«Rey Lear». Foto: Curro Casillas.

Rey Lear (Teatre Principal, del 17 al 19 de enero) es el segundo montaje shakesperiano de la compañía Atalaya (Ricardo III fue el anterior). Una versión, que en palabras tomadas prestadas de su web «potencia la búsqueda de la condición humana desnuda que subyace en el texto, despojando al individuo de todo lo superfluo, conectando con la esencia de la Naturalenza y buscando la empatía hacia el resto de la Humanidad».

Dirigida por Ricardo Iniesta (que firma también la dramaturgia), está intepretada por Carmen Gallardo, Joaquín Galán, María Sanz, Raúl Vera, Elena Aliaga, Silvia Garzón, Lidia Mauduit, José Ángel Moreno y Javier Domínguez. Pero en Verlanga queremos acercarnos al montaje, mirando fuera de foco, y por eso hablamos con Manolo Cortés, responsable del maquillaje y de la peluquería de la obra.

¿Cómo definirías el maquillaje y peluquería de Rey Lear?

Vanguardista. Eso sí, basándome en el argumento, en el texto y en la puesta en escena, y ajustándome a unos cánones obvios de la época que se refleja. He trabajado mezclando colores y expresiones, de manera muy expresionista, y con claras intenciones, como digo, vanguardistas.

¿Cómo fue el trabajo? ¿Tuviste libertad absoluta, muchas indicaciones, algunas referencias/influencias de otras obras (o de cualquier tipo), documentación,…?

Me ajusté al texto, a la puesta en escena, al vestuario, … Dirección no me marcó ninguna pauta, pero yo las tengo a partir de cómo se ha concebido la producción, que es el director quien la desarrolla. Todos los que trabajamos en una obra, o en un espectáculo, estamos supeditados al director. A partir de ahí, se pueden hacer propuestas, innovaciones, que en mi caso pueden ser cambios de colores, de texturas en los maquillajes, pero siempre trabajando hacia lo que es la propuesta ya marcada. Ricardo (Iniesta) trabaja con unas formas muy contemporáneas y ahí me explayo. Y me gusta mucho trabajar con él por esa razón. Y sí que me documento, investigo porque soy un gran aficionado al teatro y además, muy particularmente, a Shakespeare, que es uno de mis autores preferidos.

«Rey Lear». Foto: Curro Casillas.

¿Durante las representaciones haces retoques o no estás presente?

Cuando se requiere mi presencia por algún motivo sí que estoy, fundamentalmente cuando vamos a festivales. Pero la gente de Atalaya son muy buenos, tienen, por ejemplo, a Manuel Asensio que trabaja muy bien el maquillaje, son gente muy aplicada y no hay la necesidad de que yo vaya constantemente a las representaciones.

¿Qué crees que aportan (narrativamente, visualmente, …) el maquillaje y la peluquería a la obra?

Me encanta que me hagáis esa pregunta porque los críticos jamás tienen en cuenta, al menos en Andalucía, el maquillaje, la peluquería, la caracterización, nada de nada. No perciben el trabajo o no quieren enterarse. Se reconoce el trabajo de iluminación, de vestuario, … todo, y obvian por completo peluquería y maquillaje.

Dicho esto, creo que aporta muchísimo, sobre todo plásticamente. Rey Lear tiene una dramaturgia fantástica, soberbia, que por sí sola se mantiene, pero si además, la interpretación va unida a una buena caracterización, eso ayuda mucho a los personajes. Un actor maquillado se siente mucho más apoyado, forma parte de la parafernalia.

¿Qué es Rey Lear?

Te lo sintetizo, Rey Lear era un hijo de puta. Mira que en Shakespeare hay traidores y gente mala por todas partes, pero en este caso la maldad no tiene límites. Castigó y machacó a todo el que pudo. No sé si era peor que Ricardo III, pero los dos iban ahí ahí.