Papada. Foto: Sonia Díez.

Si llamas Papada a tu grupo ya estás dejando claro que te dan absolutamente igual las personas a las que no les gusten tus canciones, que tú cantas y tocas para la otra gente, para las que sí, para las que son capaces de corear estribillos mantras con entusiasmo, como si fueran a alcanzar la inmortalidad con ello, o para las que bailan de manera introspectiva y extravagante, sea en la soledad de su habitación o en el centro de una pista. A estas alturas del partido, las tonterías para la redes sociales, la vida y la música son otra cosa.

Papada son Lourdes Casany (Polonio, Wallace, Dwomo, Sempere, Els Jóvens, Petit mal, Rick Treffers, El Ser Humano, Bledes), Ana Agustí (Loop, Cajetilla, Wallace, Sempere, Sex Navarro, Paper moon) y Sandra Ferrer (Farmerbirdie, Sancristóbal, Velocista, Polonio, Wallace, Sempere., y colaboraciones con Euro Trash Girl, Llum, Soledad Velez, Néstor Mir), que después de atesorar estos amplios curriculums han decidido «salir de nuestra zona de confort, reírnos de todo, tocar instrumentos que no dominamos y crear en un local de ensayo, dando oportunidad a cualquier idea que surja, a modo un poco de laboratorio. También nos apetecía una banda nuestra, donde no somos coristas solamente o tocamos algun arreglo, de vez en cuando, en canciones ajenas. Queríamos un proyecto propio, colectivo y creativo, sin frontman».

Hoy, en Verlanga, estrenamos su primera canción, Entusiasta, una carta de presentación de menos de tres minutos, una suerte de electrocardiograma en el que el bpm sustituye al latido del corazón, y las pulsaciones crecen a medida que avanza el tema. Las voces asaltan los cielos, con un comando vaporoso y angelical en la mejor tradición soul, armado de sintetizadores. Como Lucius o Koop (a los que citan como influencias, junto a Jane Weaver, Milk & Bone, Beth Gibbons, Natalia Lafourcade, Hot Chip, Mecano, London Grammar, Roisin Murphy o Kiasmos), barnizan el pasado por dentro, no simplemente para que luzca mejor, sino para que suene de manera personal.

Papada barajan la frialdad narcótica de la electrónica con adherentes ritmos funk y el resultado es como un escalofrío caliente, in crescendo, que lanza ondas con toneladas de groove espacial y te mueve todo el cuerpo. Sin ínfulas, pero con personalidad, haciendo de la repetición y del sentido del humor crítico sendas señales para su gps. Además, saben rodearse muy bien, ahí está Jordi Sempere coproduciendo y metiendo guitarras entre otras cosas, y Victoria Studio diseñando y cerrando el círculo con elegancia y precisa definición a la mayor gloria de unas letras con … papada.

Está previso que Papada saquen su primer ep, con cuatro temas, el próximo mes de diciembre. Pero, basta ya de cháchara y vamos con la canción. Dadle al play y a bailar: