Xīn es el título de la obra de la compañía Teatre Corrent, con texto de Paco Romeu e interpretaciones de Inma Ruiz y Pep Laza, que se puede ver hasta el 19 de mayo en la sala Off. Xīn, como indican en la web de la sala, «significa, en chino, corazón, pero también puede significar mente. Esta dualidad refleja una manera de pensar muy diferente a la occidental y en la cual no se confronta por sistema lo racional con lo emocional sino que se considera, simplemente, que son dos caras de la misma moneda».
Para saber más de la obra le hemos pedido al propio Romeu que nos de unas cuantas pistas, que nos explique, en definitva lo que es y lo que no es Xīn. Y esto es lo que nos ha contado:
Xīn es:
Una comedia romántica pasada por el tamiz de la crítica postmoderna y su repercusión en el ámbito de las relaciones afectivas. Dejamos abierto al público el debate sobre la posibilidad de que pueda llegar a ser considerada una comedia trans-romántica. De momento, nosotros nos conformamos con llamarla post-romántica.
Una reflexión sobre los modelos relacionales contemporáneos entre hombres y mujeres que pretende ir más allá de tópicos y estereotipos.
Una comedia erótica desarrollada sobre un juego de espejos que confronta no solo a sus protagonistas, sino también a diferentes culturas o posicionamientos éticos.
Una crítica al estrecho vínculo entre capitalismo y heteropatriarcado, así como a sus mecanismos de perpetuación y su extensión en un mundo globalizado.
Desde una perspectiva artística, el montaje es un collage que bebe de diversas fuentes que van de la comedia clásica a la parodia y del music-hall a la Ópera de Pekín.
Xīn no es:
Una comedia romántica al uso. A pesar de tomar este género como fuente de inspiración, hemos tratado de pervertirlo hasta el extremo de convertirlo en parodia de sí mismo.
Sus protagonistas, Fidel y Bárbara, no asumen unos roles preestablecidos. Su desarrollo como personajes (y el de la acción en general) se fundamenta en la búsqueda de sus respectivos modelos relacionales.
Una obra sobre el amor en la que no se interprete la sexualidad desde la libertad y que se aferre a estereotipos insostenibles.
Una obra políticamente conformista. En este sentido, es fundamental la prevalencia de un punto de vista femenino y constructivo.
Un montaje lineal y unívoco. La alternancia de diferentes técnicas y puntos de vista pretende dar una visión caleidoscópica de la trama.