Se acaba el 2013 y son tiempos de listas y resúmenes. En Verlanga, al menos este año, no vamos a hacerlo. Pero sí que vamos a utilizarlo como excusa para hablar de algunos discos valencianos que tienen en común haber visto la luz durante estos onces meses. Y poco más. No significa que estos cuatro álbumes sean los mejores que se han publicado aquí. Sólo son cuatro discos de los que aún no habíamos hablado y queríamos hacerlo antes de bajar la persiana y recibir al 2014. Como pasará con otros antes del 31 de diciembre.
«Imperio» Doctor Divago (Bonavena Música)
Durante su ya larga trayectoria, Doctor Divago ha dado muestras de su habilidad para facturar hits instantáneos, de esos que se adhieren a las cuerdas vocales y se cantan con orgullo y, en bucle, en voz alta. Aquí podría ser «Gracia Imperio», pero antes lo fueron «El vertiginoso atleta moral», «África habla con los peces» o «Exceso de compatibilidad». También, durante todos estos años, han dado muestras de que a pesar de ello, preferían las canciones de largo recorrido, las que necesitan de varias escuchas para hacer mella en el tuétano, pero eso sí, sin rechazar ni renunciar a las otras (aunque en sus inicios guardaron algunas distancias con «Eva», felizmente superadas).
Con esa acertada mezcla han ido publicando discos en los que había unas cuantas razones para quedarse en ellos. Rock, blues, pop, etiquetas que no hacen sombra a las canciones, porque en definitiva ellas son lo importante. En «Imperio» hay diez y, posiblemente, de las mejores de su carrera. Manolo Bertrán ha ganado (aún más) enteros como narrador (o letrista) y sigue desgranando historias que pueden parecer protagonizadas por perdedores, cuando precisamente son todo lo contrario. Personajes de un mundo que se resigna a ser olvidado y en el que el líder de Doctor Divago se mueve entre la radiografía y la admiración.
«Imperio» es un álbum pensado a la vieja usanza, en el que en un hipotético vinilo, funcionarían perfectamente las primeras cinco canciones como una cara A, dejando el resto para el otro lado. Y eso es un logro en los tiempos atolondrados en que vivimos. Voluntariamente o fruto de haber acostumbrado el oído a escuchar discos así. Doctor Divago han demostrado no temer llegar a los cuarenta, siguen desplegando músculo con su rock’n’roll coagulado, fagocitados como la versión actual de los Lone Star más dignos y encabezando la escena nacional de pub rock seguramente sin saberlo. Que lleven 25 años en esto y 10 discos editados acaban siendo dos datos más en su biografía, ante el avance enérgico de sus canciones.
«Damnatio Memoriae» Mox Nox (Discos de Perfil)
Cada vez son más los grupos nuevos que toman como punto de partida el shoegaze o la música indie de los 90. Muestra inequívoca de la buena cosecha que se fraguó durante aquellos años y de lo bien que se ha mantenido ante el paso del tiempo. Mox Nox son un buen ejemplo. El grupo tiene su base de operaciones en la Marina Alta, pero el sello que les ha acogido, Discos de Perfil (una de las buenas noticias del 2013), es valenciano.
«Damnatio Memoriae» tiene ecos de My Bloody Valentine o de The Jesus and Mary Chain, imposible negarlo. Pero lejos de mimetizar su discurso sonoro, optan por dotarlo de personalidad propia (más allá del idioma, tema que debería dejar de nombrarse en pro de una normalización que ya empieza a alcanzarse), huyendo de la peligrosa senda emprendida por Triángulo de Amor Bizarro en la que el continente se está acercando al contenido.
Mox Nox no se recrean en pasajes oscuros circulares, buscan su lado más melódico y, porque no decirlo, pop. Allá donde Surfin’ Bichos encontraron sus momentos más inspirados. También les gusta jugar con las atmosferas, en una suerte de rock espacial que llega a lindar con tintes psicodélicos (ciertas maneras vocales recuerdan a Los Bichos) y que en algunos fragmentos (por ejemplo, el instrumental que cierra y da nombre al disco) transmite la sensación de que las canciones pueden mutar en un futuro (o en un directo) quién sabe hacia donde. Y ese es uno de los mejores augurios posibles para un grupo.
«Amoramoramor» Mr Perfumme et le Sieur Poules (Malatesta Records)
Con Mr. Perfumme et le Sieur Poules se corre el riesgo de que aquella frase hecha sobre el árbol que no deja ver el bosque entero, se acabe cumpliendo. Se cargan tanto las tintas con su puesta en escena, su gamberrismo innato o sus extravagancias sonoras, que sus magníficas canciones pueden pasar desapercibidas. Y sería una pena, no ya por el esfuerzo en componerlas, sino por lo que suponen.
Las etiquetas pueden ser infinitas: post-cabaret, tango, folk, música balcánica, rock medieval,… Pero hay una que se ajusta a la gran variedad cromática de sus composiciones. Música ligera. Sí. La denostada música ligera. Ese género que en los años 70 vivió su gran época en este país y que, en muchas ocasiones, producciones bochornosas acababan sepultando canciones brillantísimas. Aquí, por fortuna, ocurre todo lo contrario.
Mr. Perfumme et le Sieur Poules afrontan con valentía su repertorio y no tienen miedo en mirar hacia adelante incluso cuando entran en tierras como las apuntadas en el párrafo anterior. Esas voces engoladas, esos arreglos quasi orquestales, esas letras que empatizan, esas melodías vacías de prejuicios, esos avances in crescendo, ese aroma de crooner que haría palidecer a Domenico Modugno. Dignifican un tipo de música ligada (injustamente) a recuerdos de naftalina. Y lo hacen con sentido del humor. Y llegando donde Señor Chinarro o Nacho Vegas no se atreven por el qué dirán.
«Vientos huracanados» El Célebre Sr. Cometa (Autoedición)
Segundo disco que Paco Sanz graba bajo el nombre de El Célebre Señor Cometa, dejando a un lado su vertiente de cantautor y adentrándose en el pop más clásico y detallista. Un álbum que combina temas propios con versiones de otros grupos valencianos como Una Sonrisa Terrible (Dani e Isa participan activamente en el disco), Sir Edward y la Nobleza o los nunca suficientemente reivindicados Han Solo.
Es el tapado de la producción 2013 de la escena local. Un disco con estupendas canciones, sencillas, adorables, que reivindica el pop sin estridencias, pero con melodías directas y contagiosas. No es casual que el nombre del grupo se tomara prestado de The Beatles.
Un álbum que no esconde su devoción por aquellos grupos de los ochenta que abanderaron cierta música calma, pero con mucho sentimiento como Nacha Pop, Los Secretos, Mamá o Los Modelos. Una suerte de isla en una ciudad tan poco dada (aunque con excepciones de gran calibre) a este tipo de sonidos.