Rodaje de «Maixabel», Urko Olozabal e Icíar Bollaín.

Las nominaciones al Goya al Mejor Actor de Reparto están prácticamente acaparadas por el film El buen patrón. Tres de las cuatro reconocen el trabajo de intépretes de la película de Fernando León de Aranoa: Celso Bugallo, Fernando Albizu y Manolo Solo. Urko Olozabal por su papel en Maixabel completa la lista de aspirantes al galardón. Conversamos con todos ellos:

Celso Bugallo (El buen patrón)

Celso Bugallo en «El buen patrón». Foto: Fernando Marrero.

«Cuando leí el guión, que lo hice de una sentada, me llevé un golpe muy fuerte en la espalda que me arrojó hacia la esquina que tengo yo para trabajar y me puse a ello. Me impresionó muchísimo, no solo el guión, sino también el personaje que me encomendaron y que traté de hacer lo mejor posible.

Mi personaje es un hombre de pocas palabras, pero sabe expresarse muy bien por otros medios. Todo es importante en la interpretación. La palabra es importante, pero también la conducta, la gestualidad, las acciones, los movimientos… todo va a la par.

Esta era la tercera película que hago con Fernando León, nuestra relación fue muy sencilla. Nos entendemos muy bien. Además, me eligió para este papel sabiendo que lo tenía formado al 80%. Trabajar con él es un lujo.

Todo el mundo me habla de la última escena. Yo traté de hacer un personaje que es un ser humano honesto, buen trabajador, docil, pero que también sabe darse cuenta de cuando el mal aparece. Con todo lo sencillo que pueda ser al final se da cuenta de que está siendo engañado».

Fernando Albizu (El buen patrón)

Fernando Albizu en el rodaje de «El buen patrón». Foto: Fernando Marrero.

«El trabajo fue cómodo. Soy muy obediente y me dejé llevar por mi intuición y las órdenes de Fernando, para crear a Román. Estaba bastante claro y parece ser que acertamos».

Manolo Solo (El buen patrón)

Manolo Solo en «El buen patrón». Foto: Fernando Marrero.

“Me llamó mi representante para decirme que Fernando León me quería probar para un personaje de cara a su próxima película. Subidón de adrenalina por tan ilusionante sorpresa. Es uno de mis directores españoles favoritos de siempre. Me pongo a leer el guión -qué suerte/detalle que me lo envíen completo- y un cosquilleo interior va creciendo a medida que avanza la lectura. La historia, los personajes, las tramas, los diálogos, el tono de comedia en serio con filo y retranca…hacen que me la lea de un tirón con cierta agitación en el ritmo cardíaco y una sonrisa permanente que se convierte en carcajada por momentos.

Como al leer el guión había un personaje, distinto al que me ofrecían probar, en el que también me veía y que me gustaba aún más que el otro y como quiera que últimamente me había funcionado el postularme por un personaje diferente al que se me ofrecía en algunos proyectos…el caso es que aquí propuse hacer, también, una prueba para Miralles. Aceptaron. Hice las dos pruebas en una sesión de cuatro horas con Fernando León dándome la réplica y la sensación constante de estar más en un fructífero ensayo o sesión de trabajo que en un casting. Y, bueno…al final conseguí el personaje que propuse: Miralles. De él me atraía su desarbolamiento vital, su zigzag desnortado con mapa desfasado y brújula rota, sus maneras de “hombre de los de antes” en su relación con su mujer y con otros empleados. En el mismo corte de masculinidad rancia de su patrón pero en una versión de marca blanca, de clase inferior, de subalterno, como una suerte de “capataz” del amo con un reflejo de Los santos inocentes o incluso del “Tío Tom”, pero también me atraían su fragilidad, su toque de niño perdido, su dolor, esa desesperación que podía incluso contribuir, controlando el aspaviento, a la comedia fina. Gamas de color, matices, en definitiva.

Trabajar con Fernando es un lujo. Respeta y cuida al actor sin sobreprotección ni lisonjeo. Cuando trabaja contigo está contigo al 100%. Crea un ambiente de trabajo fantástico. Contras: rueda muuuuuuuchas tomas. En cuanto a la libertad para aportar al personaje desde el actor, en mi experiencia no hay mucho margen para ello. Yo soy un actor “proactivo”, a veces quizá demasiado, en parte es mi naturaleza pero en parte también creo que se debe a que me he encontrado en mi carrera muchos personajes a medio abocetar y muchos diálogos manifiestamente mejorables y me he acostumbrado, con mis aciertos y mis errores, a arremangarme y sugerir cambios, proponer alternativas, pulir diálogos, incluso, en ocasiones. Con Fernando todo esto no ha lugar, básicamente porque el personaje está muy definido y completo ya de guión y los diálogos son difícilmente mejorables. Y cuando lees un guión suyo constatas enseguida la cantidad y calidad del talento y del trabajo que tienen detrás”.

Urko Olazabal (Maixabel)

Urko Olazabal en el rodaje de «Maixabel».

«Recibí la noticia con mi mujer, estábamos en Bizie, que es la escuela de interpretación que tenemos juntos en Bilbao. Un antiguo alumno mío ofreció un streaming en directo de la lectura de las nominaciones y así es como seguimos la nominación. Cuando oímos mi nombre saltamos de la silla y entre risas y llantos nos abrazamos. Por suerte, este pequeño éxito me ha pillado con madurez. La carrera de un actor está llena de obstáculos, yo no soy ninguna excepción. En mi caso, a pesar de los esfuerzos, he sido afortunado, porque al no recibir la llamada durante muchos años, esto me animó a crear mi propia escuela y de repente, Icíar Bollaín puso los ojos sobre mí.

Un actor siempre tiene directores e intérpretes soñados, los más queridos, Icíar, Luis y Blanca, que en este caso son un trío de ensueño para mí. Admiro profundamente sus carreras y trabajar con ellas ha sido más maravilloso de lo que pensaba. Son estrellas cercanas pero modestas, entrañables y de esas que hacen sentirse cómodos y arropan a su nuevo compañero. María Cerezuela completa este cuarteto de póquer. Sin olvidar a Tamara Canosa, María Jesús Hoyos y Arantxa Aranguren que están igualmente extraordinarias. A María Cerezuela la conocía desde la escuela Bizkaiko Antzerki Ikastegia (BAI) y me hizo mucha ilusión cuando me dijeron que estaba en la película.

El guión de la película está inspirado en las vivencias de Maixabel Lasa, Ibon Etxezarreta y Luis Carrasco. Supe que lo que se contaba era una historia real. Enseguida me di cuenta de que se trataba de un material sensible y frágil, y tenía claro que tenía que trabajarlo con mucho respeto y verdad. Me reuní con Luis Carrasco para hacer la preparación del personaje. Creo que él sentía que yo podía ser un vehículo para contar su historia personal. Fue muy generoso, me mostró su energía. De hecho, ese fue mi punto de partida para preparar el personaje. Me encontré ante un hombre, hoy, profundamente arrepentido, de ahí mi viaje a su pasado. Precisamente, imaginando en mi cabeza el camino hacia la posible juventud violenta de Luis Carrasco. Recordé los tiempos jóvenes en los que teníamos pensamientos revolucionarios, las manifestaciones, el ambiente en las calles en Euskadi y me di cuenta de que la violencia de ETA de antaño no estaba tan lejos de mí, que estaba tan normalizada en la sociedad vasca como en mí mismo y ese bagaje me ayudó a componer el personaje.

Disfrutaremos de València, porque, aunque no ganemos un Goya, será una fiesta para nosotros, llegar hasta aquí ya es un premio. Además, como Maixabel ha recibido muchas nominaciones, nos reuniremos bastantes compañeros del equipo técnico y artístico, estoy seguro de que nos lo pasaremos bien».