Antonio J. Iglesias, Revisionista. Foto: Lutxo Barrejat

Que Antonio J. Iglesias es un músico inquieto no solo queda patente por la cantidad de proyectos en los que participa (Dwomo, Le Grand Miércoles, Dúo Caifás, Sopas del Mundo, Parmesans, Sputnik, Fado Blues…), sino, también, por lo diferente que son todos entre sí. Revisionista es su nueva aventura y de nuevo responde al adn creativo adelantado en la frase anterior. Versiones (o revisiones, para ser más exactos) que como él mismo explica unas líneas más adelante, se alejan del original, se distancian para crear una propuesta nueva.

Así ocurre en los siete temas que componen su debut. Tom Petty sonando mediterráneo y no solo por haber traducido su letra al valenciano, AC/DC en clave caribeña bailonga, David Bowie contagiado de bossa nova, Ilegales transitando por senderos de folk americano árido, Los Payasos de la Tele con ritmo manouche danzón, Paolo Conte /Adriano Celentano pisan la calle como pocas veces lo hicieron antes, y Mike Oldfield en una onda dub que lo propulsa al otro lado del charco, destino Jamaica.

Revisionista tiene tres conciertos cerrados este mes de mayo. Actúa dentro de la programación del festival Cabanyal Íntim (13 y 14 de mayo, ) y el próximo 30 de mayo en una matinal dominical en 16 Toneladas junto a Al Reeves.

¿Por qué el proyecto Revisionista?

De algún modo siempre ha estado ahí, pero quería pasarlo a limpio y lanzarlo al espacio cuando tuviese acabadas unas cuantas revisiones que hiciesen familia. Paralelo a otros proyectos de creación propia, o compartida, a veces me pongo la bata blanca de laboratorio para estas maniobras musicales como un ejercicio ameno, de gratificante proceso muy disfrutable y revelador.

El Revisionista es un pseudocientífico clandestino de múltiples personalidades, como Fantomas, y expongo mis experimentos de laboratorio atemporal.  De hecho conviven la de AC/DC que tenía en el cajón hace veintidós años con la de Tom Pettty que acabamos las Navidades pasadas, las demás las hice paulatinamente los últimos dos ó tres años. Revisar debe ser una subdisciplina artística en un intento de ir más allá que la cover standard o el repertorio tributo.

Como ya ocurrió antes con Dwomo y con Sputnik, la idea es ir más allá de la versión pura y dura. Cambios de idioma, adaptación a otros estilos sonoros…los covers acaban siendo canciones totalmente nuevas.

Una cover también puede ser una creación. Una misión de descontextualización y ampliación del mapa. La provocación, cierta ironía y el respeto son ingredientes básicos en esta receta para, de algún modo, hacer la canción tuya más allá de llevarla a un terreno concreto. Dar una vuelta de tuerca y transgredir con las leyes de cover al uso y de la reverencia al artista revisionado.

Arriesgar, hacer algo nuevo y si es posible que sorprenda incluso al autor/a del original.  Ahí juegan estilos, sonidos, modas, viajes en el tiempo, instrumentación, atmósferas, juguetes, colores, idiomas que evocan el periplo y amplían el horizonte sonoro y no sonoro…No me interesa el hacer una cover fiel, como cuando eres más jóven y la acercas al original hasta casi mimetizarse. Hoy creo que alejarse es la clave. Distanciarse del original para crear otra propuesta nueva, tan lejos y tan cerca a la vez. Ahí está el reto y lo divertido.

¿Por qué no ha sido un nuevo disco de Dwomo?

Como dúo también hacemos cosas juntos aparte de Dwomo (Parmesans, Le Grand Miércoles…) y por separado (Sopas del Mundo, Fabiani, Sputnik…) y en este Revisionista son ideas que han llevado un camino espacio-geográfico-temporal independientes de Dwomo. Esta vez es un experimento personal paralelo con otros personajes implicados.

Aprovecho para confesar que Dwomo tenemos material nuevo en la recámara, un disco de publicación condicionada por la pandemia que esperamos no tarde en salir al cosmos. Por otro lado también tenemos en la recámara unas cuantas covers, revisiones, perdón, que tarde o temprano sacaremos a jugar, pero eso es otro capítulo…

¿Cómo llevas a cabo cada versión?

La idea naciente simplemente la visualizo. Es como una repentina aparición fantasmagórica que baila ante mí y me arranca una sonrisa malévola…Cuando escojo una canción generalmente tengo claro qué rumbo tomar. Por supuesto que en el desarrollo puede mutar, ya que parte de la creación en sí está en el proceso, pero la idea inicial que invita a la revisión suele estar clara. Después dependiendo de con quien la desarrolle crece y se transforma más fiel a un estilo, o más experimental…Y por muy dispar que sea, no perder el darle tu sello personal.

¿Qué criterio seguiste para elegir cada canción?

La canción ha de seducirme por un motivo u otro, ha de invitarme a viajar. O simplemente gustarme. No suelo escoger una canción y probar cómo descontextualizarla gratuitamente. Al oír la original surge la idea y a partir de ahí a volar. Tengo varios bocetos en el cajón, pero algunas no se alejan demasiado del original aunque mantienen su magia y escojo pues las más arriesgadas. En este punto, la música es un buffet libre del cual servirse y el gusto y el criterio nutricional lógicamente entran a jugar.

El que haya variedad y disparidad invita a pensar que no hay prejuicios, pero tampoco vale todo. De hecho te confieso que una de estas siete parte de la burla amable más que de la admiración. El criterio es ampliar el mapa y dar a esas canciones otra vida, otro periplo. Y siempre desde la humildad y el respeto.

¿La idea es que haya nuevas entregas de Revisionista?

Revisionista es una vitrina digital abierta. Para ponerla en órbita y darle peso de disco salí con esas siete, pero está abierto a ir incluyendo futuras piezas según me dé por ponerme la bata blanca y abrir el laboratorio. Ha merecido la pena con creces y lo he disfrutado mucho, así que no descarto ir haciendo crecer esa familia. Esta vez sólo en formato digital y en descarga gratuita. Ahora toca centrarse en nuevas cosas y composiciones propias, que hay mucho que hacer. Seguiremos informando.

¿Cómo serán los directos?

Lo defenderé en vivo con formato acústico de campamento. Ya que para grabarlas he estado tan bien acompañado, para directo voy al otro extremo. Guitarra y voz y quizá algún elemento más. Esto hace que algunas sean inviables con ese formato («Tubular dub», «Las campanas del Caribe»…) pero serán sustituidas por otras versiones, revisiones, perdón, que verán la luz en vivo.

Revisionista se une a la nómina de proyectos musicales que tienes o en los que participas. ¿Al final tus proyectos como músico son un reflejo de ti como oyente ecléctico de música?

Lógicamente somos filtros pero también cocteleras de lo que nos nutrimos y lo concentramos en uno o varios proyectos. Hago diferentes cosas, aparentemente dispares, sobre todo por inquietud y también por supervivencia. El reto es aportar algo con personalidad y dar salida a propuestas que merezcan la pena, lanzar satélites al espacio y disfrutar de la travesía.

Solo sí puedes, pero con amigos es mejor


El primer disco de Revisionista cuenta con una nómina de colaboradores tan amplia como sugerente. A continuación nos las desmenuza el propio Antonio:

La galería de personajes es amplia y han aportado mucho. Tanto al disco como a mí personalmente. De hecho han sido los cómplices que embarqué en cada canción quienes en varias de ellas han grabado gran parte de los instrumentos y han vestido cada pieza partiendo de mi idea. Para mí haber contado con todos ellos es la simbiosis que le da sentido, lo que le ha dado dinamismo, colores, sorpresas y carácter al disco. Estoy muy agradecido por su talento y el nivel de implicación.

En el camino ha habido versiones, revisiones, perdón, que he propuesto a artistas a quienes he producido y que encajaban con el rollo de sus proyectos. De hecho las han grabado para deleite de los autores y mi eterno agradecimiento, orgullo y satisfacción. Hablo de Stephanie Cadel et La Caravanne revisando a La Mode y a Calexico o a La Peluquera con Pixies…Pero las que conforman este álbum en concreto tienen un elenco muy variopinto que me ha hecho disfrutar mucho del proceso y finalmente brindar por el resultado.

«Aprenent a volar». La de Tom Petty se la enseñé al Dr. Jau (tocamos juntos en Le Grand Miércoles). Estuvo viviendo en USA y le tocó la fibra. Le gustó y se ofreció a grabarla y producirla (y yo feliz). Mi querida camarada Clara Camarena añadió el clarinete y Don Julio Bustamante me ayudó con la traducción al valenciá. Un lujo.

«Las campanas del Caribe». La de AC/DC, la más antigua. La grabé hace mucho en Madrid con un amigo productor con el que sigo trabajando, Germán Ponte, y de algún modo esta pieza es el origen de todo esto. Fiché al trompetista de Malarians, Julio Sánchez (tocábamos juntos de aquellas…), y a Arabia Martín, mi vecina canaria a la que oía cantar zarzuela por el patio de vecinos. Ha quedado muy bailable. ¡Azúcar!

«Cinzas as cinzas». La de Bowie la hice con SAAI!, un dúo valenciano de música instrumental transhumante, muy cinematográfica, de trompeta y guitarra. La quise bossanovizar de base y darle un rollo que encajaba con su escueta instrumentación. Si mono33 la coproduce, graba, me aguanta, añade el ebow para darle el toque cósmico intrigante y además Alexandra Gudinho lusitaniza (que no brasiliza) la letra ya lo tenemos listo para servir y degustar.

«Temps nous, temps salvatges». La de Ilegales la tenía en mente hace tiempo y al colaborar con Carlos Carrasco, tras trabajar juntos en estudio y en vivo, le propuse hacerla e inicialmente incluirla en su repertorio ya que pensé que encajaba con su onda acústica de folk americano fino. Yo la quería llevar al terreno canción protesta de la Transición, cantado en valenciá, y que la cantase él. Le gustó, se implicó, la arregló, grabó la mayoría de los instrumentos (básicamente guitarras además del guitarró valenciá (!), bajo y harmónica. Quién mejor que él) y la mezcló dándole una elegancia y un espíritu que la hizo crecer, sin duda y para bien de la revisión. Además la vistió de estilo americana y ya de paso la cantó mejor que yo. Hicimos dos versiones, con su voz y con la mía, así que cuando recopilé grabaciones para Revisionista la incluí. Confío en que la que canta él salga a jugar algún día en algún disco suyo porque quedó muy brillante. Todo un lujo contar con un músico, arreglista y productor de ese nivel. Para mí de las mejores del disco.

«Azul». «Azurro», de Paolo Conte y popularizada por Adriano Celentano la hicimos con Sopas del Mundo hace unos años. Un trío que hacíamos música de entreguerras, multilingüe, rollo semicabaretero…Quedó inédita y la incluí pues en el disco para darle una segunda vida. Encaja totalmente con la idea y mis queridos socios Nidal Kateb y Pablo Chávarri, instrumentistas completísimos y cómplices de primera línea, encantados. La violonchelista americana Linnea Weiss le puso arrebato clásico y el compositor portugués Raúl Marques me ayudó en la adaptación del texto. Volvió a producir, con paciencia y criterio, Germán Ponte.

» Tubular dub». Para la de Mike Olfield movilicé a amigos con los que había jamaicaneado antaño. Gente de Golden Singles Band, The Offbeaters, Dirty Soul Riders…Y su entusiasmo y entrega de principio a fin me conmovieron. Sangre jóven resolutiva y con empuje cuya capacidad quedó plasmada en el resultado final. Destacar, cómo no, a Paul Candau (Mr. Perfumme y La Hermandad de la alimaña, Manouche a trois…) de Estudios Poules Production, donde la hicimos. Completísimo músico y productor con una visión musical muy amplia y gran destreza. Coprodujo conmigo e hicimos juntos la parte de dub. Hizo un trabajo brillantísimo. Todos ellos. Y en plena pandemia.

«Chinese of my love». También con Paul Candau hice la de Los Payasos de la tele. Ahí encajaron piezas mágicas. Quería llevarla al manouche con un toque music hall y precisamente él tiene un trío de manouche (Manouche a trois). Así que movilizamos al trío para darle más credibilidad al tema, además tienen voz femenina, Beatriu Flor de Estiu, la cual se implicó desde el primer momento. Algo muy apropiado ya que la canción es un dueto y además lo cantamos en inglés y francés, ¡y ella habla francés!. Conseguimos un punto de teatralidad muy pizpireto. Por otro lado, el tercer elemento, Jorge Riela, la vistió de manouche con solo incluído y guitarra con carácter Django Reinhardt. Todo encajaba y apuntaba final feliz como en un gag de Los Payasos de la tele. Y así fue.

Reitero mi agradecimiento a todas las personas que de algún modo se involucraron. El disco ha tenido muy buena acogida. En esta ocasión la variedad de personajes y de disciplinas es lo que le ha dado sentido y credibilidad al proyecto.