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Las ruedas de prensa son el pan nuestro de cada día para los periodistas. A la redacción de Verlanga, por ejemplo, llegaron hace dos semanas, más de veinte convocatorias que se realizaban en València. ¿Todo hecho noticiable necesita su rueda de prensa? ¿Tiene algún sentido que aún perduren cuando al informador se le facilita, porsterioremente, vía mail, lo allí tratado y fotografías? ¿Son una oportunidad única para preguntar a los protagonistas o una pérdida de tiempo porque siempre se puede solicitar un aparte con ellos? ¿Son un escaparate para políticos que en ocasiones acaparan más protagonismo que los generadores de la noticia o un excelente momento para hablar con ellos de manera distendida?  En definitiva, ¿sirven para algo?

«Creo que debería haber una reflexión de las dos partes implicadas», explica el periodista Álvaro G. Devís (Culturplaza, Plaza Radio). «En primer lugar, las instituciones o empresas se deberían plantear que si lo único que van a presentar son dos nombres y si todas las novedades las han ido fusilando con notas de prensa días antes, los medios seguramente no tengamos ni tiempo ni interés en ir. Con las programaciones de festivales pasa muchísimo, y acaban boicoteando su propia iniciativa. Si una rueda de prensa no sirve para sacar información útil o historias para nuestro público, una cerveza fría o un cruasán no son elementos suficientemente periodísticos para cubrirlo. Por otra parte, los y las periodistas culturales deberíamos estar más atentos a la agenda y a aquello que sucede en las diferentes escenas y sectores de creación, más aún si nos movemos en un ámbito local. Con esto quiero decir que cada mañana, los medios nos deberíamos preguntar si podemos hacer algo mejor que cubrir un acto que van a contar otra decena de medios y cuya información recibiremos en nuestro e-mail horas después. También creo que, para hacerlas más útiles, deberíamos ir más informados a ellas, porque muchas veces nuestras preguntas son superficiales o complacientes, más por omisión de trabajo previo que conscientemente. Con todo esto, mi opinión es que el formato no está desfasado, pero sí le vaciamos de contenido entre unos y otros».

Desde el otro lado, desde el que se convocan las ruedas de prensa, María García (responsable de comunicación de la Sala Russafa, que también colabora con Sala l’Horta o Teatre El Musical) destaca el caracter informativo del formato. «El objetivo es poder transmitir información a los periodistas de primera mano, con la fuente delante de ellos, a su alcance. Y eso es lo que más se desaprovecha, lamentablemente, en los últimos tiempos. Pocos profesionales utilizan el turno de preguntas para intervenir o buscan al acabar el acto una pequeña entrevista que complemente la información, que la personalice, que le de un enfoque propio. La rueda de prensa no es un monólogo, pero es en lo que acaba convertida en demasiadas ocasiones».

Lo que es indudable es que se trata de un formato que por mucho que pasen los años no cambia y es uniforme. Y no deja de resultar curioso cuando los medios de comunicación han evolucionado tanto y hay mucha variedad (papel, online, radio, televisión, diarios, semanarios, mensuales,…) en los receptores. «Nosotros, fundamentalmente, vamos a ruedas de prensa que presentan nuevas exposiciones», explica Sara Mut, de Agenda Urbana, una publicación mensual que, por ello, necesita lo contenidos con bastante antelación. «Solo nos resultan útiles las ruedas de prensa sobre eventos que se prolongan lo suficiente en el tiempo como para que su reseña pueda salir publicada varias semanas después (exposiciones, principalmente). O aquellas que se realizan semanas antes de que llegue el evento, cosa poco habitual en València. Se da en el caso de macroeventos como la Feria del Cómic o algún musical del Olympia, pero poco más. En esta ciudad, por norma general, se tiene poco en cuenta a las publicaciones mensuales. Las ruedas de prensa sobre exposiciones, que son lo nuestro, son especialmente útiles, creo, cuando se nos ofrece a los periodistas un mini tour comentado, directo y concreto, por las piezas más importantes de la muestra. Ves las obras de primera mano y las entiendes en su contexto, lo que facilita la labor de informar al lector sobre qué se va a encontrar. En este sentido, el IVAM es el rey».

En las ruedas de prensa hay dos partes implicadas, un emisor y un receptor. Eugenio Viñas ha pasado de un «bando» al otro. De ser Redactor Jefe de Culturplaza a Asesor de las Concejalías de Educación, Acción Cultural, Juventud, Cooperación al Desarrollo y Migraciones, del Ayuntamiento de València. ¿Es una herramienta más eficaz para quien la convoca que para los periodistas? «Lo es, dado que se evita una llamada a una gran cantidad de medios con un solo acto. Por ejemplo, en las presentaciones de temporada del TEM y La Mutant vinieron 22 y 18 medios, respectivamente. De no haber sido a través de una rueda de prensa, más allá del envío de texto e imágenes, no hubiéramos dado la oportunidad conjunta de comentar, cuestionar, ahondar o lo que hiciera falta en torno a la propuesta. Ahora bien, si se intuye por la convocatoria que podrían venir dos o tres medios, es mejor hacer una atención personalizada a los mismos y dar acceso al resto al total de la información».

Seguimos con Viñas. ¿Ha cambiado tu concepción del formato de la rueda de prensa y su eficacia ahora que estás en el «otro lado»? «Pienso igual, pero se ha matizado a favor. La capacidad de convocatoria desde el Ayuntamiento de València es enorme. Muy superior, incluso en temas culturales, a lo que se pueda tener en cuenta. Se incluyen medios generalistas, culturales e hiperespecializados. Y la labor de su gabinete de prensa, el propio del Ayuntamiento, es impecable. Es una herramienta poderosa para transmitir cualquier mensaje. Por tanto, sabiendo y mucho medir las ruedas de prensa, creo que tienen todo el sentido. Ahora bien, pudiendo hacer una rueda de prensa a la semana (soy asesor de cuatro concejalías. Habrá semanas incluso en las que tengamos dos ruedas de prensa), hago todo lo posible por resolver las comunicaciones a través de notas de prensa u otras herramientas. Cuando el mensaje puede alcanzar a un público amplio o intuyo que la atención e impacto debe serlo, rueda de prensa».

Entonces, ¿desde el punto de vista periodístico podría haber alguna alternativa a ellas más eficaz? Responden los profesionales:

Álvaro G. Devís: «Creo que los gabinetes de prensa deberían acercar de una manera más cercana y entusiasta, aunque siempre de manera profesional y sabiendo medir el interés de su propia propuesta, aquello que quieren promocionar. También entender que siempre es más interesante una entrevista o un reportaje que 20 líneas de texto clónico, y apostar porque, al menos, un medio hable en profundidad de lo que quieres presentar. Mejor aún si buscas quién habla mejor de lo que tienes entre manos o si vas salteando de medio en medio para mantener una relación fluida con todos».

Sara Mut: «Lo más eficaz es la previsión. Si antes de la rueda de prensa final se nos va nutriendo a los medios con pildoritas de programación (hablo de eventos grandes, por supuesto), hay más margen para la inventiva periodística, para experimentar con otros formatos que no sean la reseña pura y dura. El problema es que, generalmente, las programación se cierran a última hora y, cuando no es el caso, los programadores son muy recelosos a la hora de adelantar material. ¡A veces hay que suplicar! Se lo guardan todo para la presentación oficial como si fueran a abrir la tumba de Tutankhamón».

Turno para los convocantes. ¿Se trata de un modelo algo desfasado pues al final se les manda a los periodistas texto e imágenes con lo acontecido?

María García: «La nota que se envía tras la rueda de prensa es un complemento, una ayuda para hacer llegar a los periodistas que han acudido y a los que no un resumen de lo que se quería presentar. Pero, lógicamente, no cabe todo. Por eso a veces es necesario convocar ruedas de prensa. Y subrayo el «a veces», porque hay informaciones que realmente no requieren una convocatoria de prensa. Pero creo que hay ocasiones en que sí sigue siendo bueno poner a la fuente de información a disposición de todos los medios a la vez, contando los datos o defendiendo su iniciativa en persona. El valor del directo, de lo que se transmite en vivo, de la accesibilidad es lo que debería de sustentar una rueda de prensa».

Eugenio Viñas: «No lo es, pero intuyo que se abusa de él. Especialmente, desde las instituciones. Hay otras fórmulas y no es la única vía para comunicar algo».

¿Qué alternativas podrían sustituirlas si es que fuera necesario hacerlo?

Eugenio Viñas: Ningún medio está obligado a acudir a una rueda de prensa. También es cierto que esto provoca, y sucede invariablemente, que tengamos que hacer una atención pormenorizada y posterior a los medios que no quieren o no pueden asistir. Es parte de nuestro trabajo hacerlo, no hay mayor inconveniente en ello. Ahora bien, si este mensaje es lícito (no lo sé), pediría cierta empatía por imaginar que supone en según qué mensajes que, en vez de que 15, 20 ó 30 medios acudan a una rueda de prensa, dediquemos un día entero o más a explicar con detalle algo medio por medio. Esa es la alternativa y no solo es improductiva… es casi inasumible dado el volumen de trabajo en la gestión que asume una concejala, en este caso de Educación, Acción Cultural, Juventud, Cooperación al Desarrollo y Migraciones. La cantidad de trabajadores y edificios públicos sujetos a su responsabilidad requieren de un gran esfuerzo que no debe ser sustituido por una mera acción comunicativa de los servicios o mejoras en estos».

María García: «Existen alternativas como programar entrevistas (personales, telefónicas, vía email…), montar eventos, promover encuentros informales con los medios o simplificar, enviando notas de prensa. Entiendo la situación actual de las redacciones, con poco personal, la presión de la inmediatez, redactores que son nativos digitales y tienen conceptos de la información distintos… pero sigo creyendo que, siempre que la ocasión lo justifique, es más democrático, más transparente y más humano comunicar en primera persona, respondiendo de manera pública a las preguntas de los periodistas, hablando no sólo para ellos, también con ellos».