Paloma Bor-bone. Foto: Varo.

Me llamo Paloma y mi «apellido» Bor-bone viene del grupo del mismo nombre, Los Bor-bones, en el que nos dedicábamos a destrozar tímpanos con nuestra música. Si alguien quiere saber más sobre el grupo hay un documental en Filmin: Los Bor.bones. Sé Mongol y No Mires con Quién, que hasta ganó una edición del famoso festival de documentales musicales In Edit.

Además de tocar en grupos basura como el mencionado, Los Hipohuracanados, Royal Canin o Ulan Bator Trio, he sido entre otras cosas, camarera en restaurantes y hoteles en Londres, recolectora de lechugas en Australia, camarera en bares valencianos como El Ombligo de Sharon, el Kana Kapila y el Gabba Gabba, artista de Barbies basuriles, (que se llaman Barbary © que es más bonito), tendera en Confecciones Drácula, donde vendía discos, ropa y chucherías rock and roll…

Desde hace varios años me dedico junto a mi socio y amor, Varo, que además de pinchar discos se ha pasado media vida tocando en grupos como Doctor Explosion o Las Munjitas del Fuzz entre otros, a hacer lo que para nosotros es nuestro hijo, que no es otra cosa que el festival Funtastic Dracula Carnival. Otras parejas tienen hijos de carne y hueso, pero nosotros no, que dan muchos problemas.

El Funtastic solo nos da alegrías año tras año, cuando vemos que tras meses de duro trabajo, sale un fiestón enorme y nos volvemos a poner a contratar bandas y dj’s para montar la siguiente edición con la misma ilusión como si fuera la primera, aunque ya vamos por la nº 17. Fieles a nuestro espíritu DIY, somos totalmente independientes, -en el sentido de no depender de nadie (subvenciones-marcas), no de que sea un festival de esa música llamada «indie» que nos parece un aburrimiento, la verdad- y solo contamos con el dinero de las entradas de los asistentes (los funtasticos), que cada año se vuelcan desde el segundo cero literalmente y hacemos sold out en pocos minutos meses antes de que se celebre. Viene gente de todo el mundo y es impresionante su respuesta. Nuestra intención es sumergirnos durante tres días en otra dimensión y para eso nos vamos a nuestro idolatrado Benidorm y más concretamente a la discoteca Penélope que es una maravilla, una especie de templo del hedonismo con sus dos salas interiores, su piscina, su jardín enorme… actúan bandas y dj’s escogidos con cariño entre lo más granado del underground internacional, que junto a la decoración especial, luces y efectos «funtasiosos» hacen que te olvides de lo mierda que es todo y te dediques únicamente a disfrutar del momento, porque nunca sabes qué pasará mañana. Una especie de Carpe Diem rock and roll llevado al extremo. Para el que no lo conozca y se quiera hacer una idea, puede ir a la web del festival  y sus redes sociales como Instagram o Facebook donde hay un montón de fotos, vídeos e información.

Una canción:

«Sheena is a Punk Rocker» (Ramones).

Una película:

Hairspray. La original de John Waters, claro. Un compendio de personajes favoritos (Divine, Ricki Lake, Blondie, Ruth Brown) que en poco más de una hora y entre bailes y música ( ¡y que música!! las bandas sonoras de John Waters son MA-RA-VI-LLA) dejan muy claro lo horrible de la segregación racial. No toda la «denuncia» tiene que ser un coñazo intensito y este es un ejemplo perfecto. Por cierto, por casualidad he visto la versión posterior con Travolta y no se quién y casi me da un mal. Hay cosas que deberían estar penadas.

Un montaje escénico:

Los casinos de Las Vegas. Me maravilla cómo hacen «mundos» perfectos. Talmente parece que estés en Venecia con sus canales y palacios, cruzas de acera y estás en París y hasta huele a croissant recién hecho o en un momento te vas a Egipto con sus pirámides y sus tutankamones de mentirijillas. Me parece el summum de las artes. Arquitectura, decoración, circo, performances y mucho más… y todo para desplumar al personal. El capitalismo atroz llevado al arte total-trash de cartón piedra. Deslumbrarte como a un niño para que te dejes los dineros sin darte cuenta. Si eso no es arte pues ya me diréis lo que es.

Una exposición:

Yayoi Kusama es una artista que considero TOTALMENTE FLIPANTE y me encantan sus exposiciones de las que saco muchas ideas para escenografía y decoración funtástica.

Un libro:

Pippi Langstrumpf. Fué una revelación en mi infancia: la policía y la autoridad son idiotas, el colegio un rollo, y una niña de buen corazón, que además es la más fuerte del mundo, puede vivir sola y repartir sus tesoros como quiera, sin tener miedo a nada ni nadie. La anarquía hecha libro y explicada a los niños. Una filosofía de vida.

Una serie:

Pippi también. Soy fanática y colecciono merchan Pippi.

Un podcast:

Sé que existen pero nunca he oído uno.

¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato?

Mark Ryden. Mi favorito entre favoritos vivo. Todo el surrealismo pop me parece fascinante

Una comida:

Gazpacho o salmorejo.

Un bar de València:

El Kiosko, con sus cerámicas de Manises y los letreros de «calamares» y demás en los cristales.

Una calle de València:

La vieja de la paja. Cuando vine a vivir aquí y lo vi no me lo podía creer. Además, al estar la lado de la pescadería del Mercat Central suele tener un olorcillo así.. como a «marisco», ¡jaja! Luego supe que se llama así porque allí estaban los establos donde repostaba la caballería que iba al mercat y esa zona, pero es imposible no imaginarse a una señora anciana haciendo… pues eso.

Un lugar de València que ya no exista:

El Barrachina. ¿Como es posible que no fuera declarado BIC ese bar? Me da mucha pena que desaparezcan cosas tan bonitas y con tanta importancia en la comunidad. Allí se cerraban negocios, las familias merendaban, las pandillas quedaban para ir al cine…no sé…más que un bar era un punto de encuentro. Y tan sumamente bonito que es muy triste que ya no exista.

¿Con quién te tomarías un vermut?

Con cualquiera del que pueda aprender algo: desde alguien que me enseñe recetas de cocina a un ingeniero aeroespacial que me explique los secretos del universo… me da igual. Lo importante es aprender algo. El día que no has aprendido algo nuevo es un día perdido.