Vicent Flor. Foto: Germán Caballero.

Vicent Flor (València, 1971). Sociólogo. Director de la Institució Alfons el Magnànim.

¿Somos los que leemos?

Sin duda, en parte, lo somos. Tanto el ensayo como la literatura estricta que leemos nos influyen de manera poderosa, en más de un sentido. El pensamiento nos marca en la manera de concebir el mundo y las relaciones sociales y la ficción contribuye a los límites de nuestra imaginación. No solo el pensamiento es social. También lo es la imaginación. Dependiendo del contexto histórico, de la clase social, del género, del hábitat y de otras características imaginamos el presente y el futuro de una manera o de otra.

Un libro de tu infancia:

La guerra de los botones, de Louis Pergaud. Fue uno de los pocos libros que leí obligado en la escuela que gustó. En mi caso el colegio, en general, no fue un lugar para disfrutar con la lectura precisamente. De hecho, lo que realmente me gustaba entonces, aunque entendía lo que entendía, eran los tebeos de Mortadelo y Filemón. Soy un “hijo” del humor exagerado de la agencia de detectives T.I.A.

Un libro de tu adolescencia:

El túnel, de Ernesto Sábato. Fue una sugerencia de mi profesor de literatura de bachillerato (luego supe que fue un republicano que tuvo que sobrevivir en un colegio de curas). Era un momento, creo recordar, que estaba “enamorado” de una chica y sentí profundamente su lectura. Lo volví a leer muchos años después y me dejó más bien frío. Por eso cada libro tiene multitud de lecturas porque somos los lectores, a parte de la calidad de la escritura y de la historia, los que conectamos y de qué manera con los libros. O, visto de otra manera, contamos con libros para todo tipo de personas en sus diferentes situaciones. Afortunadamente.

Un libro de tu juventud:

Quizás es demasiado típico, pero cuando tenía veinte años me encantó Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. No lo he vuelto a leer y no sé si me ocurriría como con El túnel. De hecho, acabé por cansarme de ese tipo de literatura.

Un libro actual:

La novedad de 2020 que más me ha gustado ha sido No diguis res (No digas nada), del periodista estadounidense Patrick Radden Keefe. Podríamos calificarlo de periodismo narrativo o no ficción literaria. Tiene una fuerza brutal no solo porque la violencia política en Irlanda del Norte fue escalofriante sino porque ha sabido contarla de manera magistral. Todavía me emociono recordando su lectura.

Un libro de siempre:

Probablemente, el libro que más me ha impactado a lo largo de toda mi vida ha sido Vida i destí (Vida y destino) de Vasili Grossman. Me impresionó la fuerza del choque de dos grandes fuerzas totalitarias, el nazismo y el estalinismo, que no dejaban respirar, casi literalmente, a los individuos narrada por un judío inteligente y muy buen observador. Para mí es un clásico del siglo XX y una lectura, aunque el término está muy manido, obligada.

Un libro por leer:

Tengo literalmente centenares de libros por leer. No es una pose. Leo bastante pero siempre leo insuficiente. Llevo tiempo buscando el momento de leer clásicos como Guerra y Paz y la Divina Comedia pero el ensayo de actualidad hasta ahora siempre ha ganado la partida.

Un libro que no pudiste acabar de leer:

Me pasa poco, porque, a diferencia de en otros ámbitos, para la lectura tengo disciplina. Cuando lo empiezo lo suelo acabar. Pero no pude acabarme Verdad y método, de Hans-Georg Gadamer. Tenía veinte y pico años, no tenía la formación suficiente y creía que la filosofía me daría todas las respuestas a mis preguntas. Me equivocaba, obviamente. Gracias a ese libro descubrí que, si yo escribiera libros en el futuro, como finalmente he hecho, deberían ser más accesibles (y también, pero esa es otra cuestión, mucho más modestos) que Verdad y método.

Un libro que te gustaría haber escrito:

Uf, ¿uno solo? Leo mucho más que escribo y compruebo que mucha gente sabe escribir mucho mejor que yo. Me gustaría haber escrito, por ejemplo, una novela aparentemente sencilla: Claus i Lucas (Claus y Lucas), de Agota Kristof. Me impacta mucho, por más de un motivo, la pobreza infantil y los malos tratos a la infancia. Por eso me dejó también tocado Últims testimonis (Últimos testigos) de Svetlana Alexiévich que entrevista a supervivientes soviéticos de la Segunda Guerra Mundial que les pilló en la infancia. ¡Cómo repiten el recuerdo del hambre!

Un libro que te gustaría que existiera:

Lo bueno de ser editor es que a veces puedes conseguir hacer realidad libros que nos gustaría que existieran. Por ejemplo, entre varios hemos hecho realidad un libro de entrevistas de científicos publicados en la revista Mètode que hemos llamado Retrats de ciència. De hecho, me gustaría que hubiera más libros de entrevistas. Es un género que creo que no está suficientemente valorado, para libros. Igual que hay artículos que merecen ser rescatados de la prensa periódica y fijados en un libro, también hay entrevistas que pueden superar el corto plazo y permanecer en uno de esos nietos de Gutenberg llenos de hojas con letras impresas. Pero para contestar la pregunta en concreto me gustaría que existiera una buena biografía de Joan Fuster.

3 cosas que te gustan más que leer:

Más que leer un buen libro no, pero que me proporcionen tanto placer diría que algunos vinos, hacer reír a niños y una conversación sugerente con alguien que tenga cosas interesantes que contar. Hay alguna otra, pero es demasiado obvia.