Lucía Meseguer. Foto: Paula. G. Furió.

Soy Lucía Meseguer, y aunque todo el mundo me hace valenciana, la verdad es que nací en San Javier (Murcia). Vivo en València desde hace más de 20 años. Llegué para estudiar y aquí me instalé hasta el día de hoy.

Soy una apasionada del color, siento que sin color no hay vida, o sí, pero menos emocionante.

Me encanta callejear y disfrutar de la arquitectura modernista de esta ciudad, especialmente de las fachadas antiguas.

Siempre tengo flores frescas y plantas en casa, a veces no sé si vivo en un piso o en un jardín botánico, cierta obsesión o una jardinera frustrada me acechan a diario, me lo tengo que mirar.

He comprado infinitos libros y vinilos solo por su portada. Como diseñadora gráfica que soy, me dejo llevar por esos impulsos. Y he de constatar que casi nunca me han decepcionado.

Soy una enamorada de mi profesión. Después de una carrera por distintas empresas, a día de hoy dirijo mi propio estudio especializado en branding y packaging, desde el que intento darle color, tono y forma a todo lo que cae en mis manos.

Actualmente mi pasión gráfica y mi tiempo está dividido entre mi estudio personal, el mundo del collage y mi taller de joyería, pasión que arrastro de origen familiar.

 

Una canción:

Elijo un disco, el disco de mi vida. Un soplo en el corazón, de Family. Para mí es el mejor disco de pop que la música española ha parido. Música con base electrónica rodeada de burbujas pop, sencilla y sincera. Canciones que hacen que me estalle el corazón cada vez que las escucho. «Viaje a los sueños polares», «Dame estrellas o limones», «La noche inventada», «Como un aviador», todas son redondas. Amor, desamor, viajes galácticos, veranos de ensueño, besos en espiral, noches inventadas… todo ello construye un mundo mágico que consigue atraparte a cada escucha.

No puedo dejar de comentar que «There is a Light That Never Goes Out», de The Smiths, significa mucho para mí a nivel personal.

Una película:

Una de mis favoritas es El apartamento. He perdido la cuenta de las veces que la he visto, no me canso. Siempre me parece fresca y muy divertida. Billy Wilder y su elenco de actores en pleno estado de gracia. Perfecta.

Por otro lado, polémicas aparte, el cine de Woody Allen me apasiona. Creo que tiene una filmografía impresionante. Por citar alguna, Misterioso asesinato en Manhattan es maravillosa y desternillante.

Un montaje escénico:

Me impresionó Carmina Burana, de La Fura dels Baus. Pura lujuria, una luna inmensa en escena, cantantes colgando de enormes grúas y bañados en vino, un éxtasis absoluto.

Otro momento que destacaría, casi convertido en performance, fue ver en concierto a Daft Punk en una de las ediciones del festival Summercase. Ellos, con sus cascos y una puesta en escena lumínica y sonora de infarto.

Una exposición:

Una muy reciente y en la que he disfrutado mucho es en la dedicada a Saul Steimberg en la Triennale de Milán. Fue un lujo disfrutar de la intensa y versátil producción artística de Steinberg. La exposición está repleta de dibujos a lápiz, bolígrafo, acuarelas y rotulador. Hay obras realizadas con sellos de goma, máscaras sobre bolsas de papel, objetos, esculturas, telas y collages. Sorprende por su inconfundible signo gráfico, su sátira nada elitista, su curiosidad y su capacidad de observación.

Un libro:

Me marcó y me atrapó mucho en su momento Tokio Blues, de Haruki Murakami. Su atmósfera y su forma de narrar me cautivó de principio a fin. Amor, locura, muerte y mucha desesperación en sus personajes. Real como la vida misma. He de decir que soy un enamorada y ávida lectora de Murakami. Me despertó muchas sensaciones y activó muchos recuerdos. Probablemente vuelva a leerlo en un futuro por este mismo motivo.

Una serie:

A día de hoy las series se han convertido en un objeto de consumo y la cantidad y diversidad que hay es difícil de seguir. Es complicado quedarme con una única opción, en cada etapa vital me ha marcado una y el criterio de cada momento hace que te cambie la perspectiva. De las últimas que he visto me han gustado ZeroZeroZero, El Colapso, Chernobyl y Sex Education. De las clásicas me quedaría con Twin Peaks, The Office, Mad Men y Friends. Si he de escoger una especial sería Doctor en Alaska. Cicely, ese pueblecito acostumbrado a su frío y largo invierno y su desconexión total de la vida urbanita. Todos deberíamos poder ir a nuestro “Cicely personal” para poder huir cuando el mundo se torna desalmado y caótico. Lo mejor de Doctor en Alaska son, sin duda, sus maravillosos personajes y sus historias pequeñas y cotidianas.

¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato?

James Ulmer me gusta por sus trazos simples y mínimos combinados con una paleta de colores muy vibrantes, llamativos y de formas abstractas.
A nivel local me quedaría con Jorge Lawerta como retratista. De su trabajo destacaría cómo domina el trazo, la expresión, el color y la alegría que transmite.

Una comida:

Más que una comida, dame vino y queso y me haces feliz. De los quesos disfruto de todos los sabores, texturas y olores, de aquí y de allá. Como no, siempre regado con un buen tinto y acompañado con un poquito de pan.

Un bar de Valencia:

A día de hoy me quedo con Splendini. Su público, equipo y su cálida atmósfera te hace sentir como en casa. Esa ensaladilla rusa con mi copa de Bobal me alegra siempre que voy. He de decir que casi supera la mía, solo casi. Mardi, hemos de hacer un testeo, igual cambiáis la receta…

Una calle de València:

Siento pasión por la avenida Reino de Valencia. Recuerdo que cuando vine a estudiar me enamoré de ella y me dije a mí misma que esa sería para siempre mi avenida favorita. Años después conseguí instalar allí mi residencia. Salir al balcón y recrearme con sus palmeras es un lujo que disfruto a diario.

Un lugar de València que ya no exista: 

Recuerdo con gran cariño El Tornillo, en la zona Cedro. Desde el mismo día de su inauguración fue nuestra segunda casa los fines de semana. Sus noches interminables, sus mesas colgando del techo, esa barra roja y Jovi al otro lado. Además, durante años diseñé y maqueté junto a Toxicosmos los flyers de la programación, que aún conservo. Otros lugares de los que guardo un gran recuerdo son La Velvet, Wah Wah, Magazine, La Esfera Azul o Mancini.

¿Con quién te tomarías un vermut?

Serían 5, en este caso, por ser mi número favorito y por situarlos en diferentes contextos.

El primero, sería el nostálgico, me iría con Gloria Fuertes, con esa cosa de ella irónica, disparatada, divertida, tierna, afectiva y surrealista.

El segundo más de cuestión curiosidad laboral, sería con Paula Scher y le bombardearía para que me desvelase secretitos de la profesión.

El vermut canalla se lo lleva Franco Battiato y sonando su “Centro di gravitá permanente”. Me ha brindado muchos momentos especiales este tema tan perfecto.

El vermut musical le ha tocado a Erlend Øye, de Kings of Convenience, y es que me da muy buen rollo este chico.

El vermut literario se lo brindo a Sara Mesa, le diría lo muchísimo que me ha gustado su último libro ‘Un amor’. Sobre todo, le haría hincapié en lo acertado de su portada, de como transmite de forma tan potente los mismos sentimientos que evoca la lectura.