Elma Sambeat. Foto: Noah Shaye.

Dice la RAE que polifacética es aquella persona «de variada condición o de múltiples aptitudes». Una definición que se ajusta, perfectamente, a Elma Sambeat. Cantante, actriz, compositora y escritora, estas cuatro facetas convergen en su último trabajo, Muerto de Amor. Un disco, el tercero que firma con su nombre en solitario, en el que la valenciana ride tributo a Federico García Lorca, al tiempo que ensancha su legado poético.

«El proyecto Muerto de Amor surge por varios motivos: para empezar por mi inquietud creativa constante… en casa tengo un cajón lleno de libretas con muchísimas ideas y proyectos. También, por mi interés por García Lorca, al que adoro e idolatro desde hace años y me ha ayudado a encontrar mi propio lenguaje como compositora. Y, por último, pero no menos importante, por mi conexión con Baptiste Bailly, quien hizo posible que esas ideas escritas en una libreta fueran una realidad».

De hecho, en los agradecimientos del disco, su nombre aparece en primer lugar.

Baptiste Bailly es un joven, aunque sobradamente preparado, pianista, músico, creador… Tiene una creatividad arrolladora y una sensibilidad poco habitual. Cuando anoté mis ideas sobre este proyecto en una de mis libretas, indagué sobre la gente que estaba por València haciendo música y lo encontré a él, junto a dos amigos de antaño, Ales Cesarini y David Gadea. Tenían un trío muy interesante. Me dije, este pianista creo que sería perfecto para el proyecto de Lorca… y los tres acabaron en el proyecto. Lo demás son las cosas de la vida, un día te conoces, lo propones, conectas y todo fluye.

¿Cómo se supera el respeto que puede supone musicar a Lorca? ¿Tuviste dudas en algún momento?

Las dudas son parte del proceso creativo, pero hay un momento en el que una fuerza profunda llena de certezas se adueña de todo, yo me lo imagino como si el proyecto cobrara vida propia, como una fiera salvaje que no se asusta de nada. Lorca es un estímulo en este caso. No he pretendido ser una experta o erudita. La sensación que me produce leerlo, sentirme tan conmovida, es la causa de la creación posterior. Y al final del camino, secretamente quisiera que Federico escuchara esta bella música… ¡y le gustara, claro!

Es un disco en el que siendo reconocible el espíritu lorquiano, tu voz al cantar destila personalidad propia en la canción, aporta emoción, por eso tal vez sea más exacto hablar de intepretación vocal.

No puedo hacer las cosas de otra manera. Como artista necesito creer profundamente en lo que hago, me entrego al 200%. Cada palabra es parte de mí y cada melodía primero ha de conmoverme a mí misma, tanto que a veces canto con toda la piel de gallina. Qué le vamos a hacer… Es posible que por estas razones tenga también una faceta de teatrera…

El disco, como ocurría con el propio Lorca, se mueve entre lo popular y lo sofisticado. ¿Fue difícil mantener ese equilibrio?

En realidad no. Esto encaja a la perfección con mi idea de composición musical: lo aparentemente sencillo, cuya fuerza está en las profundidades, en algo ancestral. Y como no soy amiga de banalizar nada, la sofisticación sutil es la condición «sine qua non», es como un toque elegante que necesito en mi vida, pero no elegante de fiesta de moda, una elegancia de andar por la vida, de compromiso con una misma y con cada paso que doy.

Es un álbum difícil de etiquetar por su sonido. Intencionado o no, de alguna manera es un paralelismo con la obra de Lorca. A pesar de esa variedad estilística, sí que hay un hilo que marca todas las canciones.

Desde siempre se me ha considerado una artista polifacética, y efectivamente así me siento. Tal vez es consecuencia de la búsqueda constante de la belleza. Este disco es deliberadamente inetiquetable. Como siempre trato de huir de las casillas… Creo que me ha salido bastante bien. Pero aún así se puede describir como una música contemporánea española con influencias del mediterráneo, de la música pianística de principios del siglo XX, el impresionismo… e incluso del jazz europeo más contemporáneo. Además, busqué hacer cierto retrato poliédrico de Federico, reuniendo en el proyecto tanto su lado más aflamencado, su inescrutable surrealismo, su cara más popular, sus poemas de juventud, sus viajes; como la conmovedora despedida que augura la grandísima tragedia de su muerte.

«Muerto de Amor» cuenta con varias colaboraciones, ¿qué crees que aportan al resultado final? ¿Qué criterios seguiste para seleccionarlos?

Los artistas que colaboran en el disco son ante todo personas a las que admiro y respeto muchísimo. Empezando por Baptiste, Ales o David. Efrén López, amigo del alma y músico excepcional, que aportó ese toque mediterráneo con sus cuerdas y percusiones. Tere Núñez y Roxane Arnal son dos pedazo de cantantes y buenas amigas que me prestaron esa presencia femenina. Iván López, es cantante y compositor también poco clasificable (The X, Evo…), y la curiosidad es que estaba haciéndome los vídeos, pero no se pudo resistir y cantó. Alba Haro es una violonchelista cuyo lenguaje encaja muy bien en el proyecto, me hacía mucha ilusión trabajar con ella y guardarme la posibilidad de trabajar más en el futuro. Andrés Belmonte apareció al final, y fue un acierto pues el sonido del Ney es tremendamente adecuado. Finalmente, Carles Dénia, de quien soy ferviente admiradora («El Paradís de les Paraules» lo he escuchado mil veces). Cuando le llamé y me dijo que sí, que colaboraba… fue un sueño hecho realidad. Estoy muy agradecida a todos.

El disco tiene una presentación muy cuidada, digi pack, con libreto, ilustraciones… ¿Prolongación del mimo con el que se ha llevado a cabo el proyecto?

Efectivamente. Hoy en día parece una locura hacer discos… pero ya que lo haces, ¿cómo no hacerlo lo más precioso posible? Quienes lo compran adquieren una pequeña obra de arte, de colección. Los diseños se los encargué a mi querido amigo Isaías Escudero, gran dibujante y artista. La idea era homenajear a Lorca también desde los dibujos, y esa es la portada, que evoca ese lenguaje más surrealista y simbólico. El resto de diseños, siendo a tinta, están más en el lenguaje de Isaías. Afortunadamente tengo un documental de todo el proceso de creación del disco y también una sesión con él en la que desmenuzamos todas las decisiones tomadas. Pero definitivamente, este cuidado del detalle y sofisticación sutil es parte de mi forma de ser y creo que está presente en todo lo que hago, sea teatro, música…