La primavera es como el reloj despertador de las plantas aromáticas. Por eso en el Jardí Botànic de la Universitat de València han decidido que este sea su mes dentro de las actividades que celebran los domingos alternos, bajo el nombre «Al Jardín en familia». Visitar el Botánico siempre es un placer indescriptible (si nunca te has sentado bajo la atenta mirada de algún gato, a leer el periódico o un libro, no sabemos qué haces leyendo esto en lugar de marcharte allí), pero si encima hay una excusa didáctica para ello, la satisfacción se multiplica. El Taller de Plantas Aromáticas se realizará los domingos 6 y 13 de abril (en este caso son seguidos por aquello de las vacaciones pascueras), de 11’00h a 13’00h. Ahí van 5 razones para que, acompañados de un pequeño, os apuntéis.
1.- El Jardín Botánico.
Es uno de los lugares menos conocido por los valencianos. Seguramente, la mayoría lo habrá visitado de pequeño, en alguna excursión escolar, y no habrá vuelto jamás. Según nos cuenta Pepa Rey, del Gabinete de Didáctica del propio jardín, «el Botánico nace en el Renacimiento, cuando la Facultad de Medicina crea un huerto de plantas para estudiar y aprender sus propiedades curativas». Es por eso que su vinculación con la Universidad de Valencia está presente desde su origen. La zona actualmente habilitada para estas plantas reproduce precisamente aquel jardín (pozo incluido) como homenaje a unas raíces que no puede olvidar.
2.- El Taller.
«El objetivo del taller es responder a varias preguntas. ¿Qué es una planta aromática? ¿Qué función tienen en la Naturaleza? ¿Para qué se utilizan? ¿Por qué huelen las plantas», explica Pepa, mientras no puede evitar (por divertida deformación profesional) ir respondiendo a las mismas. Además de esa parte, llámemosle más teórica, hay una práctica en la que los participantes tienen que elaborar un remedio natural para casa. En este caso, un saquito antipolillas hecho con hojas secas.
3.- Adultos y niños juntos.
Ahora que las nuevas tecnologías tienen secuestrado el ocio de los más pequeños, es de agradecer propuestas que no sólo promueven, sino que convierten en imprescindible la participación con una persona adulta. Además, en una decisión muy acertada por parte de los organizadores, todos los «alumnos» son iguales, teniendo que hacer las mismas actividades en las mismas condiciones. Una experiencia conjunta al aire libre.
4.- La variedad de plantas y árboles.
El Taller incluye una visita guiada por el Jardín Botánico. Una inmejorable oportunidad para descubrir detalles sobre las plantas y los árboles que en un paseo personal podrían escaparse. Como ese Olmo del Caúcaso, uno de los más veteranos del recinto, y ante el que resulta casi un pecado no detenerse, tocarlo y admirar su grandeza. O enfrente, unos plataneros africanos de exhuberante flor. Sin olvidar la Quillaja Saponaria que cuando llueve ve como la corteza de su tronco se le llena de espuma, un jabón, por cierto, utilizado para frenar la caspa y la seborrea. Son sólo unos ejemplos de los conocimientos con que saldréis del recinto.
5.- No es un Taller aislado.
Si en abril las protagonistas son las plantas aromáticas, en mayo será el turno de la cosmética natural y en junio del papel reciclado. Un no parar, oigan.