Damien Lott. Foto: Pablo Carrión Casero.

Muchos, demasiados, una docena. Son los años que han pasado entre el primer disco de Damien Lott (Carlos Soler Otte) y el segundo. De un debut homónimo en un sello que ya no existe y cuando Verlanga no había nacido aún a este Viaje hacia dentro publicado en formato digital y que el propio autor nos desgrana tema a tema.

El pop vuelve a ser el universo sobre el que pivotan las canciones del álbum, pero como era de esperar en un sentido amplio y personal del tema, con mimo y minuciosidad, con la tranquilidad y fiabilidad de un artesano. Un disco con un título nada gratuito como se puede comprobar a continuación.

1- Epifanía

Recuerdo que una tarde, yendo a hacer la compra, me vino la melodía del estribillo, así sin más. Me gustó que parecía una melodía antigua, como de canto gregoriano. Es una melodía larga, y si la vas canturreando, serpentea y pronto no sabes dónde empieza y dónde acaba. Así que esa melodía misma se autoprodujo en una especie de canon gregoriano, solemne. Pensaba que debía sonar a entrar en una catedral, donde suena una campana y brilla el sol por la vidriera y tienes una revelación.

La revelación también la tenía por esos días: a veces es simplemente más cómodo quejarse y lamentarse que tomar una decisión y hacer algo por cambiar lo que no nos gusta. El momento en el que dices: basta, es suficiente; y tomas una decisión y te haces cargo y de repente todo cambia y ya no estás quejándote sino que estás al mando. Esa era mi epifanía.

Musicalmente, la estrofa se parece mucho a la línea de bajo de «Heroes» de David Bowie, pero cantada. Y en el estribillo… robé un recurso que escuché en un tema de los Beach Boys, «Don´t Worry Baby»… Cada vez que llega un estribillo la canción sube un tono, hay como un efecto ascensor que sube de golpe. Eso me gustó y me pareció que iba en la línea de tener una revelación súbita.

2- Inmejorable, pero

Con esta canción me pasó algo curioso. Pasé una mala época en la que durante todo un año tomé un somnífero para dormir: Stillnox. Stilnox es un hipnótico y es peligroso porque si no te duermes pronto, tu mente se apaga pero tu cuerpo no, es decir, te vuelves sonámbulo. Pues entre otros sucesos, un dia me desperté delante del ordenador y había hecho durante la noche algo que no recordaba. Es toda la parte media de esta canción. Los filtros, toda la locura que suena, los efectos que entran y salen. No recuerdo haberlos hecho ni por qué, los hice dormido. A la mañana siguiente me sorprendieron a mí mismo y pensé: así se queda.

3- Viaje hacia dentro

Es un riff de guitarra de dedos rápidos que llevo tocando toda mi vida, no recuerdo ni cuando lo hice. En algún momento supongo que intenté tocar «Baba O’Riley» con la guitarra y derivó en algo así. Lo grabé con una acústica y una eléctrica de 12 cuerdas para hacerlo más folk y que no sonase a Van Halen + Whitesnake. La letra es una canción de gratitud y reconocimiento, de repente un día una persona te hace mirar hacia dentro y se abre un paisaje, y eso es esta canción.

4- Diciembre

Grabé esta canción en mi casa, canté grave y muy suave porque es muy desagradable que los vecinos te oigan gritando YO QUIERO ESTAR A TU LADO, AUNQUE REVIENTE. Lo hice con la promesa futura de regrabarla un día en condiciones. Luego vi que el tono grave funcionaba con el ambiente oscuro de la canción, y de nuevo, así lo dejé. Mención especial para la batería de Ben.

5- Pasajeros

Uff. Hay mucho drama en esta canción. Cuando la hice estaba en un momento bastante crítico, y por dentro estaba digamos en la UCI. De ese momento, musicalmente salió esta canción.

Al comienzo estaba inseguro porque la letra se autoexplica y no hay metáforas y tampoco hay acordes inteligentes ni compases raros. Grabé la voz una noche en dos tomas, yo estaba para poca broma y ni siquiera las escuché. Cuando lo hice, vi que estaba mal ajustado, en la parte final canto muy fuerte, y la onda estaba rota. Por otro lado pensé que así estaba yo también y que tenía sentido. Me pareció que eso era de verdad y así lo dejé.

6, 7- Palo zanahoria II y I

Esta es mi canción favorita, quizá por ser la más reciente. Hice esta canción del tirón una noche, jugando con un pedal armonizador en la guitarra, me saltó la chispa creativa y entré en modo loco. Igual hice las dos canciones en 15 minutos. Hice escritura automática, todo lo que se me pasó por la cabeza lo toqué seguido, sin filtros, lo grabé en un audio en el teléfono y tal cual en ese audio, construí la canción.

Después vi que era una estructura demasiado bestia para meterla en una sola canción así que la separé en dos. La letra también es escritura automática, vino durante esa noche. Apunté todo lo que me salía desde el corazón («DUELE COMO SATANÁS.)» y también sin filtros, lo cual implica el riesgo de incluir partes delirantes («…extinción de todas las formas de vida que no sean tú salvo los niños, y los niños de esos niños, y las parejas de esos ya no tan niños, y sus…»)

8- Horrible y maravilloso

Es una canción directa y sencilla como no las acostumbro a hacer. Tiene literalmente dos acordes, y la letra también va directa sin metáforas. Horrible y maravilloso es una expresión que copié a mi amigo Pesaka y es oportuna para describir cualquier cosa que necesite una descripción.

9- Sin palabras

Hice esta canción casi a la vez que «Pasajeros», la escribí en el balcón de mi casa, tocando un riff de dedos rápidos como manera de canalizar la ansiedad. Tocar algo muy rápido ayuda con eso. En mi cabeza esta canción sonaba a ir corriendo en la noche, asomarse tras un árbol y ver una gran hoguera entorno a la cual hay 10 personas girando que resultan ser todas yo mismo y están(mos) cantando un mantra mientras arde alguien en el centro de la hoguera que sucede que también soy yo mismo.

10- Un poco de paz

Es otra canción desfibrilador. Habla de ese momento en el cual la gente te aconseja qué es lo que tienes que hacer y cómo, pero en el fondo tú no quieres una solución, ni pasar página, ni tener un poco de paz, tú eres adicto adicto a tu drama, lo necesitas y no vas a soltarlo así como así.

11- Bienvenida

Si has llegado hasta aquí entiendo que estás interesado en lo que cuento, cosa que me extraña pero ilusiona. «Bienvenida» es una de mis favoritas, la hice hace mucho, unos diez años. Es una canción onírica. Soñé que volvía mi padre y yo volvía a sentirme en casa. En la canción lo cambié a un personaje femenino porque si cantaba a él, resulta que me dolía y no podía disfrutar mi propia canción.

Musicalmente es una melodía bossanova, los brasileños tienen una tradición de melodías increíbles y buscaba algo así. Tengo también cierta obsesión con no aburrir con mis canciones así que buscando cómo sintetizar al máximo, pensé que un tiempo de cada 8 era prescindible, por eso la canción está sobre un compás de 7, impar.

Para el estribillo, en busca de la melodía más onírica que yo pudiese concebir, recordé la sintonía de Planeta Imaginario, la serie de animación que hacían en los 80. Hay algo generacional en esa melodía que me remueve y digamos que la plagié un poco para el estribillo de mi canción.