Doctor Divago. Foto: Josep Escuin.

Doctor Divago no conoce supersticiones. Ya lo demostró mencionando en una canción a la finca maldita de Tres Forques 1 («Imperio») o ahora encarando su álbum número trece con la frescura de un debut y la seguridad de una docena de discos grandes a las espaldas.

La tierra prometida (editado por Bonavena Música) recoge diez canciones facturadas por una formación que como las delanteras eléctricas de antaño podemos recitar de memoria: Manolo Bertrán (voz y guitarra), Asensio Ros “Wally” (batería), Antonio Chumillas “Chumi” (armónica), David Vie (guitarra) y Edu Cerdà (bajo, coros y teclado). Junto a ellos, César Pacheco ha tocado el órgano en dos temas; David Garzinsky se ha encargado de la grabación, mezclas y producción, esto último junto al propio grupo; Enrique Soriano masterizó y Chumi firma el diseño de portada y maquetación. Es con Manolo Bertrán con quien pasamos consulta.

Doctor Divago actúa (en formato acústico) este sábado, 11 de noviembre, a partir de las 19h, en los Aperitiver de Tulsa Café.

Cuando hablamos por vuestro trabajo anterior Complejo Alquerías Fraile 11, reconociste que había cierta sensación de vértigo por ser el disco posterior al que celebraba los 25 años, que los miembros del grupo estuvisteis hablando del camino a seguir. ¿Qué punto de partida hubo esta vez con La tierra prometida? ¿Hubo cierto temor a que la pandemia lo pudiera marcar demasiado?

Comenzamos a preparar este disco antes de la pandemia. Hacia el otoño de 2019 ya estábamos con los primeros esbozos. En este caso no hubo apenas análisis, como casi siempre. Habíamos acabado los conciertos que siguieron al disco anterior, había canciones nuevas y comenzamos a arreglarlas. Por el gusto de hacerlo, disfrutándolas, sin plazos. Siempre cuento que nuestros ritmos son relajados, que nos gusta cocinar a fuego lento, mucho más después de tanto tiempo en activo. Puede parecer sorprendente en este mundo tan acelerado y a la búsqueda de impactos constantes… Luego estalló la pandemia y todavía nos hizo ir con más calma. Incluso con el disco ya grabado, no nos
apetecía presentarlo con restricciones de aforos, distancias de seguridad, mascarillas, etc., así que íbamos puliendo las mezclas poco a poco, retocando cosas, preparando las gráficas, masterizando, encargando vídeos y demás, esperando un momento más disfrutable. Luego llegó la hora de fabricar y el plazo que nos dieron para el vinilo fue casi de medio año. Así que al final decidimos publicar en enero de 2023. Pasamos todo el otoño de 2022 ya con el disco cocinado a la espera de editarse y con nuevos singles digitales de adelanto, videoclips

También en aquella entrevista hablamos de dos temas de aquel álbum («Engáñame» y «El viaje largo») y comentaste que «eran registros poco o nada explorados por Doctor Divago en toda su trayectoria y ha sido especialmente grato trabajar en ellos para este disco». ¿Ha ocurrido en esta ocasión con alguna canción?

Quizá eso lo veo algo en “De puntillas (mejor dicho, levitando)”, pero creo que el fuerte de este disco es que, de una forma no premeditada, puede que sea más homogéneo y más estándar en términos pop. Si es que un grupo rara avis como Doctor Divago puede serlo, teniendo en cuenta sus características diferenciales.

La tierra prometida acaba resultando el disco más luminoso o uno de los más) de Doctor Divago (, más allá de que algunas letras o momentos concretos puedan hacer pensar lo contrario. ¿Teníais esa sensación cuando lo grababais o al acabarlo y escucharlo.

Precisamente, “luminoso” es la palabra que he utilizado ya en varias entrevistas para referirme al acabado final de este disco. Creo que en eso influye tanto el sonido como las propias canciones y el trabajo de arreglos, que se han ajustado más a una línea de pop-rock más clásico, sin traicionar la personalidad del grupo, pero quizá con menos elementos transgresores o tirantes que otras veces. Evidentemente y como sabe la gente que nos sigue, nosotros hemos hecho muchísimas canciones en esa línea más clásica que apunto, pero quizá ninguno de los discos anteriores fuera tan homogéneo en este sentido. Lo cual no es mejor ni peor, sino todo lo contrario. Y sí, somos un grupo de contrastes agridulces, pero también muy vitalista.

Puede que esa luminosidad venga marcada, en parte, por una apuesta aún mayor de lo habitual por potenciar las melodías en las canciones, en la línea (salvando todas las distancias estilísticas que se quieran) de grupos como Los Ángeles o C.R.A.G. ¿Fue algo voluntario o era lo que pedían los temas?

Una de las cosas que define a Doctor Divago es el gusto por las melodías, lo que pasa es que es un grupo de rock abierto y versátil que integró de forma natural muchas influencias. Desde siempre nos flipan los Beatles o los Kinks y gran cantidad de rock clásico de los 60 y los 50. Desde luego esa es nuestra fuente principal, pero también nos pueden gustar otras formas de rock bastardo, a la vez que nos gusta la psicodelia, el punk, el blues y muchos otros estilos musicales que están más alejados del rock. Estilísticamente, Doctor Divago es un grupo complejo, con muchos matices, muy difícil de clasificar. Algo de lo que hemos hecho bandera, por otra parte, y que seguramente nos ha perjudicado, pero ha sido nuestra forma de entender la música y no hemos querido renunciar a ella.

Al respecto de los ejemplos que pones, son grupos que nos encantan, de siempre. Somos, y soy en particular, un enamorado del pop español de los 60 y 70, sobre todo (también de los 80, por edad), como ha quedado claro con nuestras versiones de Lone Star, Los Brincos, Los Pasos, Nino Bravo…, las colaboraciones con Víctor Ortiz de Los Huracanes, con Julio Galcerá, etc. Ya dediqué un verso a Los Ángeles, por cierto, en “Camino de regreso” (canción incluida en Revuelta elemental (2006). Me parecen enormes. Tampoco me perdí a Cánovas, Adolfo y Guzmán en 16 Toneladas a finales de 2019, fue una gozada.

Lo que notas en este disco es que hay más armonías de voz que nunca y con mayor protagonismo. Es cierto que el carácter de las canciones lo pedía, pero también en esto ha tenido un papel destacado Edu, el bajista del Doctor desde 2002, que cada vez ha ido cogiendo más aplomo en las segundas voces. Siempre ha hecho buenos coros, aparte de líneas de bajo estratosféricas, pero en los últimos discos ha ido creciendo en este aspecto.

Resulta muy interesante el papel que juegan los medios tiempos en vuestros discos y repertorio. Suele haber como mucho un tema así en vuestros álbumes, pero ha acabado siendo algo representativo de Doctor Divago. ¿Qué importancia crees que tienes? Desde el punto de vista compositivo ¿qué te seduce de ellos? ¿Qué aportan al grupo?

Bueno, son medios tiempos e incluso a veces lentos que suelen mantener siempre el pulso rock. Personalmente, creo que siempre me han ofrecido una mayor capacidad expresiva como cantante. Recuerdo que Paco Tamarit (The Flauters, Serpentina, Señor Mostaza, ahora en La Casa Azul), que fue nuestro guitarrista unos años, decía que mi fuerte eran las baladas. Bueno, creo que es un terreno en el que el grupo se maneja muy bien, sin que tampoco se le dé mal pisar el acelerador. Son canciones de “la escuela emocional”, como me gusta llamarlas parafraseando a Antonio Vega en su etapa Nacha Pop. Nuestros referentes suelen tener esas ambivalencias que alumbran repertorios más ricos, con más matices.

Volvemos a las melodías, y a los matices, que es lo que a mí más me gusta de todo este loco tinglado. Nunca me he sentido cómodo con ese rockismo que prioriza la caña por la caña, lo rechazo. Es obvio que tengo en un altar a algunos grupos de rock poderoso, pero no porque lleven un ritmo trepidante ni porque enrosquen a tope la distorsión, tengo que encontrar algo más en su discurso.

Ha habido cambio en la producción. Después de mucho tiempo y muchos discos, Dani Cardona ha dejado paso a David Garzinsky. ¿En qué crees que se nota en el resultado final? Además, por primera vez, Doctor Divago aparece como co-productores. ¿Por qué, después de tantos años, seguís creyendo necesaria esa visión externa de alguien al grupo?

Quizá en esa luminosidad de la que hablábamos antes, aunque también ha venido así el sonido desde el trabajo del local de ensayo. Luego, David ha aportado buen ambiente y sosiego, que siempre es fundamental en un estudio, y toda su sapiencia asesorando en cuestiones de guitarras y armonías en general, que puede que sean sus mayores especialidades como músico. Hemos quedado muy contentos.

Y sí, es la primera vez que aparecemos como productores, aunque tampoco tiene mayor importancia. No somos productores, en absoluto, pero en este trabajo quizá dimos más la tabarra en la fase de mezclas. Por otra parte, Doctor Divago es un grupo que llega ensayado al estudio, con todos los arreglos claros, aunque luego pueda haber cambios en el ajuste final, no es un grupo al que un productor le monte los arreglos ni el carácter de la canción en el estudio. Ese trabajo minucioso que hacemos en el ensayo nos sirve para compensar un poco estas producciones de bajo presupuesto y a toda pastilla que solemos hacer la mayoría de grupos independientes. Uno escucha la palabra productor y piensa en George Martin o en Tony Visconti y, bueno, como tantas otras cosas eso no se ajusta a nuestra realidad, por motivos obvios. No existe tanto margen. En nuestro caso, siempre necesitamos contar con alguien que solvente la parte técnica en el estudio, porque eso no lo dominamos. Si además esa persona aporta una visión musical externa, como suele ser el caso, nos gusta contar con ello porque eso siempre suma.

Sin menoscabo del resto del grupo, de hecho tú mencionabas antes  el estupendo trabajo de Edu Cerdà en las segundas voces, en La tierra prometida destacan las aportaciones de dos miembros de la banda. Por un lado, Chumi y su armónica más creativos que nunca. Por otro, la batería de Wally funciona como un guante en cada canción, convertida en el latido de cada tema, como si fuera la conductora del disco que lo va llevando por donde queréis.

Sí, hay momentos de Chumi realmente inspirados. Me gusta especialmente en “Ojos de serrín” y ese arranque de “La gloria y los insultos”. Su papel en Doctor Divago siempre ha sido muy interesante. Debemos de ser de los pocos grupos, que no hagan blues, rhythm & blues, country, que tienen un armonicista fijo aunque no toque en todas las canciones. Y Wally es el pulso, el latido de Doctor Divago, lo dices muy bien. Ha sido así siempre. Quizá lo notes más en este disco porque todo haya quedado más integrado. Ya lo dejé escrito una vez: sin Wally no hay Doctor Divago, ni en 1989 ni en 2023.

En este disco hay una canción con mención incluida a Cisco Fran. No es la primera vez que miráis al pasado musical de esta ciudad (antes has mencionado a Víctor Ortiz o Julio Galcerá, pero también está La Resistencia…). ¿Crees que hay una asignatura pendiente con la memoria en ese sentido?

Sí, València es una inmisericorde trituradora de recuerdos. Cuando me hacen esta pregunta siempre cito al gran Javi Gafotas, de El Club de amigos del Crimen de Radio Klara, que dice que el relevo generacional del rock y el pop en esta ciudad se ha hecho muy mal. Tanto en un sentido como en otro, dice él, de los nuevos con respecto a los veteranos y viceversa. En el mejor de los casos se suenan remotamente.

Personalmente, tengo un enorme respeto por mucha gente que me precedió en esto de hacer rock en València y he procurado seguirlos en alguna medida: Julio Bustamante, Burguitos, Julio Galcerá… por citar algunos de los casos más evidentes y no hacer la entrevista todavía más larga. Y dentro de este grupo está Cisco Fran, que siempre me pareció un gran autor de canciones, aparte de un buen amigo. Además, cuando la estaba haciendo, me salió ese “lento, lento” y él tiene una canción titulada así, por lo que acabo en la letra de la canción.

Recuperas al vertiginoso atleta moral en «Mi suerte y la tuya también». ¿Cuándo incluyes esa autorreferencia en una letra lo haces como un pequeño regalo / guiño al fan que va a disfrutarlo mucho cuando lo reconozca, como un juego divertido…?

Es para el seguidor del grupo, pero también para mí mismo y el propio grupo, me gusta jugar con esas cosas.

¿Qué referencias musicales reconoces en el disco?

Sinceramente, no sé qué contestarte a esta pregunta. Creo que la mejor respuesta que puedo dar es que identifico mejor estilos que referencias concretas: hay melodías, hay rock, pinceladas de psicodelia, de blues…, “igual que ayer pero diferente”.

Aunque el disco se ha publicado hace poco, aprovechando aquello que cantabas (en «Las canciones del año que viene») «Ya suenan en mi mente las canciones del año que viene», ¿la máquina de hacer canciones sigue funcionando en tu cabeza y ya va trazando nuevas o puedes controlarla y pausarla durante un tiempo?

Durante mucho tiempo compuse constantemente, sin respetar ritmos. Seguro que entonces tenía mucho tiempo, aparte de muchas ganas y cierta incontinencia. De todas formas, empecé a pausar la maquinaria por causas de fuerza mayor ya hace años. Ahora ya supongo que la gasolina se va agotando y hay que concentrar los esfuerzos, ya son muchas canciones escritas. Dicen que cada autor de canciones tiene su número canciones que es capaz de escribir predeterminado. Por eso, dosifico para afinar bien el tiro. O sea, que cada vez compongo menos, casi cayendo en el síndrome de Bartleby, quién sabe, jaja. Normalmente, cuando ya ha salido el disco y durante las épocas de promo no hago canciones, estoy en otra cosa.