La alineación titular de Oldies: Mario, Chema, Pere y Andreu. Foto: Liberto Peiró.
Si para este 2022 necesitábamos buenas noticias, después de un par de años difíciles, la verdad es que no pudo empezar mejor. El día 2, domingo, la legendaria tienda de discos Oldies levantaba la persiana e iniciaba una nueva etapa. Sus antiguos propietarios (Vicente, Pepe, Carmen e Isabel) daban un paso a un lado dispuestos a disfrutar de un descanso más que merecido y cedían el testigo a Mario, Chema, Pere y Andreu.
La esencia del local a la que nuestra educación musical le debe tanto se mantenía. Incluso se adaptaba a los nuevos tiempos (mayor presencia en redes) y se expandía fuera de su espacio (todos los sábados montan puesto de venta en los conciertos de La Pérgola). Prometen más, pero sobre todo seguir vendiendo discos con la misma pasión con la que se ha venido haciendo entre esas cuatro paredes.
De discos, precisamente, hemos hablado con ellos. De sus favoritos. Al menos, el día que contestaron nuestra pregunta. Antes de que entren en materia, los conocemos un poco mejor y nos hablan de su relación con la música:
Mario Ballester Muñoz (1993): «Hace poco veía con mi familia unos vídeos en los que con 6 años bailaba y cantaba exactamente igual que lo hago ahora cuando me subo a un escenario. Esos momentos en los que me dedico única y exclusivamente a la música han sido durante toda mi vida bombonas de oxígeno, y por suerte, Oldies me ha permitido vivir de ellos. Un sueño hecho realidad».
Chema Bordás (1988): «Siempre me ha interesado la colección desde bien pequeño. Empezando por juguetes, pasando por los videojuegos y a día de hoy por los discos de vinilo. También me encanta tocar la batería, y como no: ¡Escuchar música!».
Pere Porcar (1991): «De pequeño toqué el violín, como mi abuelo, y hace unos años fui DJ bajo un pseudónimo que conviene no recordar. Al final, me di cuenta de que lo mío con la música es escucharla, quizás porque es la única cosa que hago bien. Ahora que los antiguos propietarios han confiado en nuestro proyecto, veo que todo lo que hemos ido haciendo durante todos estos años (tocar, pinchar, escuchar…) podemos ponerlo al servicio de muchísima gente, y esto me ilusiona mucho».
Andreu Porcar (1992): «Desde muy joven me ha interesado la música y he tocado la guitarra en varias bandas, pero tuve que irme a vivir fuera por trabajo y lo dejé de lado».
Yankee Hotel Foxtrot (Wilco, 2002)
Mario: Últimamente me han preguntado mucho por mi artista o disco favorito, y es genial, ya que elegir solo uno y mantenerme firme en él es una utopía. Pero hay un grupo que siempre aparece de los primeros en mis pensamientos. Un grupo con el cual tengo una relación más allá de la música, casi familiar. Que me ha acompañado en los mejores y los peores momentos, en el que siempre encuentro refugio. Ese grupo es Wilco.
Ahora, podría elegir cualquiera de los discos que facturaron entre 1996 y 2004 como mi disco favorito. Pero si hay que elegir uno, que sea el YHF. El último disco junto a Jay Bennet y el primero con Glenn Kotche, el disco que definitivamente marca el cambio de rumbo hacia la deconstrucción y la experimentación sonora, el disco con el que cambiaron las reglas del juego de la industria. Sus 11 canciones son brillantes. Reflejan a la perfección la esencia de la banda a nivel musical y contienen algunas de las mejores letras de Jeff. Podría escribir mil líneas hablando de ellas, pero como ya se ha hecho mil veces, simplemente me justificaré diciendo que me parece el disco más Wilco de Wilco.
Feeling Romantic Feeling Tropical Feeling Ill (Micachu, 2014)
Pere: Mis compañeros de la tienda se quejan de que cada día tengo un disco favorito, pero creo que este le hace justicia al título porque, además de ser de mis favoritos, es el que creo que más me sorprendió cuando lo escuché. Conocía a Mica Levi como productora por la música de Tirzah, pero aquí estira el techno hasta hacerlo experimental, y luego estira la experimentación hasta hacerla bailable. Es un viaje de ida y vuelta en el que nunca regresas al mismo sitio del que saliste.
Trout Mask Replica (Captain Beefheart & His Magic Band, 1969)
Andreu: Me pasa muchas veces que la música que más me gusta no me entra la primera vez que la escucho; pero hay artistas, canciones, discos que por algún motivo me resultan atractivos, vuelvo a ellos y al final acaban calando. Trout Mask Replica no lo entendí hasta que lo escuché de pie. Es un disco que se divierte llevando al límite las ideas del rock psicodélico, explorando ritmos y melodías que son fruto de un elaborado ejercicio de intuición.
The Ionic Spell (Standstill, 2001)
Chema: Siempre he buscado en la música sonidos emotivos, sinceros, crudos y reales. Voces desgarradas y baterías sofisticadas. Aún recuerdo el día en que compré este disco, y hasta hoy, las veces que lo he escuchado me parecen pocas. Este fue el segundo trabajo de estudio de esta gran banda nacional del que poco se conoce, ya que luego fueron evolucionando con cada disco nuevo. Un profundo viaje al post-hardcore de principios del 2000. El inicio de un todo en nuestra península que traspasó las fronteras.
