Eduardo Antuña es el heredero de esa estirpe de actores secundarios de la que el cine español siempre ha podido presumir. Esos intérpretes que no necesitan, ni siquiera tener una línea de diálogo en una secuencia para robarle el plano al protagonista y comerse la cámara. Muchos le recordaréis por aquel Charly, obsesionado con La guerra de las galaxias en La comunidad, de Álex de la Iglesia. Pero Antuña es un todoterreno que ha trabajado en cine, teatro y televisión.
¿Cuándo sentiste la necesidad, por primera vez, de actuar?
Desde niño yo era el simpático de la pandilla y actuaba en el colegio, para la función de fin de curso, sainetes asturianos….
¿Y cuándo fuiste consciente de que se había convertido en tu profesión?
Cuando empecé a trabajar con la compañía profesional Margen, en Asturias. Ya en los ensayos me sentía uno más.
¿Cómo fueron los inicios? ¿Qué recuerdos tienes de aquellos años? ¿Alguna imagen que se te haya quedado grabada?
Mi primer trabajo fue en el centro cultural de Tuilla, Manuel Llaneza, con un grupo teatral amateur. Más adelante en el cultural de Gargantada El Lloreu…. Recuerdo que en esa época ensayaba los domingos por la mañana y yo salía los sábados por la noche…y cuando me levantaba los domingos por la mañana, me decía yo a mi mismo… “Ya hay que tener ganas para hacer esto, pudiéndome quedar en la cama”. Y la imagen que tengo grabada es una cuesta muy pronunciada de 2 km que había de mi casa al lugar de ensayo, y me la hacía andando cada domingo con mi pertinente resaca del sábado.
Cine, teatro y televisión. Eres un actor que se ha prodigado en los tres medios. ¿Cómo definirías el trabajo en cada uno de ellos?
En los 3 casos, el actor siempre tiene que crear un personaje, mostrar unos sentimientos, transmitir intenciones partiendo de un texto… la diferencia está en la técnica de cada medio.
En teatro es a base de ensayos, hay un proceso; un inicio, un nudo y un desenlace…. Y todo se realiza de una forma cronológica y consecutiva. Cuando está todo fijado y actúas frente al publico tienes que proyectar de igual de modo al que está en primera fila como al que está en la última.
En televisión, hay menos ensayos y aunque se graben las secuencias de forma correlativa y cronológica, siempre se puede parar y retomar una secuencia. Al haber un trabajo técnico de cámaras, el realizador siempre puede elegir la toma más adecuada
En cine todo es mucho más desglosado, no tiene por qué haber una cronología, el primer día de rodaje se puede estar rodando el final de la película. El actor tiene que tener muy claro en el momento en el que está para poder mostrar esos sentimientos e intenciones.
¿Eres de esos actores a los que les gusta improvisar o aportar sus propias ideas al texto o de los que se muestran fieles con el guión?
Sí, me gusta improvisar y aportar ideas. Es la parte creativa de esta profesión, pero por supuesto soy respetuoso a las órdenes del director y si se decide ajustarse estrictamente al texto, pues se hace…
Una de tus primeras películas fue Mamá es boba (Santiago Lorenzo, 1997), un título casi de culto. ¿Qué sensaciones tenías durante el rodaje?
Muy buenas, ilusionante por ser mi primera película y porque el guion y el argumento de Santiago era muy interesante. Su forma de trabajar los personajes y la historia me entusiasmaron.
¿Has mantenido el contacto con Santiago Lorenzo? ¿Has seguido su carrera como escritor?
Sí, he mantenido contacto con Santiago y me parece estupendo, porque las historias que cuenta son historias que creó para guiones de cine y finalmente lo plasmó en sus libros.
Eres un actor con una gran vis cómica. ¿Eso es natural, se trabaja,…?
Sí, desde el principio todo el mundo me lo decía… La verdad es que me sale de dentro.
Y, ¿qué tipo de comedia te interesa?
Me gusta la comedia inteligente y la ironía.
Sin embargo, a pesar de esa vis cómica, también has hecho papeles dramáticos. Uno de los más significativos fue el de la tv-movie Días sin luz (Antonio Hernández, 2009). ¿Fue duro? Además era un personaje con una fuerte carga expresiva, con poco texto y mucha comunicación gestual. ¿Lo trabajaste de alguna manera especial?
Para mí fue un reto a nivel actoral, ya que era cambiar de registro, pasar de mi vis cómica a un caso realmente dramático. Al ser un personaje real intenté obtener la máxima información acerca de él, tratar de acercarme, entenderle… aunque el personaje me resultará desagradable. Ese es el trabajo del actor, somos herramientas para plasmar historias.
Ya que hablamos de televisión, has participado en dos de las producciones más interesantes que se han hecho en este país en los últimos años. Por un lado, en Que fue de Jorge Sanz (David Trueba, 2010). ¿Cómo surgió la posibilidad? ¿Qué tal la experiencia?
Surge gracias a que Jorge (Sanz) le propuso a David (Trueba) que el personaje de representante lo hiciera yo, inspirándose en un antiguo representante suyo. La experiencia ha sido maravillosa, he disfrutado como nunca… Ha sido uno de los trabajos donde he sentido una gran satisfacción tanto a nivel profesional como a nivel personal.
La otra serie es Plaza España (TVE, 2011), una magnífica ficción que recogía y ampliaba el espíritu Berlanga. ¿Fue el rodaje tan divertido como la serie?
La verdad es que sí, hubo momentos donde tuvimos que repetir muchas veces la misma escena porque no podíamos contener la risa.
¿Crees que finiquitaron la serie por cuestiones políticas?
No lo sé, pero dio la casualidad que 2 días después de las elecciones municipales de mayo y sin previo aviso, y a falta de grabar 6 capítulos, se suspendió la grabación.
Revisando tu filmografía, se llega a la conclusión que quién trabaja contigo, repite (Karra Elejalde, Álex de la Iglesia, David Trueba), ¿por qué crees que ocurre?
No lo sé, habría que preguntárselo a ellos… igual me ven un personaje característico. Siempre trato de hacer mi trabajo lo mejor posible y tratar de entender lo que quieren sacar de mí.
Y de los que aún no se han cruzado en tu camino, ¿con quién te gustaría trabajar?
Me encantaría trabajar con Fernando Trueba, Fernando León de Aranoa…
¿Qué importancia ha tenido en tu carrera tu papel en La Comunidad (2000)?
Mucho, el personaje de Charly, el pajillero de La Comunidad, me ha dado fama para abrirme camino a otros proyectos.
Al margen de seguir actuando durante muchos años, ¿te tienta probar otras partes del proceso creativo como escribir o dirigir?
No, que va, a día de hoy me parece muy difícil… No sé si algún día me atrevería a escribir y dirigir, no lo sé… Soy demasiado exigente conmigo mismo y tendría que estar muy seguro de hacerlo bien.
Como espectador, ¿qué cine te interesa?
Depende del estado de ánimo y del momento. Me gusta el cine social, el humor, la comedia inteligente… y cuando estoy en mi casa me gusta ver cine de acción, ciencia ficción, bélico…