Las canciones de Parade están llenas de numerosos guiños a la cultura. Cine, literatura, televisión, … Por eso esta vez escondemos las preguntas musicales y aprovechamos para conocer más a fondo otro perfil suyo.
Satie, Picasso y Cocteau bautizaron de alguna manera a Parade. ¿Qué te interesa de ellos? ¿Qué se refleja de sus obras en Parade?
El arte de principios del siglo XX, el comienzo de las vanguardias, ha sido siempre mi debilidad. Del ballet Parade me interesaba la confluencia de artistas favoritos que participaron. La influencia más clara, si la hay, sería la de Satie. Pero este momento de separación de lo anterior, aún con rastros de lo antiguo me encanta.
A lo largo de tu discografía hay muchas referencias al cine. En tu primer álbum se incluía «Metaluna», canción en la que aparecía un fragmento del discurso del replicante de «Blade Runner». ¿Qué te atrae de la ciencia ficción?
Me interesa en primer lugar el “sentido de la maravilla” que los buenos relatos de ciencia ficción pueden lograr, esa evasión soñadora que te crean los buenos escritores. En segundo lugar, la ciencia ficción en realidad habla del ahora, de lo que nos inquieta y produce miedo en este momento. La ciencia ficción siempre es hija de su tiempo y recoge los temores y sueños de los años en que se escribe.
¿Qué autores, películas o libros estarían en tu cabecera?
Me gusta la ciencia ficción menos hard, la más sociológica o filosófica, como la que escriben clásicos como Ursula K. Leguin, Theodore Sturgeon y Philip K. Dick, o contemporáneos como Neal Stephenson, China Mieville o John Crowley. Pero sin duda, mi favorito es un outsider como Cordwainer Smith. Si no tienes su colección sobre “Los señores de la Instrumentalidad” corre a comprarla ya. Por otro lado, me encanta lo que escriben personalidades mainstream como Stephen King (y su hijo, Joe Hill) o Neil Gaiman. Para mí no hay nada mejor que un buen narrador contando una buena historia.
A pesar de tu atracción por la ciencia ficción, y el terror, da la sensación que muchas veces utilizas ambos géneros como punto de partida para contar historias que realmente tratan sobre sentimientos muy humanos.
En mi caso, muchas veces el elemento fantástico es un instrumento para contar algo que me toca de cerca o que me emociona, sentimientos básicos como la soledad, el amor o la pérdida. A fin de cuentas son los ejes centrales sobre los que gravitan el 99% de las canciones pop.
En ese primer trabajo, también había un homenaje a Eduardo Manostijeras, un personaje de ficción cuyo caracter marca un poco el perfil de muchos otros que irán poblando tus canciones. ¿Te sigue interesando Tim Burton tanto como entonces?
Tim Burton me interesa siempre, aunque como todo artista con una larga carrera, tiene obras mejores y otras no tanto. Cuando alguien con un estilo muy marcado quiere salirse de lo que ha hecho antes, se le critica. Pero si sigue haciendo lo de siempre, se dice que se repite. Uno no puede ser genial siempre, hay que dar margen a los artistas para que exploren y se equivoquen.
En el disco «Inteligencia artificial» (más referencias cinéfilas) se incluía «¡Llama!», una suerte de pasodoble galáctico y en «Amor y ruido», el bolero «Morninha». ¿Te gusta lo que se suele llamar cultura popular?
Estos dos discos que nombras son en los que mayor influencia tiene la música popular. Tomo como referencia la música del mediterráneo, tanto francesa como italiana, pero siempre desde mi punto de vista, no pretendo ser auténtico. Pero sí me fascinan los antiguos bailes populares, los pasodobles y chachachás. La perspectiva de Pascal Comelade sobre la música popular me parece muy atractiva.
Otras referencias cinematográficas que aparecen en tus trabajos son Wes Anderson o Berlanga, ¿qué otros cineastas merecerían una canción de Parade?
Wes Anderson, Berlanga, Kubrick o Spielberg me han fascinado. Últimamente he visto una película de Tommy Lee Jones llamada “The Homesman” que me ha gustado mucho.
Superman, Mazinger Z, Frankestein,… ¿Qué tiene que tener un personaje de ficción para incorporarse al imaginario de Parade?
Algo que me toque, que me emocione y haga saltar la chispa. Puede ser algo muy insospechado, como esa capacidad de ternura que desprende J. F. Sebastian en “Blade Runner” o la sensación de ausencia de padre que tiene Frankenstein. Cualquier cosa.
En «Amor y ruido» se encontraba la canción «Reality en la casa encantada», ¿Qué te parecen esos tipos de programas?
No suelo ver realities, soy muy escrupuloso con la intimidad de las personas, no me gusta verla expuesta aunque ellos quieran que se les vea. Pero tampoco soy quien para juzgar los gustos de la gente. En el caso de «Reality en la casa encantada», el juego era ver cómo se podía llevar al extremo el morbo de un reality, sabiendo que si no ganas, mueres.
Ya que hablamos de televisión, ¿cuáles son tus series favoritas?
Clasicazos como Twin Peaks, Expediente X, Buffy Cazavampiros o Firefly, mainstream como The Walking Dead, Fringe o Juego de Tronos, y series no tan conocidas como Freaks & Geeks, Carnivale, Black Mirror o Fargo. De todo, no tengo pudor.
La mayoría de tus canciones funcionarían como cuentos. ¿Has tenido alguna vez la tentación de escribir algo al margen de la música?
Soy muy sintético al escribir y me cuesta muchísimo desarrollar una historia. Quizá el haber compuesto tantas letras de canciones me coarta al escribir una historia larga. Lo he hecho muy pocas veces en mi vida y nunca me ha terminado de gustar. Puede que no sea lo mío, o puede que no lo haya intentado lo suficiente.
Dedicaste un ep entero al Estudio Ghibli. ¿Qué es lo que te cautiva de sus producciones?
Admiro la personalidad de Miyazaki, la forma en que sus creencias humanísticas se reflejan en sus películas: normalmente no hay buenos ni malos, sus personajes se equivocan y evolucionan, las protagonistas suelen ser mujeres que se enfrentan a la vida y las circunstancias sacan lo mejor de ellas… Además, sus películas tienen una capacidad de abstraerte y de dejarte suspendido que no tiene rival. Ese sentido de la maravilla del que te he hablado antes.
¿Qué otras cosas te gustan en la animación?
Isao Takahata y el malogrado Yoshifumi Kondo no le van a la zaga. La última de Takahata (“El cuento de la princesa Kaguya”) es una obra maestra, de las de quedarse bobo. Tomm Moore, que recientemente ha hecho “Song of the Sea”, también me gusta mucho. Y series de animación como “Más allá del jardín” me vuelven loco.
Todas tus portadas, excepto la primera, son ilustraciones. ¿Das total libertad para su creación?
Normalmente trabajamos con una idea de lo que puede ser el disco. Esto hace que los ilustradores cierren un poco el arco temático y estilístico, e incluso sea más fácil realizar la portada. A partir de ahí, el ilustrador es libre.
¿Quién te gustaría (que no haya hecho ninguna) que se encargara de la próxima?
De la próxima se va a encargar (seguramente) Mar Hernández (Malota), con la que me une una larga relación de amistad. Incluso llegó a tocar conmigo durante los primeros años de Parade. No sé por qué todavía no se lo había pedido. El Estudio Primo, de Jorge Elósegui, me encanta y me gustaría que participara en un disco mío alguna vez.
Y la única pregunta musical de la entrevista, ¿qué nos puedes adelantar de ese nuevo disco?
Se publicará en enero / febrero del próximo año, y estoy terminando de grabar las canciones. Es una vuelta al pop electrónico del que me había alejado en los últimos discos y que me apetecía recuperar.