Borja González-Ayllón (València, 1981) es «promotor y manager de conciertos pequeñitos. Baterista para cócteles. Fundador de La Vitti Bar. CEO en Bob Lazy. Jim Morrison en The Risin´Doors. Co-Fundador en Los Premios. Profesor de batería en la Rock School (RSV). Estrella del rock en la reserva. Interiorista. Albañil. Modelo, cantante y actriz».

Ahora también es Director General en Marino Jazz, el local que el grupo Mercabanyal ha abierto en Eugenia Viñas, 223, «un viejo mirador de barcos reconvertido en un pub con música en directo que reconstruye la atmósfera cosmopolita y cinematográfica de los clubs de jazz de los años cincuenta, que abre de jueves a domingo a partir de las 19:30 horas, y programa conciertos vespertinos y sesiones de pinchadiscos con vinilos», según informan en nota de prensa.

¿Cuál es el primer recuerdo musical que tienes?

Esta no es una pregunta para contestar al tuntún porque, en mi opinión, el primer recuerdo musical implica neurológicamente una conexión emocional muy misteriosa y definitoria de la personalidad. Mi respuesta es lo más snob que te pueden echar a la cara. Agárrate. Primer recuerdo musical: Prólogo para West Side Story de Leonard Bernstein. ¡PAM!

Ése plano aéreo de las canchas de baloncesto en el West Village de NYC con unos pandilleros chasqueando los dedos. Recuerdo estar en la guardería con mi amiguito de turno en el momento en que nuestras madres nos recogían y surgía el plan recurrente de juntarse en una casa a tomar el té mientras los niños jugaban. Recuerdo proponer el plan de que Tino, así se llamaba mi amiguito, viniera a casa a ver West Side Story. Recuerdo verla muchas veces, de forma casi compulsiva. Recuerdo darle al pause y acercarme a la pantalla en el momento del baile en el gimnasio en que a la chica de vestido naranja se le levantaba la falda haciendo una pirueta en primer plano.

Esta obra es una obsesión. La he visto hasta 4 veces en teatro; dos de ellas en Broadway. Cuando se abre el telón y suenan los primeros compases, siempre lloro de la emoción. No tiene ninguna explicación más allá de que posiblemente en ella se destilen tres de mis grandes pasiones. El espectáculo como un Todo, la ciudad de Nueva York y el amor «secspiriano». Que no es poco.

¿Cuál fue el primer disco que te compraste?

In Utero, Nirvana (1993). Otro gran recuerdo. Salir del VIPS, cd en ristre, coger el 79, poner «Serve The Servants» en el discman, leer la letra en el libreto y tener la certeza de por qué iba a llegar tarde a clase al día siguiente.

¿Qué importancia tiene y ha tenido la música en tu vida y en tu día a día?

Toda. Demasiada. «Tot el día amb la musiqueta», que deia la meva iaia. No me he dedicado a otra cosa. La música tiene que estar. Es decir, si abriera un ultramarinos, le instalaría un escenario y un foco. Si el técnico del gas viene a casa a arreglar el termo, le pregunto si le apetece escuchar algo mientras trabaja. Mi gran romance actual con la música es el algoritmo de Spotify: un robot que me cuida y me conoce mejor que yo mismo. Pero la música puede ser también un laberinto infernal, como cuando se convierte en el arte de cuadrar agendas. La gran búsqueda es el silencio total. «No rompas el silencio si no es para mejorarlo». Esto lo dijo, L.W. Beethoven, un colega.

¿Qué estás escuchando ahora?

Estas son mis 10 canciones más escuchadas en 2022 por orden de reproducciones, según mi robot. Soy el primer sorprendido.

1- Next Time Might Be Your Time (“Blue” Genne Tyranny)

2- Bismillahi´Rrahmani´Rahim (Harold Budd)

3- Dry The Rain (The Beta Band)

4- U.F.O. (Jim Sullivan)

5- Together (Matthew Halsall)

6- Duchess (Scott Walker)

7- Terpsichore (Michael Praetorius)

8- Little Girl In Bloom (Thin Lizzy)

9- This Guy’s In Love With You (Herb Alpert & The Tijuana Brass)

10- Late October (Harold Budd, Brian Eno)