Lo antiguo es mejor y más divertido dicen los excelsos Hermanos Pizarro, de Melodías Pizarras de Radio 3. Y a medida que se cumplen años se abraza esa frase con retranca y elegancia, y sin necesidad de desdeñar por ello lo contemporáneo. Por ejemplo, al entrar en Coloniales Huerta, otrora ultramarinos Tomás Huerta y ahora tienda gourmet y restaurante del Grupo La Sucursal. Abierto en 1916, aún perdura en la atmósfera el espíritu de aquella época, sin tener que recurrir a la impostura.
Ese halo de autenticidad se mantiene en su cocina. Aquí no hay marketing para que sus platos recuerden sabores añejos (a veces tanto que ni siquiera los probamos) o a la comida de la abuela. Aquí hay buen producto y manos que lo saben mimar. Amabilidad y atención para con el comensal y su paladar. El carpaccio de berenjena con tartar de tomate y aceite de albahaca haciendo una jam magistral con los piñones y las láminas de parmesano. O una fritura de boquerones con el rebozado en su punto y sabroso, muy sabroso, en sus abrazos con la mahonesa cítrica. O un arroz meloso al que el pollo campero y las alchachofas que le acompañan acaban quitándole protagonismo desde la discreción propia de los mejores actores secundarios. Los postres dulces, como deben de ser, y dejando con ganas de más. En definitiva, en Coloniales Huerta se come muy bien. Y encima abren los lunes.
Coloniales Huerta está en la C/ Maestro Gozalbo, 13, de València.