cabosanroque. Foto: Inga Knolke.

Cuando cabosanroque eran Cabo San Roque lo de grupo musical ya se les quedaba corto. Eran tiempos de myspace, del sello g3g records, de nombrarles siempre a Pascal Comelade. En sus composiciones había un factor visual muy presente. La progresiva evolución fue luciendo coherencia y experimentación. Vista con la perspectiva de los años, su trayectoria guarda un hilo conductivo en el que la suma parece la gasolina y la repetición el descarte.

cabosanroque son Laia Torrents y Roger Aixut. El dúo de artistas sonoros llegan a Valéncia con No me hizo Brossa, dentro de la programación del Festival 10 Sentidos (Teatre Principal, del 4 al 16 de mayo), un montaje «que no es una obra de Brossa» aclara Laia Torrents, «sino que es la interpretación libre, sonora y plástica que nosotros hacemos de los textos más desconocidos de Brossa. La prosa que escribe durante los años 50, pero donde está contenido todo el Brossa que estallará a lo largo de su vida, la poesía objetual, la poesía fonética, el post-teatro, todo en esa prosa que nosotros llamamos primogénita. Para simplificar mucho mucho mucho lo que hemos hecho, podríamos llamarlo prosa objetual».

Para llegar hasta aquí estudiaron transversalmente la obra de Joan Brossa. «Él escribió un libro muy crítico con él mismo, «Me hizo Brossa», y nosotros quisimos jugar con esto también. Aunque mucha gente nos ha dicho que somos hijos de Brossa, yo digo siempre que cuando Brossa murió nosotros no teníamos ni la mayoría de edad, como mucho somos nietos bastardos de Brossa».

En No me hizo Brossa no hay presencia humana en el escenario. El público accede a un espacio en el que diversos objetos generan una sinfonía sonora. El artista desaparece y no se interpone entre la acción creativa y los espectadores. «En nuestro trabajo una de las líneas de exploración que más nos interesa es la capacidad expresiva de las máquinas, sus cualidades casi humanas como las imperfecciones, la organicidad, el error, y sobre todo la capacidad de comunicar o generar sentimientos en el espectador. Y «No me hizo Brossa» es uno de sus máximos exponentes, es una obra inmersiva donde tú entras y a través de unos paisajes sonoros generados por máquinas, artefactos o instrumentos, te transportas, te conducen a través de un viaje».

Esa experiencia se puede traducir en que de la misma forma que no hay dos representaciones iguales, tampoco existen dos obras idénticas para cada espectador. «No nos gusta cerrar el significado de nuestras obras, ni imponer nuestra interpretación. Las palabras y los sonidos son muy abiertos. Lo que pretendemos con «No me hizo Brossa» es que cada uno haga su propia interpretación de la obra y tenga su propia experiencia. Que no todo el mundo vea la misma obra».

«No me hizo Brossa». Foto: José Hevia.

Máquinas de escribir, cucharillas, copas, tapones de botellas de agua, cintas métricas… objetos fácilmente reconocibles para el público, que en manos de cabosanroque se convierten en instrumentos, pero siempre primando «una función sonora, ya sea como elemento vibrador, resonador, que genera una escala… no los utilizamos por pura estética». Sin embargo, el factor de cotidianeidad de los mismos acaba jugando a favor de la obra. «Utilizamos objetos comunes que se tienen en casa y que por lo comunes que son muchas veces dejamos de verlos, son como invisibles, por ejemplo una cucharilla, al usarla todos los días no la ves y cuando la ves sonando te provoca un choque mental y te das cuenta de esa realidad que tienes cada día a tu lado».

Con los objetos trazan un paralelismo con lo que hacía Brossa con las palabras. «En su poesía fonética utilizaba la aliteración de palabras y así pierden casi el significado. Nosotros, con la aliteración de objetos, convertimos algo cotidiano en poético. Por ejemplo, muchas cintas métricas se convierten en campos de trigo. Todo el mundo reconoce el sonido de doblar una cinta, pero cuando eso te lo encuentras dentro de una composición te transporta y te hace cuestionarte un montón de cosas».

La trayectoria de cabosanroque, como se apuntaba en el primer párrafo, guarda una coherencia que va más allá de aspectos formales o de contenido de sus propuestas, llámese estilo o personalidad. Con cada nuevo proyecto se lanzan a investigar y experimentar, buscando y creando sonidos como si estuvieran en un laboratorio.»Siempre seguimos buscando e investigando sonidos. Nos interesa mucho la generación de sonidos ya sea digitalmente o, sobre todo, físicamente. Siempre trabajamos alrededor del sonido y de su distribución dentro del espacio y su relación con el espectador. En «No me hizo Brossa» hubo como dos formas de trabajar. Una era aprovechar todo lo que habíamos aprendido hasta el momento a nivel sonoro y al mismo tiempo buscábamos sonidos que nos sirvieran dramatúrgica o poéticamente para interpretar la partitura, la composición, esos paisajes que teníamos en la cabeza».

«No me hizo Brossa». Foto: José Hevia.

cabosanroque parece que comiencen de cero cada vez que emprenden un nuevo montaje, como si fuera un reto, haciendo reseteo pero sin olvidar el poso que van acumulando. «Hacemos lo que queremos. Por eso igual hay algo de nuevo en cada proyecto y se parecen poco entre ellos. «No me hizo Brossa» es la primera parte de una trilogía, la segunda, «Demonios», no tiene nada que ver, pero sí mantienen aspectos comunes, como ser obras inmersivas, que no haya humanos interpretándolas, que el espectador entra en un espacio, que hay poco público, y que parten de la palabra, aunque prácticamente no haya dentro de las obras».

Laia Torrens es exingeniera industrial, Roger Aixut exarquitecto. Perfiles técnicos y creativos que confluyen en un objetivo común. Cada uno en su propia parcela. «A la hora de estructurar la cabeza, organizar mentalmente las cosas o resolver problemas técnicos sí nos han ayudado los conocimientos de ingeniería y arquitectura. Con nuestras composiciones abarcamos más de una disciplina y para estructurarlo todo sí nos han servido. Pero a nivel práctico específico diría que no. Han influido mucho más nuestros conocimientos musicales. Llegamos al sonido a través de la música. El sonido es lo que nos ha permitido expresarnos en distintas disciplinas, desde la parte puramente museística como dentro de las artes escénicas o dentro de la música».

 

Festival 10 Sentidos 2021 en Verlanga:

Guía exprés del Festival 10 Sentidos

Un vermut con Pilar Estrada