Amadeo Moscardó. Foto: Pedro Castillo.

Amadeo Moscardó ha ganado el Premio a la Mejor Banda Sonora en la edición de este año del festival La Cabina por su trabajo en el mediometraje Les xiques van al parc de nit (Celia Cuenca e Iñaki Sánchez Arrieta, 2021). El músico valenciano es Graduado Superior de Piano Jazz por el Conservatorio Superior Joaquín Rodrigo, cuenta con un amplio bagaje en los escenarios y ha colaborado con Alondra Bentley, Alberto Amar, Mireia Vilar o Néstor Mir, entre otros. El mes que viene se estrena El lodo (Iñaki Sánchez Arrieta, 2021), película para la que ha compuesto su música con Xema Fuertes. Hablamos con Amadeo, por teléfono, sobre su galardón.

¿Qué supone haber ganado el premio de La Cabina?

Es muy importante. Espero que el premio me pueda abrir otras puertas en este sector, para seguir trabajando haciendo música para el audiovisual, porque la verdad me apetece mucho y es muy gratificante para mí.

¿Cómo llegas a Les xiques van al parc de nit?

Ya había trabajado antes con uno de sus directores, Iñaki Sánchez Arrieta, y además nos conocemos desde hace muchos años.

¿Te dieron alguna indicación o tuviste libertad total?

Ha sido bastante libre la composición. No suelo trabajar con referencias de compositores actuales porque la tendencia suele ser bastante Hollywood, muy marcado y muy cerrado. En este caso, Iñaki y Celia me dieron libertad para explorar diferentes sonoridades. Les apetecía como algo más experimental, urbano, combinando elementos electrónicos con la trompeta, que interactuara mucho con el sonido ambiente de la ciudad, que transmitiera una sensación de extrarradio urbano.

¿Cómo fue el proceso creativo?

Al no haber diálogos, la atmósfera se crea combinando la música y el sonido. Lo más productivo fue reunirnos Iñaki, Javier G Genís que era el responsable del sonido y yo y decidir dónde utilizar más música y dónde darle más importancia al sonido ambiente.

Hubo alguna referencia como Erik Truffaz, que es un trompetista de jazz pero que tiene varios proyectos con músicos electrónicos. Y luego alguna referencias más mía, tipo electrónica como Apparat o Laurel Halo, que es una chica que hace música bastante experimental. Pero hubo mucha libertad y muy pocas modificaciones.

En la película se distinguen dos tipos de música a lo largo de su metraje. Una más jazz, más apacible, con más protagonismo de la trompeta para los momentos en que la protagonista parece más tranquila o se acerca a la felicidad; y otra más inquietante, electrónica, experimental, en consonancia con la ciudad y los peligros que puede esconde.

Sí. Tanto para Celia e Iñaki como para mí había dos partes, como dos hilos narrativos a la vez que son la nostalgia que tiene la protagonista por una cosa que no ha pasado y que se preveé a través de la música y esa sería la parte más tranquila, más jazz. Y luego la parte más sobrenatural que sería la más electrónica y oscura.

En el film suenan dos canciones del disco Un immens i infinit continent, de Néstor Mir, en el que grabaste teclados, sintetizadores y pianos.

Eso fue cosa de Iñaki. Le dije algunos discos en los que había participado, y entre ellos estaba el de Néstor Mir, y contactó con él. Aparezco porque había grabado el disco y suena mi música, pero en eso no tuve poder de decisión.