Los Radiadores ya tienen disco grande, lo que antes (y no sé porque ya casi no se utiliza) se llamaba LP. Un álbum que habla desde su magnífica portada. Imagino que como casi todo en esta vida, las interpretaciones podrán ser infinitas y que al fin y al cabo, grupo y autor (Josep Escuin) tendrán la clave, pero detenerse un rato ante ella me parece imprescindible para entender (y disfrutar) lo que se va a escuchar despues.
Para mí esos campos de naranjas, con caminos señalizados y prohibidos, que rodean ciertos pueblos, siempre han tenido algo de reivindicación personal. Cada cual que rellene la casilla con lo que quiera. En mi caso van ligados a un Seat 127, V-7922-X, verde metalizado, asiento de detrás y una mirada infantil intentando entender el mundo y con la imaginación disparada. Por entonces, no servían de cobijo para prostitutas, pero sí que aparecía algún coche accidentado. La ventanilla era como un proyector infinito del que era imposible apartar la mirada. Es una imagen que hace tiempo que no vivo, pero que siempre la siento como recordatorio de pertenencia a unos orígenes, a viajes de fin de semana buscando en familia un lugar donde esparcirnos, a vacaciones de chico de barrio.
Y esa sensación se mantiene en todo el disco desde el mismo momento que la voz de Raúl Tamarit canta aquello de «Las alarmas preparadas / los relojes sincronizados / nos hemos dormido otra vez». Las guitarras bien engrasadas, un muro sónico rotundo, la melodía avanzando a cámara lenta, tensión instrumental, la actitud ganando la pelea a algunas letras que, por momentos, parecen forzadas métricamente .
El álbum se titula Manual de supervivencia (editado por Bonavena, que después del verano pondrá en circulación las nuevas canciones de Doctor Divago) y algo tiene de ello, sobre todo si se tienen en cuenta los años que lleva Tamarit en el mundo de la música. Aunque algo hace pensar que han sido los necesarios. Como si el disco le hubiera estado esperando todo este tiempo. Pero fuera preciso que antes pasara por aquel entretenimiento post-adolescente bautizado como BB Maldito; por las privilegiadas enseñanzas recibidas en Una Sonrisa Terrible; e incluso, ya como Los Radiadores, por un primer ep en el que primaba la inmediatez y cierta estructura pop.
Ahora hablamos de rock. Rock de guitarras. Sin prefijos ni sufijos que lo adornen. Están The Clash, pero también Lagartija Nick. Están The Cramps, pero también Wilco. Están Surfin’ Bichos, pero también PVP. Están los Enemigos y están Burning. Y están seguramente un montón de grupos que ocupan un lugar privilegiado en la colección de discos de Los Radiadores.