Foto: Ana R. Leiva.

Las ciudades no se acaban nunca. En cualquier punto puede desplegarse una realidad que si no te fijas te la pierdes. Esos apéndices enriquecen y acaban complementando a las urbes. Para algunos son simples dimensiones paralelas que esquivar e ignorar en su día a día, para otros auténticos descubrimientos.

La fotógrafa Ana R. Leiva hizo uno el 1 de noviembre de 2018. «Estaba haciendo un recorrido, con la cámara, por cementerios, y al llegar al de Campanar recordé que una amiga, con la que había compartido viajes a África, me había dicho que había visto cerca de él unas casas con una construcción similiar a las de aquel continente». Se acercó y así conoció al nigeriano Osama, que había levantado tres con sus propias manos en un descampado. Su reino. «Su casa era su reino y lo extendía a los edificios que tenía enfrente. A mí me recibió como si fuera lo más normal del mundo. Muy simpático, hospitalario, amable. Y no me puso ningún impedimento a la hora de hacer fotos».

Foto: Ana R. Leiva.

A aquella primera visita le sucedieron otras. «Seguí yendo porque me parecía fascinante el mundo que se estaba creando. Hablábamos una mezcla de castellano e inglés, pero era un inglés nigeriano, y al final, casi mejor que nos entendíamos con signos». Ana siguió haciendo fotos. Sin plantearse que pudieran formar parte de algún proyecto futuro. Aunque el incosciente nunca duerme. «Yo creo que sí se iba formando algo en mi cabeza. Y como aquellas construcciones eran efímeras, me puse a documentarlo».

Esas fotografías han sido reunidas y generosamente editadas en Osama The King (Tapas Duras), una publicación que permite acercarnos a su reino, incluso, o sobre todo, ahora que está derruido. «Era la presencia de África en mitad de València. Para mí es como el que sale de viaje y se lleva un recuerdo, o una foto familiar, que le une a su entorno, pero eso llevado al punto extremo de construirte la casa entera como te la construías en tu país».

Foto: Ana R. Leiva.

A Ana no le interesaba el supuesto exotismo de la situación. Iba mucho más allá. En su curriculum se encuentra el libro Adduna (Fund. Cañada Blanch y Club Diario Levante, 2000) en el que retrataba un viaje personal por África Occidental. «Conozco cosas de la cultura africana, y cuando conversaba con él entendía la relación de significados de lo que me contaba. Cuando me hablaba del poder de los ancestros que habitan la tierra y que él es Rey y tiene contacto con la misma, sabía de lo que me estaba hablando».

Foto: Ana R. Leiva.

Osama The King tiene mucho de abrir ventanas. Lo hace para mostrarnos una realidad, pero también para no quedarnos, simplemente, en modo contemplativo. Para que ahondemos en la vida de una persona que «estaba en un lugar que le era hostil construyendo un hogar que no le fuera hostil», con mucha tenacidad y voluntad de trabajo y una enorme «capacidad de reinventarse de la nada, de algo tan básico como la arena que tenía en el campo de al lado y el agua que pasaba por la acequia».

Foto: Ana R. Leiva.

Aunque la historia de Osama ha sido magníficamente capturada en las fotografías de Ana R. Leiva, trasciende a las mismas. «Lo interesante más que por las fotos era por su imaginario, por su riqueza mental, y por los significados que otorgaba a las cosas que hacía. Osama acompañaba su trabajo en barro de esculturas gráficas, de textos aparentemente sin sentido que podían leerse como manifestaciones artísticas y casi litúrgicas recreando el imaginario de su mente inquieta y su cultura. Creo que la historia de Osama alcanza múltiples significados que nos hacen reflexionar sobre una gran cantidad de temas como identidad, territorio, arte, arquitectura, filosofía, poder, religión… haciendo que se tambaleen nuestros esquemas».

Foto: Ana R. Leiva.

En julio de este año, Ana se acercó a hacer más fotos al reino de Osama. «Al día siguiente me surgió como la premura de maquetar algo con el material que ya tenía. Lo llevé a imprimir y fue en la imprenta donde me enteré de que habían derribado sus casas y se habían llevado a Osama. Yo estaba cerrando el proyecto de alguna manera y al mismo tiempo el proyecto se estaba cerrando. Volví un día después e hice una foto del terreno marcado por las huellas de las máquinas». Las huellas de la historia de Osama, de sus construcciones, de su cuaderno, de su reino, afortunadamente todo rescatado por el libro de Ana R. Leiva.

 

Las fotografías de Osama The King estarán expuestas en Sankofa espai intercultural hasta principios de noviembre.