Nuestras vidas cada vez se parecen más al Correcaminos. Estamos en permanente huida hacia lo nuevo, dejando atrás el peligro del estancamiento. Un viaje inculcado por una sociedad de consumo acelerada para el que sólo disponemos de un kit de accesorios, marca ACME, con el que esquivar la embestida del Coyote. Así se explica que hoy en día nadie se acuerde ya, por ejemplo, de la revista Charlie Hebdo, como si las muestras de solidaridad en la calle, las declaraciones airadas en facebook, las fotos con la joya del corona que significaban el primer número post-atentado o la rabia y las lágrimas repartida a expuertas, fueran la ropa de invierno guardada en el armario porque el sol ha empezado a asomar.
Devoramos con tal rapidez la información que asusta, porque acabamos emparentando unos brutales asesinatos en la redacción de un medio de comunicación con la última ocurrencia de Belén Esteban, la salida de tono del político de turno o la polémica más absurda de internet. Todas las teorías de la comunicación han saltado por los aires. Ahora lo habitual es que el mensaje llegue, haga ruido y se vaya. El reloj manda y la cantidad le está ganando el set ball a la calidad.
En este entorno, una exposición sobre una revista que nunca existió, puede ser el mejor de los calmantes. Y al mismo tiempo, el estimulante más recomendable. No hay que preocuparse por la veracidad de la información, ni de su permanencia en la primera plana. Nadie se podrá olvidar de esa cabecera porque jamás tuvo que prestarle atención. Una invitación, pues, al disfrute por el disfrute. Al placer sin excusas. Aunque por las esquinas de la conciencia no dejemos de preguntarnos porque hoy en día no tenemos una publicación así. Seguramente bastará poner la oreja y escuchar el «pi, pi» del Correcaminos para obtener la respuesta.
La inquieta cabeza de MacDiego urdió Edetanos Ilustrados, que emparentada con Interview Magazine o el NME, zarandeó la Valencia de los años 70 con solo diecisiete números, hasta que desapareció víctima de un atentado con un paquete bomba. Todas aquellas portadas forman la muestra que se exhibirá en La Rambleta hasta el próximo 31 de marzo. Cada primera plana va acompañada por el supuesto retrato original que la inspiró, obras todas del pintor Martín Forés. Entre los diseñadores que han participado, nombres como los de Ibán Ramón, Pepe Gimeno, Nacho Lavernia o Lina Vila. Entre los protagonistas, Paco Roca, Román de la Calle, Carmen Calvo o Paco Bascuñán (con guiño implícito a la gran Hermano Lobo). Vayan y capturen un fragmento de irrealidad. Les ayudará a soportar esta carrera de los 100 metros lisos en que se ha convertido el día a día.