Que en Verlanga nos encanta adentrarnos en las entrañas de los processo creativos no es ningún secreto. La excusa del artículo sobre los nominados al Goya al Mejor Sonido era una oportunidad que no podíamos dejar pasar para conocer más sobre ese trabajo invisible, pero absolutamente necesario, para que las películas se entiendan.
Las nominaciones, este año han recaído en Iván Marín, Pelayo Gutiérrez y Valeria Arcieri por El buen patrón (Fernando León de Aranoa); Sergio Bürmann, Laia Casanovas y Marc Orts por Madres paralelas (Pedro Almodóvar); Alazne Ameztoy, Juan Ferro y Candela Palencia por Maixabel (Icíar Bolláin); y Daniel Fontrodona, Oriol Tarragó, Marc Bech y Marc Orts por Tres (Juanjo Giménez Peña).
Hablamos con Ameztoy, Marín, Arcieri, Gutiérrez, Tarragó y Bech:
Alazne Ameztoy (Maixabel)
El reto en Maixabel fue, ante todo, recrear un ambiente sonoro que sugestionase al espectador y lo introdujera en dos mundos muy diferentes, el de Ibon Makazaga y el de Maixabel Lasa.
Para Maixabel se utilizaron principalmente elementos relacionados con la naturaleza, que junto con la narrativa, provocase un in crescendo de la tristeza a la serenidad, al optimismo. Nos ayudamos de los ambientes grabados en las propias localizaciones y ya en el estudio, fuimos añadiendo capas de pájaros, cencerros, campanas… Para ir subiendo hacia un ambiente más vivo, más alegre.
A Ibon le rodea un mundo metálico, opresor, frío. Puertas de celda, cerrojos, rejas, pestillos fueron muchos de los sonidos grabados en la antigua, y ya sin actividad, Carcel de Nanclares de la Oca. También se crearon ambientes de figuración en los patios, pasillos y celdas. Y a posteriori, se grabaron en la cárcel de Zaballa ambientes de presos comunes en distintas estancias.
Con todo esto, y algunas otras creaciones que grabó Juan Ferro en su estudio, se pudo crear las capas necesarias para que Candela Palencia, con excelente criterio, hiciese la mezcla final de estos dos mundos sonoros.
Iván Marín (El buen patrón)
La película El buen patrón gira en torno a un personaje, el empresario Blanco, protagonizado por Javier Bardem, y el mayor reto para un técnico de sonido es recoger el registro de su interpretación con todos sus matices y sutilezas, que en el caso de Javier son muchos. También es cierto, que su colaboración y preocupación porque el sonido sea válido es muy grande, para un actor de sus características el doblaje es una pesadilla. A ello se une un director, Fernando, que meses después de haber finalizado el rodaje, y ya en la sala de montaje, recuerda con total precisión todas las tomas y busca ese carraspeo o ese suspiro de final de una frase que le gustó en su momento o esa entonación que solo se produjo en una toma concreta. Por lo tanto, el mayor reto es no dejarse una coma sin grabar. Y en el caso de Valeria (Arcieri), la editora de diálogos tener la perseverancia para encontrar esos momentos buceando en el ingente material sonoro.
El rodaje de la película presentaba, a priori, una complicación añadida, conjugar la limpieza de los diálogos con la actividad en la fábrica, de manera que por imagen los planos tuvieran la vida de una empresa a pleno rendimiento. Para ello hubo que falsear todos aquellos elementos que producían ruidos molestos e inventar soluciones como forrar de moqueta la base da las cajas que circulaban por las cintas transportadoras o revestir los canalones de desagüe para evitar el ruido del agua cuando llovía. Es más, debido a que el tejado de la fábrica era metálico lo forramos con césped artificial para evitar el repiqueteo de la lluvia. Para ello fue fundamental la ayuda del director de arte César Macarrón.
Por lo demás, si exceptuamos las avionetas que nos sobrevolaban a diario y que nos obligaban a pausar las tomas, problema que sobrellevamos gracias a la paciencia del equipo tanto artístico como técnico, el rodaje fue como las anteriores películas que he rodado con Fernando, una sucesión de planos cuidados al milímetro en un ambiente de concentración extrema, aunque siempre con el sentido del humor a flor de piel.
Valeria Arcieri y Pelayo Gutiérrez (El buen patrón)
Nosotros cogíamos el sonido directo, del que se encargó Iván Marín, y empezábamos a articular con el músico, con los efectos, limpiando los diálogos… todo lo que es la banda sonora de la película. Nuestro trabajo es que la película sea inteligible y coherente con las necesidades del director. Por ejemplo, con Zeltia Montes, que ha hecho un trabajo estupendo con la música, estuvimos en contacto desde que arrancamos el proceso de sonorización, para que convivieran nuestros sonidos con su música
Fue la primera vez que trabajamos con Fernando León y ha sido una experiencia muy interesante. Es muy exigente, pero muy ameno. Se sabía todo el material que había grabado y donde estaban las mejores tomas por sonido, por los actores… Es muy riguroso, muy concienzudo y muy técnico. Los primeros días que trabajamos con él, sobre todo los diálogos, cambiando tomas… dijo “¡cuántos psicópatas nos hemos juntado!”, porque cada uno teníamos un nivel muy alto de exigencia, con nuestras manías y psicopatías.
Oriol Tarragó y Marc Bech (Tres)
Oriol: Cuando Juanjo (Giménez Peña, director de Tres) nos mandó el guión vimos que no es que el sonido fuera importante en la película, es que el sonido era la historia. El hándicap más importante de Tres es que el sonido era narrativo, el diseño de sonido se convierte en parte de la trama de la película. Ahí estuvo la complejidad de nuestro trabajo, porque técnicamente no es una película muy difícil, pero conceptualmente, para que funcione sí. Es un film que, teóricamente, teníamos que hacer en dos o tres meses y estuvimos seis. Tuvimos varias reuniones con Juanjo y con el montador de manera online porque coincidió justo con la tercera ola del covid. Él montaba la secuencia y nosotros la sonorizábamos, y claro teníamos que explicarle el por qué tenía que ser así, porque se convertía en narrativo, tenía que quitar algún plano para que funcionara la desincronización, fue un trabajo bastante laborioso.
Marc: Por ejemplo, en la segunda secuencia, en la que el personaje de Marta Nieto (que es diseñadora de sonido) está montando en la sala de mezclas es una de las que trabajamos mucho conjuntamente con montaje porque dependiendo del plano se entendía de una manera u otra. Y es una secuencia muy importante para que se entienda a qué se dedica ella.
Oriol: Es una película en la que a la protagonista su audición se le desincroniza. Que se dedique profesionalmente precisamente a trabajar con el sonido era muy importante para que se entendiera que su crisis personal y emocional se le manifiesta a través de su psicosis, si hubiera sido bombera o médica seguramente hubiera sido de otra manera.
Marc: Además, todo el mundo sabe cuál es el trabajo de un policia, por ejemplo, pero no el de un mezclador.
Oriol: Nuestro trabajo habitual en una película es entender el argumento de la película y su estilo para que el sonido vaya acorde. Pero en este caso, el diseño del sonido forma, como he dicho antes, parte del argumento de la película. Por ello hubo que simplificar algunas escenas, la regla del menos es más, porque si, por ejemplo, había muchas acciones, y todas ellas se oían, el espectador oiría muchas cosas desincronizadas con la imagen y acabaría por no ver ni escuchar nada, no percibiría la desincronía, directamente saldría de la película.
Marc: Como anécdota, en la película salen unas grabaciones donde se escucha al personaje de Marta Nieto de niña haciendo unos ejercicios de logopedia y había que registrarlas. Producción buscó niñas para hacerlas, pero no llegaban, y es que no era simplemente una grabación porque llevaban un diseño de sonido muy concreto, una textura sonora muy parecida a cuando ella, en la actualidad, controla sus crisis y puede inducir escuchar el pasado. Me llevé un grabador de mano pequeño a casa y empecé a grabar a mi hija, improvisaciones y también algunos ejercicios de logopedia, se lo enseñé a Juanjo, le gustó y se quedó en la película.