Dharmacide en el 2º Festival Discos Oldies. Foto: Francesc Teruel.

Desde julio que no publicábamos nuestro Barómetro Cultural. Las vacaciones de verano y, después, la configuración del nuevo gobierno, con la entrada de la extrema derecha en el mismo ( y asumiendo en la Generalitat las competencias culturales) nos llevaron a aplazar la consulta. El resultado no varía mucho de las entregas anteriores. València sigue instalada en un notable cultural. Lo que no podemos asegurar es que así sea durante los próximos meses.

Este Barómetro de noviembre está compuesto por:

Eva Zapico (València, 1972). Actriz, directora, dramaturga.

Nacho Bofarull (Barcelona, 1979). Director de la galería La Mercería.

Rocío Huet (Huelva, 1967). Directora de La Rambleta.

Juan de Dios Hernández (València, 1999). Gestor cultural. Creador de Orbis Vacui.

Eva Zapico. Foto: Marcos Bañó.

¿Qué nota le pondrías a la València cultural del 0 al 10?

Eva Zapico: Depende de cuál sea el contexto a puntuar. Si hablamos de gestión institucional, un 4; si nos referimos a la calidad en la generación de productos culturales, un 8. Así que un 6 de media.

Nacho Bofarull: Un 7’5.

Rocío Huet: Yo le pondría un 8,5. València tiene una rica herencia cultural que se refleja en sus museos, festivales, eventos culturales y en la vida cultural de muchos de sus barrios. Es evidente que la cultura desempeña un papel importante en la vida de la ciudad, con una escena artística y creativa en constante crecimiento que la convierte en un semillero de talento emergente en campos como el arte contemporáneo, la música, el teatro y la danza. En este ultimo ámbito, el de las artes escénicas, lo hemos visto recientemente con los festivales de Russafa Escènica y el Circuito Bucles, y antes de verano en el festival 10 Sentidos, en los que pudimos disfrutar de obras de jóvenes compañías de gran calidad.

Juan de Dios Hernández: Puntuaría a la ciudad a nivel cultural con un 7. València es una de las ciudades punteras en cultura nacional. Sin embargo, se siente desde dentro y desde fuera del sector el caos que hay en todas estas actividades, muy disgregadas y caen en saco roto.

Nacho Bofarull. Foto: Nacho López Ortiz.

¿Lo mejor de la València cultural?

Eva Zapico: La cantidad de producción artística y cultural que se genera, aun sin tener un marco estructural favorable. València es una ciudad de gran profusión artística. Hay profesionales del mundo de la cultura con discursos propios muy interesantes y genuinos.

Nacho Bofarull: La llegada de nuevas propuestas e instituciones en los últimos años, como CaixaForum o la Fundación Hortensia Herrero, además de la solidez de las ya existentes.

Rocío Huet: València destaca por una arquitectura innovadora (en octubre, precisamente, hemos acogido el TAC! Festival de Arquitectura Urbana), festivales y eventos culturales emocionantes (Russafa Escènica, Circuito Bucles, Festival 10 Sentidos), museos de mucho prestigio (Museo de Bellas Artes, IVAM. MuVIM, CCCC..) y una variedad de barrios que fomentan la creatividad y la expresión cultural. Valoro especialmente los barrios, con movimientos culturales interesantísimos: El Carmen, Ruzafa, El Cabanyal, Patraix, Benimaclet… con una activa vida cultural, librerías-café, galerías de arte, bares, teatros y salas de música en vivo que son auténticos promotores de la cultura local y crean una atmósfera cultural única. Estos barrios impulsan la cultura a través de un tejido asociativo muy dinámico, como la Asociación Cultural Factoria d’Arts de Patraix y su festival cultural de arte urbano. O Cabanyal Íntim, que, a lo mejor por falta de apoyo institucional, no se ha celebrado este año y que espero vuelva en 2024. ¡O qué decir del barrio Sant Marcel.lí, que peleó sin tregua hasta obtener su Centro Cultural La Rambleta, al que se halla fuertemente vinculado!

Juan de Dios Hernández: Las iniciativas jóvenes. El ver tanta juventud, yo incluido, tratando de generar de manera independiente contenido nuevo o matizar lo ya existente y encima sumando valores sociales y de inclusión, me parece precioso y es un valor sinérgico de la ciudad que debería fomentarse.

Rocío Huet. Foto: Alejandro Amat.

¿Lo peor de la València cultural?

Eva Zapico: Una gestión cultural mercantilista y ajena, en no pocas ocasiones, al propio hecho cultural. Aunque hablar de eso ahora, con un nuevo gobierno gestor que ha reducido drásticamente y de una forma feroz el presupuesto para artes escénicas, plásticas y audiovisuales, no creo que sea la mayor de las preocupaciones. El problema real al que nos enfrentamos es cómo va a sostenerse una estructura, ya maltrecha, ante semejante varapalo, ante semejante desprecio y humillación.

Nacho Bofarull: Prefiero pensar en lo mejorable, acercarnos más a un público general que no acaba de acudir a los espacios culturales tanto como nos gustaría. Hay todavía como una barrera psicológica que nos cuesta romper para que se acerquen más. En la galeria por ejemplo mucha gente se queda en la puerta o mirando el escaparate, como con miedo a entrar a un espacio en el que son completamente bienvenidos.

Rocío Huet: València tiene un gran potencial para seguir desarrollando su escena cultural y abordar desafíos que contribuyan a mejorar la accesibilidad, diversidad y participación en la cultura de la ciudad. Especialmente creo que no se brinda apoyo suficiente a los artistas emergentes y eso es esencial para nutrir el talento local y promover la creatividad. Son necesarios más programas de formación, mentoría, mediación, becas y oportunidades para que los artistas puedan exhibir su trabajo y enfrentar las dificultades para obtener apoyo financiero.
En el ámbito de las artes escénicas el talento creativo es inmenso, y sin embargo muchas producciones no viven más allá de un día de estreno. Falta una red de distribución que confíe en el talento local y apoye a las jóvenes compañías.

Juan de Dios Hernández: Siempre he creído que las apuestas de valor desde las instituciones flaquean, opino que las mejoras deberían orientarse en no dar tratos de favor y generar espacios sociales donde los proyectos jóvenes, que creo que son nuestra mayor valía dado que es donde surgen los artistas y los profesionales del sector, puedan desarrollar sus propuestas de manera libre. Por tanto, lo peor, la gestión administrativa de los espacios públicos y la notable segmentación de las dinámicas culturales que caen en sacos ya llenos.

Juan de Dios Hernández.

¿Qué echas de menos en València desde el punto de vista cultural?

Eva Zapico: Una consideración más respetuosa hacia el profesional de la cultura, tanto por parte de la ciudadanía como por parte de las instituciones. En la mayoría de países europeos, la cultura no es sólo aquello que construye y articula la sociedad, es también una opción de ocio regulada y se considera a los productores de cultura profesionales y artesanos de un oficio digno. Aquí, en España, una parte importante de la población sigue pensando que somos unos desfaenados que hacemos cultura como un hobbie o porque no tenemos otra cosa que hacer. Y las instituciones no parecen estar muy por la labor de cambiar esa opinión y generar estrategias que realmente aproximen al ciudadano a la cultura.

Nacho Bofarull: Algún evento o feria de iniciativa privada mas durante el año quizás. Pero al ritmo que vamos mejorando seguro que llegará pronto.

Rocío Huet: A lo dicho anteriormente sumo la falta de colaboración de las empresas privadas con las instituciones culturales. Las empresas pueden colaborar con museos, teatros y otras instituciones culturales para desarrollar proyectos conjuntos, así como programas de educación cultural en escuelas y comunidades locales que incluyan talleres artísticos, conferencias y eventos culturales que enriquezcan la educación y promuevan la apreciación cultural.

Creo que la Administración debería facilitar la colaboración entre organizaciones culturales, instituciones educativas, empresas privadas y otros actores, puede crear sinergias que fomenten la cultura y atraigan al público.

En el ámbito de los colegios, falta una sólida educación artística en sus programas académicos, que abarque disciplinas como la música, la danza, el teatro, las artes visuales y la literatura. Estas materias ayudan a los estudiantes a desarrollar habilidades creativas, apreciación cultural y expresión personal… pueden promover colaboraciones con artistas y creadores locales para dar talleres y charlas a los niños y jóvenes, para que interactúen con profesionales del mundo artístico y obtengan una visión más profunda de la cultura. La labor es inmensa en este ámbito. Y creo que gratificante.

Juan de Dios Hernández: No echo de menos, mas bien es un vacío a llenar y hablo de los espacios públicos y abiertos. De igual modo que en un pueblo se puede hacer un show de danza contemporánea en la plaza, en la ciudad eso es impensable y para poder hacerlo se requiere de tanta burocracia que cohibe a cualquiera. Enfocándome en la juventud, lo hace inviable. En concreto podría hablar de las naves del Parque Central, un espacio idóneo para acciones culturales. Estoy convencido de que en otras ciudades como Sevilla o Málaga esos espacios estarían llenos de actividades. Echo de menos ver una ciudad pública, me da la sensación de que estamos cayendo en la privatización de la cultura.


Barómetro Cultural de abril (Patricia Moreno, Manolo Gil, MªÁngeles Fayos, Nacho Lloret): 7’25.

Barómetro Cultural de mayo (Sara Mansanet, Luna Valle, Teresa Cebrián, Sergio Membrillas): 7’75.

Barómetro Cultural de junio (Kika Garcelán, Jorge López, Ester Alba Pagán, Armand Llàcer): 7’7.

Barómetro Cultural de julio (Virginia Lorente, Jorge Alamar, Inma Expósito, Alberto Haller): 7’775.