Mi nombre es Pepe García, nací un 22 de enero de 1974, tengo en este momento 35 años… Sé que esta cifra no encaja con mi año de nacimiento, pero siempre he necesitado de objetivos claros para poder motivarme y alcanzarlos. De esta manera hace tiempo que fijé los 80 como los años que me gustaría vivir. En mi familia, los hombres nunca han sido muy longevos, así que esta cifra me parece un gran reto.
También creo que la idea de descontar años me ayuda a valorar la vida de una manera mucho más motivadora y real, tratando siempre de exprimirla al máximo con entusiasmo y positividad. Solo espero que la reencarnación no sea más que un cuento y que no haya segundas oportunidades más allá de lo que en esta vivimos, pues me estoy dejando muy poco para segundas vueltas.
Llegué al mundo del diseño de rebote, tenía previsto cursar Veterinaria u Odontología, pero, finalmente, después de una buena nota media en el cole, una selectividad de mierda consiguió que acabase haciendo la prueba de acceso a ingeniería técnica en diseño industrial en la Universidad CEU Cardenal Herrera en Alfara del Patriarca, alentado por mi padre (el hijo de otro amigo suyo también se presentaba). Por eso, lo de vocación por el diseño no es algo que se pueda decir que tuviese desde niño. Sigo agradecido todavía a ese amigo de mi padre.
Creo en una inteligencia variada, alejada del concepto tradicional bajo el que se educó a generaciones como la mía. Me encantan las personas que están en constante desarrollo, aquellas que sus pensamientos, como el esqueleto de un niño, no termina nunca de fusionarse y cerrarse. Creo en la curiosidad como motor imparable de desarrollo personal. Creo que las cosas solo cambian cuando las pones en primera persona. Creo en el miedo como motor transformador. Creo en el trabajo y el esfuerzo personal por encima del talento. Creo en las personas que te fuerzan a dar cada día tu mejor versión. Creo en que cuatro ojos ven más que dos y que las ideas crecen entorno al debate. Creo en la intuición, en las casualidades como señales en el camino.
Hace más de 17 años, fundamos CuldeSac para cuestionarlo todo, para ofrecer una manera propia de entender no la creatividad, sino nuestra propia vida y, sobre todo, para compartirla con socios, clientes, proveedores, trabajadores… CuldeSac, más que un estudio de diseño, es una plataforma de desarrollo personal. A menudo, le digo a mi equipo que CuldeSac es, en realidad, una putada, pues aquí uno se encuentra desnudo, pues no tienes freno ni límites ni cortapisas más allá de los tuyos personales, de forma que en cada proyecto te expones de una manera total, cada proyecto es un reflejo de tu grandeza personal.
Me encantaría montar un millón de negocios. En realidad, un millón de experiencias valiosas que nos ofrezcan una nueva manera de relacionar productos y servicios con nuestra propia vida. Me encantaría vivir en el campo, dar de comer a mi familia de la huerta que plantemos, respirar campo todos los días. Desde hace 5 años, soy agricultor. Mejor dicho, empresario agrícola. Transformando las fincas familiares y propias del cítrico al aguacate. Dentro de 2 años, el proyecto espero esté ya implantado y creciendo. De la agricultura he aprendido mucho; a ser paciente, a preocuparse solo de lo que está en tus manos, a no vender la piel del oso antes de hora. También me encantaría redefinir el concepto de funeraria a todos sus niveles y propuesta de valor. Creo que la vida es un regalo maravilloso e imperfecto y la despedida debería de ser un momento de agradecimiento y no de duelo.
Un disco: Flamagra, de Flying Lotus.
Una película: Tres anuncios a las afueras.
Un montaje escénico: Ashes and Snow, de Gregory Colbert.
Un libro: El pirata garrapata… Hace años que no leo libros, soy demasiado impaciente y busco otros formatos más dinámicos y visuales.
Una serie de tv: Me encantan las series de matar. Rollo Vikings, Walking Dead y, por supuesto, Juego de Tronos. Pero también disfruto mucho de las series documentales variadas: sobre naturaleza, cocina, diseño, arquitectura.
Una serie de dibujos de tv: The Pink Panther.
Una revista: DXI. Me parece increíble lo que Alejandro es capaz de hacer y, además, durante tantos años ya.
Un icono sexual: La irresistible Vero Costa, mi mujer. La encuentro cada día más irresistible.
Una comida: El cebiche en cualquiera de sus recetas.
Un bar de Valencia: El Alhambra y su tortilla de patata infinita. El Par con sus bravas y mejillones
Una calle de Valencia: Calle Colón en Navidad, calle la Paz en Fallas y el río en primavera.
¿Con quién te tomarías un vermut? Con Xavi Sempere, y ponernos al día de todos estos años en blanco. También, me encantaría volver a tomarme un vermut con mi padre, con mi abuelo…