La sinopsis de Fast Money (Teatre Micalet, 19 de diciembre, 2 y 9 de enero) da suficientes pistas sobre la obra: «La precariedad económica y emocional que vivimos nos aboca a realizar trabajos que nunca hubiéramos imaginado que llegaríamos a aceptar. Un acercamiento a la economía sumergida del porno gay amateur con hombres heteros repescados de la cola del paro». Pero nada mejor que tocar a la puerta de su creador, Jacobo Julio Roger, para conocerla más profundamente. Le proponemos el reto de que nos la cuente en tres actos que le hemos marcado previamente. Este es el resultado, subimos el telón:
Creación
Fast money es una pieza escénica hiper-realista que habla de la precariedad, de pornografía y de las nuevas masculinidades. Abordada desde el humor negro, para amortiguar la crudeza del tema. La completa precariedad en que vivimos nos aboca a aceptar trabajos que jamás hubiéramos imaginado. Bajamos a los sótanos de las masculinidades para aceptarnos como hombres averiados, tratando de sobrevivir en este mundo complejo, que no deja de poner zancadillas. La obra se asoma a la economía sumergida del porno gay amateur, con hombres hetero repescados de la cola del paro. A la pregunta: ¿Es una revancha ante el machismo y la homofobia imperante en la sociedad que vivimos? No es la idea primera de la obra; muchos de mis grandes amigos, mis hermanos, la mayor parte de los actores con que trabajo son heteros. No partimos del rencor ni la ira, pero sí de la voluntad de explorar en nuevas dramaturgias Queer, que aporten y sumen a la escena contemporánea, dando una visión particular de la realidad que habitamos.
Preparación
La idea original, el texto primigenio, nace en 2014, en el laboratorio de escritura Creador.es, bajo la tutoría del dramaturgo y director argentino Alejandro Tantanian. No es ningún secreto la fascinación que provoca la imposibilidad del sexo con hombres hetero en el imaginario gay. Igual que lo es la visión de dos lesbianas para numerosos machos alfa. La dificultad es lo que más impulsa el deseo. Buscando diversos referentes, encontré que este tipo de porno era tendencia. Auténticos hombres hetero, que tienen que demostrar su heterosexualidad, pero aceptan ser filmados masturbándose o haciendo sexo entre ellos por un puñado de dólares. Empecé a investigar. El sexo explícito no me interesa -no va más allá de sí mismo- pero las entrevistas previas sí, son completamente teatrales y de una crudeza que pone la carne de gallina. Decidí hacer un ejercicio escénico sobre el pre-porno. Así nació Fast money. Luego se quedó unos cuantos años en el fondo del disco duro del portátil, hasta que en 2019 surgió la posibilidad de presentar la propuesta para Russafa Escènica, y encontré a dos fantásticos actores: Pep Laza y Héctor Fuster, que aceptaron el reto con enorme generosidad y me han acompañado en esta aventura hasta el día de hoy. La pequeña obra inicial ha ido creciendo y, lo que comenzó como una pieza breve, ya es una obra teatral completa de una hora de duración, que nos enorgullece que haya sido elegida para representarse en las sesiones golfas de un teatro que admiramos tanto como el Micalet.
La obra
Creamos la pieza en una residencia de trabajo -muy intenso- durante apenas una semana en nuestra casa del Matarraña. Javi, mi chico, fue de tremendo apoyo, mimándonos y haciendo las comidas y cenas, para que pudiéramos trabajar de la mañana a la noche. Al final del proceso hicimos una pequeña muestra para amigos, que nos dieron su feed back. La ajustamos para poder presentarla en la casa-atelier de Stella y Andreas en Ruzafa, y después hemos podido mostrarla en el Sporting Club y en la Carme Teatre. Todos ellos han sido grandes anfitriones, que nos han cuidado y permitido seguir haciendo crecer la pieza. Así como la colaboración de Anaïs Duperrein, que nos ayudó a coreografiar una parte en que abandonamos el texto y solo hay movimiento. Luego llegó la pandemia y no podíamos mirar hacia otro lado. Fueron incorporadas las mascarillas y el hidrogel que, en lugar de volverse un impedimento, decidimos jugar a nuestro favor, nació la versión Post-Covid. Las necesarias medidas de higiene y el intento de conseguir hacer porno con distancias de seguridad han aportado acidez y humor negro, que es por donde más nos interesa ir. Es un montaje extremadamente sencillo: allá donde haya un sofá, colocamos el collage de coRTarcabezas encima, una pequeña lámpara y podemos presentarla.