todo lo anterior, así que decidí retomar todos esos trozos y montarlos en forma de canciones, mandé a la mierda el rollo folk y metí en ellas un montón de rabia. Cuando me di cuenta, tenía como 34 canciones en marcha y me parecía que eran las mejores que había hecho hasta la fecha, así que decidí hacer otro disco.
En Doomed, si exceptuamos el bajo de Borja Boscà, asumes todo en la grabación. ¿Hay alguna razón para ello y no contar con más gente como sí ocurría en Punch Me, Kiss Me, Fuck You, el anterior disco?
Como ya he dicho, nos quedamos Borja y yo como Mad Robot, siempre hemos sido nosotros los que hemos movido esta banda, el resto aportaron bien poco en los años que estuvieron con nosotros. De hecho, nos dieron más problemas que soluciones a la hora de hacer cosas, era muy frustrante tener tantas ganas e ideas y siempre vernos lastrados por las diferentes historias del resto de la banda. Decidí ocuparme yo de todo, trabajamos vía online y fuimos grabando el disco en la distancia, como siempre, en mi home studio y con todo el tiempo del mundo para tomar decisiones, sin plazos, a nuestro rollo.
Es el primer disco de Mad Robot en el que asumes en solitario cantar (algo que no es nuevo para ti, ya lo hiciste en Furious Planet). ¿Cambió en algo la forma de componer al saber que sería así?
Antes hacía las canciones con la intención de que las cantase Su, yo no quería cantar, solo hacer segundas voces, pero la realidad es que nunca quedaban como estaban en mi cabeza, algunas las cantaba ella, y otras las asumía yo. Aquí, y por primera vez lo he llevado todo a donde quería, dediqué mucho tiempo a las voces, no utilizo nada para corregirlas, así que hice muchas tomas hasta dar con lo que quería, a los coros también les dediqué mucho tiempo hasta que todo quedó a mi gusto.
Más allá de tu cambio de tono como una segunda voz en «Expert Level Head Warmer», ¿doblas tu voz en alguna canción?
No suelo doblar voces, pero sí que me gusta mucho el jugar con segundas voces y coros como parte del arreglo de las canciones. En “Expert Level Head Warmer” quise darle un rollo vocal distinto a ciertas partes, algo que nunca había hecho, después de escuchar las tomas muchas veces me gustó mucho como le quedaba al tema.
Es un disco más denso y oscuro que los anteriores, ¿fruto de ese estado de ánimo al que te referías o es una cuestión musical?
Creo que ha quedado el disco así por la suma de circunstancias que me han rodeado estos últimos dos años, hay mucho dolor y oscuridad, pensamientos terribles, cosas que, a veces, prefiero ni contar. Hay mucha rabia y ganas de hacer un disco sencillo de rock alternativo lleno de fuzz y realmente contundente, aunque también hay sitio para melodías brillantes y el optimismo de haber superado una situación crítica para estar ahora mucho mejor que antes. En momentos de oscuridad siempre hay un hilo de luz al que aferrarse, todo eso está en Doomed, ese disco concebido para el más estrepitoso fracaso, pero que realmente es el mejor que hemos hecho.
A pesar de lo que apunto en la pregunta anterior, siguen muy presentes las melodías y esa querencia por los estribillos o estrofas tarareables, ¿qué importancia tienen para ti?
Siempre ha sido lo que me ha movido a la hora de hacer canciones, el conseguir hacer algo ruidoso, contundente rítmicamente pero a su vez bonito y tarareable, busco hacer canciones que perduren en la mente y que se puedan cantar, no estoy interesado en ser un pureta de 51 años que hace pop acústico repleto de matices sutiles, el adult rock es para otros, sigo siendo el mismo punk que cuando tenía 18 años. Me he formado artísticamente con Pixies, Nirvana, Teenage Fanclub, REM, Pavement y toda esa generación de hacedores de hits, los estribillos lo son todo para mí.
Ese equilibrio (entre lo denso y las melodías) se refuerza gracias al orden de las canciones, que acaba llevando a quien escucha el álbum por diferentes estados emocionales. ¿Es casual o hay cierta intención?
Es algo que trabajamos mucho, descartamos muchos temas hasta quedarnos con 17, eran una barbaridad, pero nos daba igual que fuese un disco doble en la era de los singles, luego vino el trabajo de ponerle orden a todo ese montón de canciones, encontrar la manera de conseguir que alguien lo escuche del tirón, aún sabiendo que pocos lo harán. Creo que lo conseguimos y fue a base de probar múltiples setlists e ir haciendo cambios. Las afinaciones y el tipo de canción también fueron determinantes a la hora de establecer un orden dentro de todo ese caos.
Como has comentado, Doomed, aunque es un disco que puede transmitir cierta sensación de oscuridad, pesimismo, dolor («Pain») y que arranca con una canción que ya avisa desde el título, «No Future», también desprende ese hilo de luz que mencionabas.
Hay de todo, ahí está todo lo que vivimos en este momento, incertidumbre, miedo, caos, dolor, pero todo está ligado al amor, que creo que es lo que nos mueve en este mundo. Habla de lo ridículo que puede llegar a ser este mundo, pero a la vez es un disco optimista que habla mucho de superar obstáculos para estar mucho mejor que cuando no veías la salida a todo un buen montón de problemas.
Son tiempos muy jodidos para hacer música alternativa, discos nacidos para perder, sabes que nadie te apoyará, que no tocarás, que tu disco no le llegará más que a un reducido grupo de gente, sabes que lo financiarás tú y que si haces copias físicas te las comerás con patatas y aún así nos quedan ganas de molestar, hacer ruido y seguir demostrando por por encima de modas y del ninguneo por parte de la prensa hacia los grupos pequeños, somos capaces de hacer grandes canciones que pueden seguir llegándole a cierto público.
Hay una canción, «Stephen and David», que además de ser un medio tiempo precioso y un homenaje a ellos dos, define a la perfección lo que es para ti la música, ¿no?
Pues sí, Stephen Malkmus y David Berman son esa especie de antihéroes en esto del underground musical. Berman fue un puto loser, siendo un increíble hacedor de canciones y escribiendo unos textos preciosos, se fue con una sonrisa de este mundo. Malkmus es una de mis influencias desde siempre, su manera de entender todo esto, sus guitarras, afinaciones etc. Ese tipo de músicos que llevan toda la vida jugando con esto del rock alternativo con maestría, haciendo hits y buenos discos sin parar.
¿Tenías algún referente (grupo, disco, productor…) sobre cómo querías que sonara el disco?
Quisimos hacer un disco sencillo, sin ningún artificio, directo y crudo, arreglos los justos que te demandase cada canción y que sonase natural. Mi principal idea a la hora de producirlo era hacer un Slanted and Enchanted, producido por Steve Albini, todo eso desde la humildad y sabiendo que grabamos en casa sin ningún tipo de medios.
Grabar en casa te da el poder jugar infinitamente con las canciones, no dependes de presupuestos y horas de estudio, luego el producirte tú te aporta mucho a la hora de que todo esto terminé sonando como lo tenías en tu cabeza. No echo de menos el trabajo en un estudio, ni mucho menos a productores que nunca han conseguido lo que esperaba de los discos que he grabado. Al final, he aprendido a manejarme en mi pequeño mundo y tengo muy claro lo que quiero hacer en cada momento.
Has publicado tres canciones después del disco («A Ghost in You», «Death» y «Cultural Supremacy»), ¿Ya las tenías cuando grabaste el álbum?
Son parte del mundo de Doomed, son algunas de las canciones que quedaron fuera del disco porque todas no podían entrar, pero que nos gustaban mucho, se grabaron en las mismas sesiones y quedaron ahí hasta ahora que nos decidimos a publicarlas a modo de singles. Podrían haber estado dentro, pero se quedaron fuera, al igual que otras muchas no pasaron el corte y se quedaron a medio desarrollar.
¿Qué planes tienes para el 2023?
No creo que haya disco de Mad Robot para el 2023, nunca se sabe, pero ahora estamos centrados en intentar tocar algunos conciertos para Junio. Álex Manza no puede tocar por temas de trabajo, así que estamos trabajando con un nuevo batería, Guillermo Martínez (Secret Wars, Cabalgata Cósmica, Fangus, Escombro) y con Miguel Matallín a la guitarra (Polar, The Standby Connection), tenemos ganas de tocar. También estoy trabajando en material nuevo, por más que intento retirarme de esto del rock alternativo no termino de conseguirlo.