Denmark (Kasper Rune Larsen, 2017).

Durante este mes de junio, el Mundial de fútbol acapara el interés informativo de casi todos los medios. Sin embargo, en esas mismas fechas hay otra cita en la que también compiten representantes de distintos países. No se disputa en ningún estadio, sino en la comodidad de la Filmoteca de València. Se trata del festival Cinema Jove que cumple, este 2018, treinta y tres ediciones.

Del 22 al 29 de junio, diez películas optarán por levantar la Luna de València al Mejor Largometraje. Pero como es costumbre, el certamen no solo vive de esta Sección Oficial. También está, por ejemplo, la prestigiosa de Cortos (con la presencia del ganador de la Palma de Oro del Festival de Cannes en 2017, la producción china A Gentle Night, de Qiu Yang, o el Gran Premio del Jurado en Sundance 2018, el corto español Matria, de Álvaro Gago); la pujante de webseries (con 13 producciones de países como Argentina, Reino Unido, Turquía, Uruguay y Chile entre otros y el estreno de la serie francesa de ciencia ficción Nemausus); los reconocimientos al productor Fernando Bovaira, al director colombiano Luis Ospina y a los actores Greta Fernández y Pablo Molinero; una retrospectiva por los pasos que dio Brian de Palma de joven; el ciclo Beats & Frames, con 20 films en torno a la música electrónica; o proyecciones especiales entre las que se incluyen el último trabajo de David Trueba (Casi 40) o el debut de Pau Durá detrás de las cámaras (Formentera Lady).

Japón, Hungría, Alemania, México, Dinamarca o España son algunos de los países que participan en este mundial fílmico. Una selección que desde el propio festival apuntan que pone énfasis en heridas abiertas de la sociedad actual. Estas son las diez historias que saltarán al campo.

The Swan (Ása Helga Hjörleifsdóttir, 2017)

Coproducción entre Estonia, Alemania e Islandia. Es el debut largo de su directora, que adapta la novela El cisne, de Gudbergur Bergsson, editada en España por Tusquets, y de la que Milan Kundera dijo que a pesar de que exhala en cada línea el paisaje islandés no había que leerla como algo exótico.

Lo mismo habrá que hacer con una cinta que cuenta el viaje iniciático que realiza una niña de 9 años cuando le envían a un paraje rural con unos parientes lejanos, durante un verano, en el que entrará en contacto con realidades y personas que le eran ajenas hasta entonces.

The Hungry Lion (Takaomi Ogata, 2017)

Película japonesa que apunta directamente al peligro de dar por veraces mentiras y rumores que circulan por las redes. Un profesor de instituto es detenido por presuntos abusos sexuales. El bulo de que una alumna del centro aparece en un vídeo del detenido crece hasta convertirla en víctima de ciberacoso.

Rodada como si fuera un documental se trata de la segunda película de Ogata, un cineasta que cree firmemente en el compromiso social que debe tener el cine y que se declara admirador de los directores Robert Bresson, Ingmar Bergman y Luis Buñuel.

Génesis (Árpád Bogdán, 2018)

Tres historias independientes, pero interconectadas entre sí en torno a un trágico y brutal suceso, conforman este film hungaro. La película tiene su origen en un documental para la BBC, que rodó el propio Bogdán, sobre un ataque neonazi a un campamento de rumanos en el año 2009.

Génesis se ha estrenado en la Berlinale de este año, festival que ya le es familiar al director porque en 2007 ganó una mención especial con otro de sus trabajos, Happy New Life.

Silent Night (Piotr Domalewski, 2017)

Los conflictos familiares alrededor de una comida han dado estupendos resultado en el cine. En esta producción polaca, además, el motivo de sentarse a cenar todos juntos son las fiestas navideñas y el regreso de uno de los miembros del clan emigrado a los Paises Bajos. Pronto los besos, abrazos y la alegría por el reencuentro irán virando hacia tintes dramáticos.

Domalewski, inspirado en películas turcas, iraníes (como Nader y Simin, una separación) y rumanas que retratan pequeños núcleos de convivencia, quería trasladar esa atmósfera y sus conflictos a su país, para convertirlos también en algo universal.

Vakuum (Christine Repond, 2017)

Una mujer descubre, mientras organiza los preparativos de la celebración del 35 aniversario de su boda, que es seropositiva y que le ha contagiado su marido. Es el punto de arranque de esta cinta, con capital alemán y suizo, que vuelve a situar el SIDA en primer línea argumental. Casualmente, el film se proyectará el 22 de junio (también el 23), un día después de que se celebre el VIHsibles Festival en el Centre del Carme, para dar visibilidad pública a personas con VIH en València.

Christine Repond es una vieja conocida de Cinema Jove. En el festival presentó en 2011, siendo reconocida con una mención especial del jurado, su primera película de ficción, Silberwald/ Silver Forest, sobre un tema tan tristemente actual como la asociación interesada, que hacen algunos, entre inmigración y delincuencia.

Denmark (Kasper Rune Larsen, 2017)

Beber, practicar sexo, hablar de películas (por ejemplo El jefe de todo esto, de Lars Von Trier) y música, escuchar hip hop y hacer piruetas a bordo de un skate son algunas de las cosas que hacen el grupo de adolescentes protagonistas de este film danés. Hasta que una de las chicas del grupo, de 16 años, se queda embarazada de uno de los miembros del mismo y …

La ópera prima de Rune Larsen es su trabajo de graduación y también se estrenó en la Berlinale. El joven cineasta optó por no de guionizar las secuencias y dejó que fueran los propios actores los que improvisaran los diálogos, con el fin de darle mayor veracidad a la historia.

Restos de viento (Jimena Montemayor Loyo, 2017)

Segunda película de la directora mexicana Jimena Montemayor Loyo, con tintes autobiográficos, en torno a la ausencia de un hombre y de cómo la viven su mujer refugiada en el alcohol y sus hijos que lo identifican con una extraña criatura que se les aparece. En el reparto, la actriz argentina Dolores Fonzi (Plata quemada, El aura, Truman,…).

Esa doble relación argumental con el marido y padre le sirve a Montemayor Loyo para combinar dos discursos cinematográficos distintos, uno más estático, lento y con planos más abiertos cuando se centra en la madre y otro más inquieto, incluso cámara en mano en alguna ocasión, cuando su mirada se fija en los niños.

Jibril (Henrika Kull, 2018)

Otra ópera prima y otra cinta que se programó en la Berlinale. Una producción alemana sobre «la ardiente pulsión amorosa entre una madre de tres niñas divorciada con un hombre condenado a seis años de prisión», según se recoge en el dossier del propio Cinema Jove. Ella es una inmigrante de raíces iraquíes que vive en Berlín, él (cuyo nombre da título al film) es palestino.

Jibril es el trabajo de graduación de Kull, con el que regresó a un corto de carácter documental que rodó en 2005, Absently Present, sobre una mujer y su relación con un preso. En el largometraje, que cuenta con actores noveles, además de la dirección y autoría del guión, tuvo que asumir las labores de montaje.

L’animale (Katharina Mückstein, 2018)

La seguna película de la austríaca Katharina Mückstein completa la nómina de cintas de la Sección Oficial de Cinema Jove 2018 que han pasado por la Berlinale. El título lo toma prestado de una canción de Franco Battiatto de 1985. Una elección nada casual teniendo en cuenta el protagonismo que tiene en una secuencia del film.

L’animale nos cuenta la historia de una pandilla de motoristas que tienen atemorizados a los habitantes de un pueblo, especialmente a las chicas, y de los conflictos de identidades y sentimientos que surgen en torno a ellos o alrededor de familiares y amigos. En palabras de la propia directora su largometraje habla «de las convenciones sociales que nos constriñen y cuestiona si podemos liberarnos de ellas y cómo».

#Seguidores (Iván Fernández de Córdoba, 2018)


La representante española supone, además, que una cinta valenciana vuelva a concursar en el certamen una década después. #Seguidores, la segunda película de Iván Fernández de Córdoba, reflexiona sobre la incomunicación a la que nos está abocando un mundo cada vez más comunicado. Para ello se vale del encuentro entre Sara y Erik, influencers que viven por y para las redes sociales, y Julia y Pep, un matrimonio de bohemios que habita en un bosque de modo autosuficiente.

Como su primer film, Cruzando el sentido (que también se presentó en Cinema Jove), Fernández de Córdoba ha rodado sin ningún tipo de ayuda institucional. Y es que como nos confesó en una entrevista a raíz de aquella otra cinta, «Cuando quiero contar algo me va la vida en ello y por eso lo consigo«.