Alejandra Mora.

Me llamo Alejandra Mora, pero los amigos me llaman Sandra. Cuando me preguntan qué es lo que hago y les contesto que soy productora, la gente te sonríe y te dice – ¡Ay qué interesante! ¿Y qué hace una productora? Para mí es un trabajo muy creativo que tiene que ver con dar vida a una película, conceptualizar el proyecto, buscar los recursos, acompañar todo el proceso creativo, pensar en cómo y a quién se va a comunicar la película, ocuparte de los aspectos legales y financieros, etc. Es un trabajo muy versátil, en el que tienes que saber un poco de todo y tener mucha adaptabilidad.

Estudié Comunicación Audiovisual y un posgrado en multimedia, pero nada de producción, nunca pensé en dedicarme a ello. Han sido casualidades de la vida y mi espíritu curioso y aventurero. He ido aprendiendo sobre la marcha, empezando con cortometrajes y creciendo poquito a poquito. En 2014 fundamos la productora Quatre Films y desde ahí he ido dando vida a diferentes criaturas, con mucho trabajo y resistencia. Producir cine es una montaña rusa en la que nunca dejas de aprender.

Casualidades de la vida y mi amiga Sara Mansanet, me llevaron a conocer a Javier Tolentino, director de El séptimo vicio, en Radio 3. Me atreví a producir mi primer largometraje en Irán, Un blues para Teherán. Ni en nuestros mejores sueños hubiéramos imaginado lo que vendría después. Una inesperada nominación a los 36 Premios Goya, de la que me enteré comprando en el supermercado. ¡Estar nominada y jugar en casa, ya es un premio! Trabajar de lo que me gusta, mucho más.

 

Una canción:

Rigoberta Bandini – «Too many drugs«. Una oda a la celebración por todo lo que tenemos y no sabemos apreciar.

Una película:

Una joven prometedora, de Emerald Fennell. Quizá no sea una película perfecta, pero creo que plantea un debate necesario. A caballo entre thriller y la comedia negra propone una ácida reflexión sobre la manera en la que nos relacionamos hombres y mujeres y sobre los límites. Una peli con un estilo muy personal de la que me gusta su sarcasmo, su histrionismo y su estética kitsch. Habla del «mirar para otro lado» y sus consecuencias, de las secuelas psicológicas, de la culpa, la necesidad de venganza, del vacío existencial y la pérdida de esperanza en el ser humano.

Un montaje escénico:

Rebel.lió, de Marea Danza, con dirección de La Teta Calva, de Xavo Giménez y María Cárdenas. Adaptación de la obra de Orwell donde vemos a cinco mujeres listas para producir. Son ganado, la máquina no puede parar. Work, work, work! Escenas con gallinas obreras y cerdos empresarios, humor y fantasía. ¡El tema no puede ser más actual! Me encantó la coreografía y la originalidad a la hora de mezclar el flamenco, el movimiento, la percusión y otros ritmos, sin llegar a perder nunca el hilo de lo que está sucediendo.

Una exposición:

Tuve la suerte de ver la retrospectiva de Christian Boltanski en el Pompidou. La memoria, el azar y el rastro casi inexistente que dejamos una vez morimos, son algunos de sus temas recurrentes. Y sobre todo la conciencia del tiempo como algo finito. Boltanski es el gran referente de mi amiga Alejandra de la Torre, cuya obra gira en torno a los objetos y nuestros vínculos con ellos, la necesidad de acumular, los recuerdos cosificados y el paso del tiempo. Tengo la surte de tener un cuadro suyo presidiendo mi salón. Lo dibujó a partir de una cámara de Super 8 y un proyector que conservo de mi abuelo.

Un libro:

El señor Wilder y yo, de Jonathan Coe. Si eres fan de Billy Wilder, este libro es para ti. La novela presenta al cineasta en decadencia, apestado por los grandes estudios de Hollywood. Coe relata la tragedia de Wilder pero de manera divertida (no podría ser de otra forma). El maestro del humor desplazado por la nueva generación de cineastas con barba (Scorsese, Spielberg…) que arrasaban en taquilla. El estilo del escritor y del director se parecen, ambos se evaden para poder hacer frente al trauma.

Una serie:

Cardo, de Ana Rujas y Claudia Costafreda. La llegada de esta serie es motivo de celebración. Rujas y Costafreda consiguen transmitir frescura, autenticidad y personalidad. Los personajes femeninos se abordan con honestidad e inteligencia, sus neurosis, la culpa, los abusos. Una serie que retrata lo perdidos que estamos, la necesidad constante de evadirnos para sobrevivir y la cadena de desastres, generados por la toma de malas decisiones.

Un podcast:

No escucho.

¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato?

Me gustaría que Juanjo Cuerda me hiciera una caricatura. Juanjo es un artista con muchísimo talento, dibujante de la revista de humor satírico El Jueves. Fuimos compañeros en la Universidad. Desde el principio apuntaba maneras. Me encantaría ver una versión satírica de mi misma.

Una comida:

Pues iba a decir un arroz al horno o cualquier arroz, pero siendo valenciana… El otro dia probé un restaurante al lado de casa y me encantó, Manaw – Nikkei Bar (cocina fusión) cada bocado era una locura y una sorpresa. En la vida hay que arriesgar…jajaja

Un bar de València:

Gestalguinos, icono cultural valenciano y símbolo de resistencia con más de 40 años de historia. Este local tiene tanto encanto como su dueña Paca, una mujer sabia y valiente. Gestalguinos es como una casa, un lugar donde hablar de cultura o filosofía, escuchar jams de flamenco y de jazz… Una burbuja maravillosa para perderse.

Una calle de València:

Músico Peydro, «la calle de las cestas». Adquiere este nombre a nivel popular en los años 40, cuando los artesanos abren sus comercios en la planta baja de sus casas, vendiendo productos de mimbre y maderas. En el nº 14 tenían mis abuelo,s y después mis padres, un comercio emblemático, Lanas La Australiana. Es una pena lo que ha pasado con el pequeño comercio. La gentrificación ha mutado el barrio, pero esta calle sigue teniendo encanto. Es agradable atravesar el centro para terminar en el Mercado Central o perderte por algunas de las calles más auténticas del casco viejo de València.

Un lugar de València que ya no exista:

Cine Oeste en la Avenida del Oeste. Allí fue donde vi mis primeras películas ET, Regreso al futuro, Los gemelos golpean dos veces… última película que se proyectó antes de cerrar. El cartel con Danny De Vito y Arnold Schwarzenegger estuvo expuesto durante muchos años.

¿Con quién te tomarías un vermut?

Con el constructor del edificio en el que vivo, Facundo Martínez. Revolucionó la arquitectura de València en los 70, incorporando las vanguardias europeas de la época. Es imposible no reconocer sus edificios, puras obras de arte. Un auténtico revolucionario del que poco se sabe y que por desgracia pasó desapercibido.