Pilar Estrada. Foto: Clara Gorria.

Soy Pilar Estrada. Centennial, andaluza, un poco disléxica y diseñadora gráfica. Me formé dando tumbos entre escuelas de arte de Andalucía para, de alguna manera, acabar pidiendo un traslado que me trajo de rebote a València. No sé si fue cosa del destino, pero no me he movido de aquí desde entonces, aunque Andalucía siempre ha estado y estará ahí para mí como lugar seguro al que volver.

En lo profesional soy la diseñadora gráfica del Festival 10 Sentidos y Taiat Dansa desde hace 5 años, lo cual se dice pronto, pero es básicamente toda mi vida laboral desde que acabé mis estudios en la EASD. He hecho mis pinitos en el mundo de los Dj como JuAnKmUS* DJset junto a mi chica francesa favorita, Clara Gorria. En algún punto me saqué un máster en ilustración en la UPV con un montón de profesores muy chachis, pero es verdad que no es una parte de mis cualidades que suela explotar mucho.

De puertas para adentro, tengo un gato que se llama Lorenzo; me gusta pelearme en redes con distintos colectivos que atentan contra algunos de mis derechos como ser humano; limpio mi casa con clásicos de los 2000 de fondo y me considero más mamarracha que buena muchacha.

Un disco: Atemporalmente, diría que La leyenda del tiempo es uno de los discos favoritos de mi abuelo y siempre me recuerda a casa. Para limpiar, El viaje de Copperpot (nunca superaré la partida de Amaia). Del panorama actual, diría que The Album, de Blackpink, pero esto solo porque estoy aprendiendo a valorar lo que hacen mejor los coreanos con su música: hacer pop dosmilero con unos presupuestos de la leche.

Una película: Perfect Blue, de Satoshi Kon, que para mí marca un punto en el que la animación me demostró que no todo es infantil en ese maravilloso género; Hierro 3, de Kim-Ki Duk, más por lo que calla que por lo que dice; y, por último, Shrek, que sin duda es mi «peli» favorita de todos los tiempos.

Un montaje escénico: Aquí podría escribiros una tesis. Creo que en estos 5 años que llevo completamente inmersa en lo que supone vivir desde dentro un festival como es 10 Sentidos, la obra que recuerdo más vívidamente es Vortex, de Phia Ménard. Aún recuerdo salir de Rambleta con un nudo en el estómago. Otra pieza que me trae recuerdos agridulces es Hemos venido a darlo todo, de Voadora, no por el montaje en particular;,que es una fiesta, sino porque fue la última vez que estuve en un teatro antes de que el mundo se volviese loco por la pandemia.

Una exposición: Aquí me habéis pillado, no se me viene nada así que me haya marcado a la cabeza, que seguramente lo habrá, pero no caigo.

Un libro: Oyasumi Punpun, de Inio Asano, es exquisito a nivel artístico además de ser una obra que duele. También Sputnik, mi amor, de Murakami, un libro que me ha acompañado muchas veces volviendo en tren a casa.

Una serie: Fleabag. Me fascina Phoebe Waller-Bridge. La vi de una sentada y no me arrepiento de nada. Sexo en Nueva York, que debo admitir que no ha envejecido nada bien pero verla y gritarle a Carrie lo mal que lo hace todo el rato siempre me da años de vida. Y para cerrar, Neon Genesis Evangelion. Empiezas pensando que vas a ver una serie de robots dándose de leches sin mucho trasfondo y, spoiler, sale bastante mal.

¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato? Si fuese ilustrador, me encantaría que mi compañera Eva Cortés me retratarse con esa visión tan crítica que la caracteriza.

Una app: Hace unos meses decidí empezar a pagar Spotify Premium porque, para mí, eso es el summum de lo que soy: alguien con prioridades que quiere saltarse canciones que no le apetece escuchar mientras se ducha.

Una comida: Mi andaluza interior no perdonaría decir otra cosa que no sea un salmorejo de mi abuela cualquier día de verano.

Un bar de Valencia: El Bar Jesús, ese que siempre está abierto a horas confusas y desde la distancia parece un cuadro de Hopper, en calle Santa Teresa.

Una calle de Valencia: Diré que Viriato. He pasado muchas horas en esa plaza arreglando el mundo del diseño cuando era estudiante y, ahora, cuando paso por allí para ir al estudio a alguna reunión los miro con cierta envidia y nostalgia.

Un lugar de València que ya no exista: Por suerte o por desgracia creo que en estos 6 años que llevo en esta ciudad aún no he tenido tiempo de extrañar.

¿Con quién te tomarías un vermut? Utópicamente, con Paula Scher para estar simplemente callada escuchándola hablar de diseño. También con Samantha Hudson. Me encantaría hablar con ella del camino que como sociedad tenemos por delante de cara a desarmar las fronteras del género como lo conocemos.