Antonio Frutos por Bajocero, Miguel Doblado por Josefina, Nacho Ruiz Capillas por Maixabel y Vanessa Marimbert por El buen patrón acaparan las nominaciones al Premio Goya al Mejor Montaje. Uno de los procesos clave de toda película, donde el guión existente se acaba de convertir en una historia que abandona el papel. De su trabajo en los films mencionados hablamos con los tres últimos profesionales citados:
Miguel Doblado (Josefina)
«El montaje de Josefina me ha traído muchas alegrías, no sólo por la nominación sino por la satisfacción de haber ayudado a construir una película hermosa y sutil que es capaz de transmitir las complejas emociones de la pareja protagonista. Ahí, la labor de Emma Suárez y Roberto Álamo ha sido clave. Es un regalo cuando te encuentras con unas interpretaciones como esas, dónde lo difícil es elegir entre lo bueno y lo excelente. Javier Marco (director del film) les ha conducido estupendamente. Ėl también es montador lo que ha facilitado nuestra comunicación. Además desde el principio coincidimos en el ritmo y el tono nada sencillos que debía tener la película».
Nacho Ruiz Capillas (Maixabel)
«Me preguntan sobre el proceso de edición de Maixabel y no sabría responder cuándo empezó todo, dado que Icíar me mencionó por primera vez el proyecto hace mucho, no recuerdo qué película estábamos editando. He seguido desde muy al principio la gestación pues leí el guión muy al inicio e Icíar (Bollaín, directora del film) me comentaba la evolución con mucho detalle, no tanto como editor sino como amigo. Finalmente al sentarme ante el ordenador ya conocía muchos pormenores de las personas involucradas y la curiosidad me hacía hacer preguntas constantemente. Creo que es la historia, desde que trabajo con la directora, en que he visto más implicación personal y ese torrente emocional, sin duda, me ha implicado mucho más que en otras películas».
Vanessa Marimbert (El buen patrón)
«Lo normal es que los responsables del montaje se incorporen cuando el rodaje empieza y al día siguiente ya vayan premontando. Con Fernando León, con quien trabajaba por primera vez, no fue así. Le gusta tanto el montaje que prefiere posponerlo para poder estar más presente. Eso sí, hablé mucho con él de la película antes de rodar
Fernando está presente en todos los procesos de la película, muy muy presente. Para que os hagáis una idea, yo ahora estoy montando un documental de Carlos Saura y apenas le veo, quedamos alguna vez, le enseño material y comentamos. Fernando disfruta mucho con el montaje, es consciente de que es clave para rematar su historia.
Desgraciadamente, creo que de las categorías que existen, el montaje es de las más desconocidas. Llevo más de veinte años dedicándome a ello y a día de hoy sigo teniendo que explicar lo que hago. Y somos los que acabamos de hacer las películas. El buen patrón, por ejemplo, tuvo siete semanas de rodaje y cuatro meses de montaje».